jueves, 19 de abril de 2012

LA 'NUEVA' SEGURIDAD EN LOS ASENTAMIENTOS





Los colonos israelíes de la Cisjordania ocupada se han puesto al frente de su propia seguridad. Mediante cursos de armas y autodefensa pretenden protegerse de cualquier tipo de amenazas, entre las que podría encontrarse el mismo Ejército nacional.

David Silverman/Getty Images

El Consejo de Colonos Judíos en Judea y Samaria (más conocido por su acrónimo hebreo, Yesha) acaba de conmemorar el primer aniversario de la masacre del asentamiento de Itamar, situado en el norte de Cisjordania. Hace poco más de un año, dos jóvenes palestinos del pueblo adyacente de Awarta lograron saltar la valla de seguridad durante una noche cerrada de marzo sin ser detectados y entraron en uno de los chalés para asesinar despiadadamente a sus ocupantes. Udi y Ruti Fogel y tres de sus seis hijos –de entre 3 meses y 11 años de edad– fueron brutalmente asesinados por estos jóvenes palestinos que, según declararon en el subsiguiente juicio, se infiltraron para robar armas.
Debido a este horrendo crimen ocurrido en Itamar, los colonos israelíes que viven en los asentamientos ubicados en la Cisjordania ocupada (que según el movimiento Shalom Ajsav superan ya los 300.000, a los que se añaden otros 200.000 en Jerusalén Oriental, excediendo ya el medio millón de colonizaciones) se han dado cuenta de un problema: a pesar de la firme actuación que las Fuerzas de Seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desarrollan de forma sostenida desde 2008 en colaboración con el Ejército israelí (Tsahal) para prevenir actos de violencia contra israelíes –independientemente de su condición de ciudadanos, soldados o colonos– las limitaciones jurisdiccionales que les imponen los Acuerdos de Oslo son completamente ineficaces en las zonas rurales.
Según el marco legal vigente, las Fuerzas de Seguridad de la ANP solamente pueden actuar en las zonas A (ciudades autónomas). Necesitan del consentimiento expreso del Tsahal a través de las Oficinas de Coordinación del Distrito (DCO, en sus siglas en inglés) para poder hacer lo propio en las zonas B, o sea, las colindantes con las ciudades, donde la autoridad civil es ejercida por la ANP pero la seguridad sigue recayendo en manos de Israel. Sin embargo, sólo en casos muy excepcionales reciben el permiso para actuar en las zonas C, las áreas rurales que suponen el 60% de Cisjordania y que es donde están ubicados los alrededor de 150 asentamientos legales y 100 outposts ilegales (la legislación israelí discierne entre unos y otros, aunque todos sean ilegales desde el punto de vista del Derecho Internacional Público).

Campos de entrenamiento
Esta falta de jurisdicción y de medios –que no de celo policial por parte de la ANP, según demuestran las estadísticas durante estos últimos 3 a 4 años– y la incapacidad del Tsahal de estar presente junto a todos y cada uno de los asentamientos y outposts, dada la multiplicidad de frentes abiertos que mantiene Israel en sus fronteras y allende de éstas, han hecho que los colonos hayan decidido hacerse con las riendas de su propia seguridad. Así las cosas, durante este último año el Yesha ha puesto en marcha toda una red de cursos de tiro y de artes marciales para que los colonos puedan hacer frente a cualquier tipo de amenaza similar a la que acabó con la vida de la familia Fogel.
Estos cursos de tiro y de defensa personal son impartidos por efectivos de la unidad contraterrorista de la Policía, el Yamam. Dada la experiencia militar de la gran mayoría de ellos (el servicio militar resulta obligatorio durante tres años para los hombres y dos para las mujeres), estos entrenamientos vienen a refrescar sus habilidades en el tiro contra dianas retráctiles y a perfeccionar el uso de algunas armas de reciente introducción como, por ejemplo, el fusil-ametrallador Tabor, que ha venido a sustituir al tradicional M-16.
      
