Abdulbaset Seida, líder del principal órgano opositor, ve «imposible» entablar un diálogo con el régimen y asegura que el pueblo sirio «está dispuesto a deshacerse» de Al Assad «a cualquier precio»
Día 04/09/2012 - 11.23h
El presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el kurdo Abdulbaset Seida, insiste en la necesidad de que la comunidad internacional establezca una zona de exclusión aérea para detener la sangrienta represión del Gobierno sirio. Seida, de 56 años y residente en Suecia, visitó Madrid, donde se reunió con el ministro español de Exteriores,José Manuel García-Margallo. Presidente desde junio del principal órgano de la oposición a Bashar al Assad, asegura que los rebeldes controlan ya el 70% del territorio y cree que Siria ha llegado a un «punto de no retorno».
Margallo, que anunció que el Gobierno español desbloqueará próximamente un millón de euros -en marzo ya aportó 400.000 euros- de un fondo de emergencia de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Aecid) que se entregará, a través de la ONU, a varios organizaciones humanitarias presentes en Siria, aseguró que Assad «no puede seguir ni un minuto más» y que «todas las opciones están encima de la mesa». En rueda de prensa conjunta en la Casa Árabe, Seida definió como «multiconfesional», «multiétnica» y «sin miedo» la Siria que aspira a crear el CNS, fruto de una «transición no traumática» y de un «diálogo nacional» entre los opositores.
—Tras casi 18 meses de lucha y ante la aparente superioridad militar del régimen, ¿a qué apela la oposición para detener el baño de sangre?
—Nosotros pedimos a la comunidad internacional que establezca tanto una zona de exclusión aérea, para poder proteger a los civiles, como áreas de seguridad donde la población que ahora no puede huir a países vecinos pueda protegerse de los bombardeos. Esto ayudaría a que los miembros del llamado Ejército Libre Sirio hagan su trabajo sobre el terreno de una manera más contundente y eficaz.
—¿Qué alternativas contemplan a la vía diplomática, que hasta ahora parece no haber dado resultados?
—La revolución siria se inició de manera pacífica. Fue el régimen el que comenzó a matar y a bombardear las ciudades. Las deserciones y la creación del Ejército Libre Sirio provocaron una nueva situación, en la que la revolución tomó una vertiente militar. Ante el fracaso de las iniciativas diplomáticas, vemos únicamente dos salidas: o bien armar al ELS para que pueda defenderse de los ataques gubernamentales, o bien que se lleve a cabo una intervención militar bajo el mandato de la ONU y obligar así al régimen a detener la matanza de civiles.
—¿Cuál es la relación con los combatientes en territorio sirio? ¿Apoyan los soldados del Ejército Sirio Libre (ELS) la acción de la oposición en el exilio?
—El CNS se formó como resultado de conversaciones entre movimientos juveniles, fuerzas políticas y representantes de los llamados Comités de Coordinación Local (red de activistas que se encargan de convocar y preparar las manifestaciones contra el régimen). Representa a toda la sociedad siria. A kurdos, musulmanes, cristianos, alauíes, drusos, y también a partidarios de distintas opciones políticas, como los Hermanos Musulmanes, los liberales o grupos laicos. Todos están representados en el Consejo. Hablar de una oposición externa que desconoce o no representa a los protagonistas del conflicto es algo impreciso.
—España ha instado al CNS a ser «más abierto» e «inclusivo», ante las divisiones entre distintos grupos. ¿Qué pasos están dando en esta dirección?
—Este es un proyecto nacional, abierto a todo el mundo. Estamos dialogando y estamos dispuestos a que otras fuerzas puedan participar. No tenemos problemas con ninguna facción. Lo que queremos es concentrarnos en lograr la caída del régimen. Ya dijimos en Moscú que Assad es el que mata a los sirios y tiene que marcharse. Después, no tendremos ningún problema en discutir lo que sea. Por supuesto que reconocemos nuestros errores y carencias, no es una situación normal en la que trabajamos, se trata de circunstancias extraordinarias, muy complejas. Habrá fuerzas que no quieran adherirse al CNS. Intentaremos coordinarnos con ellas y dialogar de cara a la etapa post-Assad.
—¿Es consciente Al Assad de su falta de apoyos? ¿Cuánto más cree que puede seguir al frente del país?
—Assad ha perdido su legimitidad, pero cuenta con la ayuda de Rusia y de Irán para mantenerse en el poder. Moscú insiste en que se dialogue con el régimen, pero esto es imposible, como ha dicho a la BBC el nuevo enviado especial, Lakhdar Brahimi (aseguró a la cadena británica que su misión es «prácticamente imposible»). El bloqueo en el Consejo de Seguridad frena la vía diplomática. Pero el pueblo sirio ha llegado a un punto de no retorno y está dispuesto a deshacerse de este régimen a cualquier precio.
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