A veces, en una crisis prolongada, llega un momento en el que las interrogantes fundamentales se hacen más claras.
La crisis española está haciendo precisamente eso. Los costos de endeudamiento de Madrid a un 7,5% no son sostenibles. En algún momento, probablemente durante el otoño, el país necesitará un rescate completo. No será inmediatamente. El país cuenta con unos US$48.000 millones para sobrevivir a corto plazo.
Se espera que cuando esté totalmente activo, tendrá disponibles US$776.428 millones. Un rescate español necesitaría alrededor de US$553.500 millones. Un rescate italiano podría requerir más de US$1.087.000 millones. La mayoría de funcionarios dudan que haya los recursos para salvar a Italia y España juntas.Si llega un rescate, la atención se enfocará en los fondos de rescate de la eurozona. Actualmente, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) tiene unos US$388.214 millones de reserva. Eso será reemplazado por un fondo permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), probablemente en septiembre.
Y eso nos lleva a Alemania. A lo largo de esta crisis, se ha presionado a Alemania para hacer más para salvar al euro: estar de acuerdo con los bonos europeos comunes, conocidos informalmente como eurobonos, y estar de acuerdo con un proyecto conjunto de depósito de garantía.
Todo eso requiere que Alemania incremente sus pasivos. De hecho, una suposición común es que los contribuyentes alemanes deben hacer más para ayudar a los países más débiles en la eurozona.
El cajero de la eurozona
Pero entonces, de la noche a la mañana, la agencia de calificación de riesgo Moody's plantea una cuestión inquietante.
Rebaja las perspectivas para Alemania (y de paso para Holanda y Luxemburgo) de estables a negativas. Una de las razones argumentadas es la carga financiera adicional que pudiera involucrar el respaldo a Italia y España.
Es una advertencia de que incluso una economía estelar como Alemania no puede soportar el peso de las deudas de la eurozona.
El gobierno alemán estaba molesto por la evaluación y reafirmó la fortaleza de la economía nacional. Pero al final, no se pueden ocultar los riesgos de que Alemania se convierta en cajero de la eurozona.
Moody's citó una segunda razón para su perspectiva para Alemania: el riesgo de que Grecia pueda abandonar la eurozona.
Los prestamistas internacionales -la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo- están de vuelta en Atenas para evaluar si Grecia ha hecho lo suficiente para cumplir con las condiciones del rescate y si califica a un nuevo tramo de financiación en septiembre.
Sólo obtendrá los próximos US$37.476 si logra un reporte favorable. Pero eso está por ver. Los ingresos fiscales no están logrando sus objetivos, ni el programa de privatización. Y Grecia está atrasada en la reducción del personal en los servicios públicos.
Algunos políticos alemanes están expresando dudas de que Grecia pueda mantenerse en la eurozona. Así que nos enfrentaremos a un dilema muy familiar.
Hay un argumento para obligar a Grecia a salir si se juzga que no ha cumplido con sus objetivos. Pero es de esperar que los funcionarios europeos subrayen los riesgos y peligros de semejante opción.
Y al final, probablemente el temor convenza a la canciller Angela Merkel de seguir con Grecia; pero Italia y España podrían plantear un dilema mucho más difícil.
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