La Yesha no quiere que las autoridades israelíes sepan cuál es el armamento del que disponen, por si lo necesitaría para intentar evitar una futura 'desconexión'
      
También hacen cursos de Krav Magá, el arte marcial inventado por la resistencia judía en la Francia ocupada por la Alemania nazi, que fue luego desarrollado por los militares franceses y perfeccionado por los israelíes. Una técnica que hoy en día se enseña por todo el mundo y que se concentra en atacar los órganos más vulnerables del cuerpo, haciendo el mayor daño posible con el menor número de golpes. Igualmente, realizan cursos de conducción evasiva, entre los que se incluyen aprender a disparar desde un vehículo en marcha.
De momento, el Yesha se niega a hacer público el número de armas de fuego, munición y explosivos que acumulan en sus arsenales particulares. Los colonos, que en muchas ocasiones han mantenido enfrentamientos verbales y físicos con el propio Ejército, no quieren que las autoridades sepan cuál es el armamento del que disponen, para el hipotético caso de que tuvieran que atrincherarse para intentar evitar una futura desconexión, como la que tuvo lugar durante el verano de 2005, cuando Israel desmanteló todos sus asentamientos y bases militares en la Franja de Gaza.

El futuro de las colonias
Desde el momento en que accedieron tras arduas negociaciones con el Gobierno del entonces primer ministro Ariel Sharon a evacuar los asentamientos de la Franja de Gaza de forma pacífica, el movimiento de colonos advirtió que nunca aceptaría hacer algo similar en Cisjordania. Este territorio tiene para ellos un valor histórico-sentimental mucho mayor (las bíblicas Judea y Samaria), así como económico-estratégico, pues alberga grandes acuíferos subterráneos y campos de cultivo, proporciona suelo barato para dar salida al problema de la carestía de la vivienda en Israel y presenta una línea de defensa ante un hipotético ataque terrestre por parte de un Ejército enemigo desde Jordania (aunque tras la caída de Sadam Hussein esta posibilidad resulte remota).
Según el marco legal de Oslo, la cuestión de los asentamientos forma parte del llamado Estatuto Definitivo y tendrá que ser resulta mediante las negociaciones bilaterales entre las partes. Pero éstas se encuentran paralizadas desde finales de septiembre de 2010, precisamente debido al desacuerdo existente respecto del futuro de los asentamientos. La ANP estaría aparentemente dispuesta a aceptar que Israel se anexione los grandes bloques de Ariel (tercio norte de Cisjordania), Gush Etzion y Betar Illit (tercio sur), así como los de Givat Ze´ev y Pisgat Ze´ev (zona central, junto a Jerusalén). Pero no parece estar dispuesta a aceptar la anexión de otros asentamientos importantes colindantes con sus ciudades autónomas como Bet El (junto a Ramala) o Kiryat Arba (al lado de Hebrón), ni tampoco aquellos construidos junto a la Carretera 60, como por ejemplo Ofra, Eli y Shilo, o el bloque de Ma´ale Adumim, que secciona Cisjordania a la altura del Mar Muerto.
Está también por ver qué pasará con el otro centenar de outposts ilegales, a los que los colonos se aferran con la esperanza de poder sacrificarlos el día de mañana, a cambio de poder mantener los asentamientos. Según la Hoja de Ruta impulsada por el Cuarteto (directorio para la paz en Oriente Medio formado por Naciones Unidas, EE UU, la UE y Rusia) y aprobada por las partes en la primavera de 2003, todos los outposts –que se podría definir como embriones de futuros asentamientos, consistentes en una serie de casas prefabricadas o caravanas, con su correspondiente pozo de agua y enganche a la red eléctrica israelí, así como verja perimetral de seguridad– que se instalaron después de febrero de 2001, deberían ser desmantelados inexorablemente. Pero el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha permitido que aumenten tanto en número como en extensión.
Si dentro de un par de años hubiera finalmente acuerdo para la creación de un Estado Palestino (la ventana de oportunidad se va cerrando gradualmente, comenzando ya a peligrar las solución de dos Estados) podremos comprobar si Israel está dispuesto a evacuarlos. Y si lo estuviera, todo apunta a que dado el alto nivel de adoctrinamiento, entrenamiento y armamento de algunos grupos de colonos radicales, es probable que algunos de ellos se atrincheren evocando el mito histórico de Masada (la Numancia israelí) para defenderlos hasta, incluso, la muerte.

TURQUÍA RECONQUISTA LOS PAÍSES ÁRABES CON CULEBRONES



12 de abril de 2012

Cuando empuñar el mando a distancia se convierte en una tarea revolucionaria.

Mahmoud Zayat/AFP/Getty Images
Un comerciante libanés vende camisetas con las fotos de los protagonistas de la telenovela turca Gümüs (Noor) en la ciudad de Saida, Líbano.

El culebrón en Turquía se ha convertido en un bastión más de su política exterior.  En uno indispensable e innovador, llamado a cambiar usos y costumbres allende de sus fronteras. Y es que gracias a los dramas manufacturados en Turquía, un verdadero asedio cultural está teniendo lugar en otros países, sobre todo árabes. En lo que va de este año más de 100 teleseries están siendo seguidas en más de veinte países, sobre todo de mayoría musulmana.
Supone unos ingresos por más de sesenta millones de dólares (unos 45 millones de euros). En un país creado a sangre y fuego por militares, ha nacido una nueva industria que tiene como materia prima los sentimientos. Y como objetivo, también, el cambio político.  
Esto se traduce, por ejemplo, en miles de turistas árabes en las calles de Estambul que desde hace varios años buscan conocer de primera mano la ciudad que ya perciben y sienten desde el sillón de casa. O en once horas ininterrumpidas del serial Mühtesem Yüzyil (Siglo magnífico) emitidas en Rusia en un solo día, el uno de abril. O que en Sudán una peluquería ofrezca en exclusiva los estilos de las estrellas de la pantalla turca. O en el que hace ya unos años varios huérfanos sorprendieran al ex primer ministro libanés Sad el Hariri. Les había preguntado qué deseaban por Ramadán y ellos, sinceros como niños,  respondieron que el conocer a la protagonista principal de la telenovela turcaGümüs (Silver o Noor).
Y es que lo que antaño necesitaba de una invasión en toda regla para cambiar usos y costumbres, ahora viene de la mano del aparato a distancia. El episodio final de la serie Gümüs fue seguido en 2008 por unos 85 millones de espectadores desde Marruecos hasta Bahréin.
Este culebrón retrata una tortuosa, pero también esperanzadora historia de amor y separación entre dos personas situada en una villa de lujo con vistas al Bósforo; nada espectacular. Sin embargo, convertía algo tan aparentemente frívolo como seguir una telenovela en una tarea revolucionaria Debido a su empuje, el gran muftí de Arabia Saudí, Sheikh A. Aziz Al-Ascheikh, la llegó a prohibir a través de una fatua. A su juicio, este tipo de series “estarán preparadas por especialistas en el crimen y el error, por personas que invitan a hombres y a mujeres al infierno”.
Sobre todo el muftí estaba escandalizado por la forma en la que trata el protagonista principal a su novia y luego esposa: con paciencia y dedicación, cariño y respeto. Es decir: de igual a igual. Y en lugares como Arabia Saudí eso es algo que no se estila. Quizás por ello tan solo en este país de tres a cuatro millones de espectadores seguían la serie. En ella se bebe alcohol, tiene lugar sexo prematrimonial y hasta un aborto.  
Otra serie turca que ha desatado un escándalo al ser también considerada un factor político esMühtesem Yüzyil (El siglo grandioso), una telenovela que recrea el pasado imperial otomano. Según varios medios turcos, el primer ministro ruso Vladímir Putin habría favorecido un veto a la serie y el Kremlin se habría mostrado disgustado por su emisión al considerarla una interferencia política por parte de una potencia emergente. Solo una campaña de apoyo por parte de espectadores rusos la habría salvado.
El diario Gulf News, un rotativo de los Emiratos Árabes, ha puesto cifras a finales de marzo a tamaño impacto cultural. Si antaño, hace apenas varios años, una hora de drama turco salía a apenas unos 600 o 700 dólares, ahora los precios se han disparado hasta llegar a los 40.000 para las productoras. 
La razón del éxito lo asocia el célebre ministro de Exteriores Ahmet Davutoglu con “la afinidad psicológica” que existe en países de influencia otomana. De esta empatía no parece contagiarse empero Israel, Estado a la sazón inexistente en tiempos imperiales. El mismo Davutoglu pudo acaso percatarse de ello -de la escasa afinidad entre ambos países- cuando una polémica de escala internacional saltó con la emisión en octubre de 2009 en la televisión estatal turca TRT del primer capítulo de la serie Ayrilik (Separación) en el que se mostraba un bebé muerto de forma sádica por un soldado israelí. Asimismo una niña inocente también era asesinada a sangre fría. Las escenas hicieron llamar a consultas a la representante de la Embajada turca en Israel.
A finales de mayo de 2010 llegaría el detonante de la mayor crisis entre ambos países: el asalto del célebre navío Mavi Marmara por parte de comandos israelíes que mataron a nueve tripulantes turcos. Entonces, el serial Kurtlar Vadisi (Valle de Lobos) -que ya, convertido en película, había desatado las críticas en Israel porque el personaje judío era un médico sádico que enviaba órganos de personas asesinadas a sangre fría a las principales ciudades de población judía en el mundo- decidió tomar el relevo.
Ya de hecho la versión televisiva de la serie desató una crisis diplomática entre Turquía e Israel meses antes del Mavi Marmara. Sobre todo causó sensación la escena en la que el héroe de la serie, una especie de James Bond turco llamado Polat Alemdar, tiñe de sangre la estrella de David en un consulado israelí al reventar el cerebro de un enemigo con un disparo certero. A raíz de aquella imagen, el embajador turco en Israel, Ahmet O. Celikko, fue llamado a consultas en enero de 2010 y humillado al ser sentado frente a las cámaras en una silla de altura manifiestamente inferior que la del representante de Exteriores israelí.
Después del Mavi Marmara, una segunda película de este serial fue llamada, de nombre programático,Filistin. En ella, la segunda película turca más cara de la historia con diez millones de dólares en costes, Polat se lanza a la búsqueda de la persona al mando de la operación contra el Mavi Marmara, un sanguinario alto mando militar israelí. En pantalla, imágenes de las fuerzas de seguridad israelíes disparando a quemarropa y por la espalda a hombres maniatados que intentan huir. Otro escándalo.
Ahora, la nueva ola de seriales está ambientada en los tiempos otomanos después del gran éxito deMühtesem Yüzyil (Magnífico Siglo), ambientada en el siglo XVI, el de mayor esplendor otomano gracias al sultán Suleimán I, el Magnífico.
Tanto éxito ha tenido esta serie que ha preconcebido a la película más cara y más taquillera de la historia turca: Fetih (Conquista) 1453 con 17 millones de dólares invertidos y más de seis millones de espectadores, por ahora. En ella los turcos vuelven a conquistar Constantinopla. La recreación del descabezamiento del imperio bizantino eclosiona curiosamente en 2012, un momento político y cultural en Turquía lleno de referencias otomanas  
Ahora, el empuje de la otomanía ha impulsado incluso a que la célebre sultana del cine turco, la actriz y auténtica leyenda viva Türkan Soray, vuelva de nuevo a las pantallas caseras. Haciendo precisamente -y no solo de forma metafórica- de sultana. La serie, estrenada en marzo, lleva por título Bir zamanlar. Osmanli Kiyam (Érase una vez. La rebelión otomana) y recrea el siglo XVIII con el sultanato de Ahmet III. De nuevo, con su publicitado estreno, mirar un culebrón se transformaba en muchos hogares turcos en una experiencia de alto voltaje subversivo porque el amor y la pasión son fuerzas capaces de desencajar el eje del mundo. También económica y políticamente.

China vs. India, el nuevo Gran Juego geopolítico



India muestra el lanzamiento de su misil de largo alcance como un rotundo éxito de su poderío militar. Esto sucede apenas unos meses después de conocerse la intención de Pekín de disponer de instalaciones para cargar combustible en las Islas Seychelles. Lo que en Nueva Delhi se leyó como "China abrirá su primera base militar en el Océano Índico", tal cual lo expresaba el titular de un matutino indio.
Estos se podrían considerar los últimos chispazos de una relación tensa y complicada, sobre todo teniendo en cuenta que ambos países disputaron una guerra en 1962. Pero es a la vez una relación inevitable, dado que comparten casi 4.000 kilómetros de frontera.
El corresponsal de la BBC en el sur de Asia, Andrew North, definió este escenario como un nuevo Gran Juego. Este término se acuñó para describir la lucha por la influencia en Asia Central entre Rusia y el Imperio Británico en el siglo XIX.
"India no debe sobreestimar su fuerza. Aun si tiene misiles que podrían llegar a muchas partes de China, eso no significa que ganará algo con ser arrogante durante las disputas con China. India debería tener claro que el poder nuclear de China es más fuerte y más confiable. En tiempos venideros, India no tendrá nada que hacer en una carrera armamentística con China."
Fragmento del editorial del Global Times, periódico propiedad del Partido Comunista de China
Hoy, descolonización mediante, cambian los jugadores, pero no el objetivo. Los movimientos de las piezas son discretos. Así se entiende por qué los rusos en lugar de Gran Juego usaban la expresión Torneo en las Sombras.
En el discurso de ambas partes se puede percibir que nadie muestra naipes con figuras agresivas, en forma abierta y directa. El ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, salió a calmar la preocupación india sobre la supuesta base aclarando que no había de qué preocuparse porque era sólo para que carguen combustible.
Y ahora, que el que mueve sus piezas al ataque es India, China vuelve a mostrar las técnicas del "gran juego". De frente la diplomacia. "China e India son grandes naciones en desarrollo. No somos competidores sino socios", expresó el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Liu Weimin.
Sin embargo, el tono es muy distinto en el editorial publicado por Global Times, propiedad del Partido Comunista de China. "India no debe sobreestimar su fuerza. Aun si tiene misiles que podrían llegar a muchas partes de China, eso no significa que ganará algo con ser arrogante durante las disputas con China", se podía leer.

"No sobreestimar"

"India debería tener claro que el poder nuclear de China es más fuerte y más confiable. En tiempos venideros, India no tendrá nada que hacer en una carrera armamentística con China", añadía el Global Times.
"Aun cuando los diplomáticos insisten en que quieren lazos cordiales, las tensiones crecen entre los dos gigantes vecinos asiáticos", decía Andrew North.
Hu Jintao y James Michel
El acercamiento entre China y Seychelles para una instalación en el índico encendió las alertas en India.
Según el corresponsal de la BBC en el sur de Asi,a las hostilidades se vienen dando desde hace un tiempo en los medios de comunicación. Los periódicos chinos han calificado a India de ser "envidiosos" del éxito chino.
Desde el lado indio rebajan las posibilidades de un conflicto real, según le admitió un alto cargo diplomático a North meses atrás, aunque a la vez le reconoció que "hay un déficit de confianza" entre ambos.
Casi 50 años después de haber peleado una breve guerra limítrofe, Nueva Delhi y Pekín todavía no pueden ponerse de acuerdo en buena parte de los casi 4.000 kilómetros de frontera. Y la carrera por armarse continúa a ambos lados, opina North.
Como si las fronteras no fuesen suficientes para poner discordia entre los vecinos, también está el Tíbet. Han tenido que suspender algún encuentro a causa del Dalai Lama, el líder espiritual tibetano exiliado en India.
"No se disparado una bala, ni se ha perdido un soldado."
Vishnu Prakash, portavoz del Ministerio de Exteriores indio
Está llamada a ser una relación de adversarios, según Shyam Saran, ex titular de Exteriores indio, quejándose de las políticas de China. "Quieren estar arriba, quizás no para dominar el territorio, pero para tener poder de veto sobre cualquiera de las políticas de sus vecinos que no les guste".
Como en el Gran Juego original esta es una batalla de muchos frentes, que se pelea con ayuda, inversiones, política y cultura; desde Pakistán hasta Nepal, y a lo largo del sudeste asiático, según explica North.
Paradójicamente, parte de las razones por las que la relación "es más complicada" es "porque están cada vez más cerca", según Jonathan Holslag, experto en China en Instituto de Estudios Contemporáneos con sede en Bruselas.
El comercio entre India y China se está expandiendo, pero está inclinado en beneficio de China. Y la economía domina la ayuda internacional y las obras públicas. China está construyendo y mejorando carreteras que conectan zonas cercanas a la frontera. Y lo mismo sucede con el ferrocarril.
"China está mucho más adelantada que India en cuestión de transporte a lo largo de la frontera, lo que le da la posibilidad de estar lista para mover tropas a la frontera si hay otra guerra", según la opinión de North.

Balance militar

PaísPresupuesto militarPersonal activoEquipamiento
China
US$89.800 millones (*)2.285.000
  • 7.400 tanques de guerra
  • 1.669 aviones caza
  • 71 submarinos
  • 66 bases de misiles intercontinentales
India
US$31.900 millones
1.325.000
  • 3.233 tanques de guerra
  • 784 aviones caza
  • 15 submarinos
  • 0 bases de misiles intercontinentales
FUENTE: IISS, 2011
(*) EL PRESUPUESTO OFICIAL ES CALCULADO TENIENDO COMO REFERENCIA LA TASA DE CAMBIO DEL MERCADO. MUCHOS ANALISTAS INDICAN QUE EL GASTO REAL DE CHINA EN DEFENSA ES MUCHO MÁS ALTO QUE EL QUE MUESTRAN LOS INFORMES DEL GOBIERNO.
Y para compensar ese desequilibrio está Estados Unidos. Una semana después de conocerse la posibilidad de la instalación china en Seychelles, William Burns, el número dos de la diplomacia estadounidense, visitó Nueva Delhi y trató temas de cooperación nuclear.
Según la visión de Pekín, India colabora con una política de contención llevada adelante desde Washington.
Dalai Lama
El Dalai Lama, líder espiritual tibetano, es uno de los puntos de fricción entre China e India.
Sin embargo, hay cierta cautela a la hora de acercarse. La percepción es que no quieren compartir lo suficiente, según Saran. "Estados Unidos no se decide por tratar a India como socio o no, más allá de cuestiones relacionadas con la tecnología", opinaba.
Lo cierto es que a lo largo de la frontera las cosas han estado tranquilas en los últimos 30 años, puntualiza North.
"No se disparado una bala, ni se ha perdido un soldado", recordaba el portavoz del Ministerio de Exteriores indio Vishnu Prakash.
Pero algunos ven riesgos en la continua guerra de palabras en los medios chinos e indios.
Jonathan Holslag dice que de lo que dicen "sólo el 25% es real" pero "levanta el sentimiento nacionalista y reduce la posibilidad de alcanzar acuerdos".
El nuevo Gran Juego está en marcha.

lunes, 16 de abril de 2012

Condolencias en efectivo: de 210 a 50.000 dólares por civil muerto en guerra



Los ejércitos aliados pagan compensaciones dispares por muertos, heridos y daños materiales



Un allegado con varios de los cadáveres de las víctimas de una matanza cerca de Kandahat, hace un mes. / JANGIR (AFP)

Hace un mes Abdul Samad, de 60 años, entró en su casa de adobe en Panjwai (Afganistán) y se topó con una escena dantesca: los cadáveres de su esposa, cuatro de sus hijas, cuatro de sus hijos y dos parientes más tiroteados, acuchillados y quemados. Un sargento estadounidense, Robert Bales, llegado desde una base militar cercana está acusado delasesinato premeditado por la matanza de 16 civiles afganos, incluidos los Samad, el pasado 11 de marzo. .
Casi dos semanas después, el Ejército de EE UU pagó a las familias de los fallecidos 50.000 dólares por cada una de las víctimas. Es la compensación más alta, o de las más altas, pagada por fuerzas armadas occidentales por la muerte de un civil en guerra. El comandante jefe de la OTAN en Afganistán, John Allen, aseguró entonces: "Creo que en este caso la suma es apropiada, dadas las circunstancias”. Porque no todas las víctimas valen lo mismo. El mínimo fueron los 210 dólares pagados por las tropas británicas por un fallecido también en Afganistán, según la ONG Civic, que escruta estos pagos hace años.
Tras la última matanza, perpetrada en un momento especialmente delicado en la relación Kabul-Washington por la quema de Coranes en un cuartel militar de la OTAN y las imágenes de soldados orinando sobre cadáveres, Estados Unidos siguió a pies juntillas la recomendación que hizo en 2009 el entonces secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates: “Creo que lo esencial es que, en las escasas ocasiones en las que cometemos un error, pidamos disculpas rápido, compensemos a las víctimas rápido y, después, investiguemos”.
“Aunque sí es la [compensación] más alta de la que hemos tenido noticia, eso no significa que no haya habido otros pagos mayores a otras personas. Simplemente, no es siempre un proceso transparente, así que no sabemos cuánto reciben todos”, explica una portavoz de Civic por correo electrónico en referencia a los 50.000 dólares por víctima mortal pagados en marzo.
El sargento estadounidense Bales, acusado de la matanza.
Las pesquisas de esta ONG, plasmadas en un informe en 2010 que analiza las prácticas de las fuerzas internacionales en Afganistán, indican que existen países como EE UU o Polonia que con tal de neutralizar un posible conflicto —y proteger así a sus tropas— pagan compensaciones incluso cuando están casi seguros de que no han sido los causantes de una muerte concreta, unas lesiones o unos daños materiales. Otros, como Noruega, tienen procesos regulados en los que la indemnización se decide caso por caso. Las circunstancias suelen influir en la cifra, que suele ser mayor, explica Civic, si existen varias bajas en un solo incidente, como ocurrió en la matanza de Panjwai.
Civiles y soldados sostienen que estas prácticas palían la hostilidad hacia los aliados. Y eso que el sistema es tan dispar que, como advierte esta ONG de derechos humanos, puede considerarse arbitrario. La investigación reveló que Estados Unidos suele pagar unos 2.500 dólares cuando mata a un civil, Alemania entregó 20.000 dólares en efectivo y un coche valorados en otros 5.000 dólares a la familia de tres civiles muertos por sus soldados en un control (era el pago más alto conocido hasta la matanza de marzo pasado), el bombardeo a unos camiones cisterna de los talibanes en los que murieron varios civiles en septiembre de 2009 y costaron la dimisión a un ministro alemán se zanjó, según el informe, con ayudas para aquel invierno y para el desarrollo a largo plazo.
Países Bajos ha pagado 475.000 dólares por unas 80 muertes y heridas a 120 personas desde 2006, Australia ha indemnizado en el periodo 2001-2009 con unos 120.000 dólares por cuatro incidentes con más de un muerto o un herido, Italia pagó 13.500 dólares por la muerte de una adolescente y Noruega unos 8.000 dólares por un fallecido, siempre según el recuento de Civic (Campaña a favor de las víctimas inocentes en conflicto).
Estados Unidos paga a civiles desde la guerra de Corea, en los 50, siempre y cuando se considera apropiado en la cultura local. La ley internacional y un acuerdo con el Gobierno afgano eximen a los aliados de cualquier responsabilidad por los daños causados en combate. Pero casi todos entregan esas condolencias en efectivo.
La inmensa mayoría de las compensaciones son los denominados pagos por condolencia (o solatia) para paliar “el sufrimiento de los civiles” por los llamados daños colaterales, afectados por los combates. Cosa distinta son los pagos incluidos en La ley de Reclamaciones Extranjeras (the Foreign Claims Act) para daños ocasionados por soldados en actividades ajenas al combate o conductas ilícitas como como la matanza del sargento Bales. Insisten los ejércitos en que estos pagos no implican de ninguna manera la asunción de ninguna culpa y no tienen nada que ver con las reparaciones, que debe decidir un tribunal.
Cada vez que Washington embarca a sus tropas en una guerra se plantea si pagará o no. En Irak, bendijo las condolencias monetarias pocos meses después de la invasión, en 2003; en Afganistán, tardó cuatro años, según la información de Civic. Esta ONG reclama la creación de un sistema común para compensar a los civiles.
El sexagenario Samad contó a The New York Times que, tras tener que dejar su casa por la guerra, regresó a su pueblo con toda su familia hace un año. Allí, cerca de una base estadounidense, se sentía seguro. Todo cambió la noche del 11 de marzo cuando el sargento Bales, encarcelado en una prisión militar de EE UU, salió del cuartel. 

Quién paga cuánto

  • ESTADOS UNIDOS. 2.500 dólares por muerte, 1.600 por heridas graves. Pagan incluso cuando no es probable que hayan sido ellos.
  • REINO UNIDO. De 210 a 7.000 dólares por muerte. Desde 2007 hasta 2010 pagó 1,2 millones de dólares en respuesta a 1.142 reclamaciones. De ese dinero, el grueso, casi un millón era por daños materiales, casi 100.000 por heridas y 150.000 por muertes.
  • ALEMANIA. En 2008 sus soldados mataron a tiros a tres civiles en uncheckpoint. Pagaron 20.000 en efectivo y un coche.
  • ITALIA. En mayo de 2009 pagó 13.500 dólares a la familia de una adolescente muerta de un tiro en un control.
  • PAÍSES BAJOS. Ha pagado unos 475.000 dólares por muertes de civiles desde 2006. Fueron responsables de 80 muertes y 120 heridos.
  • CANADÁ. Requiere probar que sus soldados son responsables. La base tiene un día específico para presentar reclamaciones.
  • AUSTRALIA. De 2001 a 2009 pagaron 120.000 dólares por cuatro incidentes con más de un muerto o herido.
  • POLONIA. Pagos hasta de 2.500 dólares por muerte.
  • NORUEGA. En 2009 pagó 8.000 dólares por la muerte de un civil.