viernes, 13 de enero de 2012

Obama da un ultimátum a los ayatolás

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Ante el alarmante incremento de la tensión con Irán, la Marina de Estados Unidos ha preparado distintas opciones militares para mantener abierto el estrecho de Ormuz. La Administración norteamericana ha advertido directamente al máximo líder iraní, ayatolá Alí Jamenei, según ha podido saber el diario The New York Times, que no dudaría en recurrir a la guerra para impedir el cierre de ese punto esencial para el tránsito internacional del petróleo.

El Gobierno de Barack Obama, según el periódico, ha establecido una vía directa de comunicación con Jamenei para hacerle saber que el cierre del estrecho de Ormuz significaría “cruzar una línea roja”, ante lo que EE UU no se quedaría de brazos cruzados. El jefe de las fuerzas armadas norteamericanas, general Martin Dempsey, ha advertido que, ante una contingencia como esa, “se tomarían acciones”.


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama. / Haraz N. Ghanbari (AP)
Aunque no se conocen los detalles de esas acciones, expertos militares y antiguos responsables de estos asuntos han asegurado que el Pentágono ha estudiado varias alternativas para el uso de sus fuerzas navales en el mar Arábigo y está convencido de su capacidad para destruir la armada iraní y garantizar la navegación en el estrecho. Actualmente viajan hacia esas aguas dos portaviones norteamericanos con sus correspondientes flotas de apoyo.

El riesgo de un enfrentamiento militar con Irán ha crecido como consecuencia de la presión sobre ese país para que permita la inspección internacional de su programa nuclear, del que la Organización Internacional para la Energía Atómica sospecha que tiene como fin la construcción de una bomba atómica.

EE UU y sus aliados en Europa han tratado de frenar hasta ahora ese programa por medios diplomáticos y políticos. Una serie de sanciones económicas se han ido aplicando desde hace varios años y pueden ampliarse en las próximas semanas a la industria petrolera, vital para la supervivencia de Irán. Pero las muertes en atentados de varios científicos iraníes —el último de ellos, asesinado este miércoles por un coche bomba— han llevado a pensar que EE UU e Israel están conduciendo, al mismo tiempo, una guerra encubierta contra el programa nuclear iraní.

Aunque la Administración lo ha negado oficialmente, la convicción en Teherán de que esos atentados han sido cometidos por los servicios secretos israelíes ha obligado a EE UU a tomar toda clase de precauciones ante el riesgo de una acción de venganza por parte del régimen islámico. El jueves, Obama habló con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y salió públicamente a recordar el compromiso norteamericano con la seguridad de Israel.

La posibilidad de un ataque de Irán contra Israel es uno de los peligros para el que se preparan los responsables en Washington. El otro es el cierre del estrecho de Ormuz, una opción con la que ya ha amenazado en el pasado el Gobierno iraní. The New York Times cita al jefe de Operaciones Navales de la Armada estadounidense, almirante Jonathan Greenert, quien reconoce: “El caso del estrecho de Ormuz y las cosas que están pasando en el mar Arábigo son los temas que me quitan el sueño en estos momentos”.

El general Dempsey ha reconocido que Irán cuenta con recursos militares para bloquear el estrecho, especialmente con el uso de las fuerzas navales de su Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite del Ejército iraní. EE UU dispone de medios suficientes en la región como para reabrirlo inmediatamente, pero eso exigiría una compleja operación militar en una zona con muchas dificultades.

El estrecho de Ormuz tiene apenas 55 kilómetros de anchura en su punto más estrecho, lo que haría arriesgadas las maniobras de una gran flota. Una operación así, implicaría, según los expertos, el uso de un fuerte poder de fuego para hundir las naves iraníes y, seguramente, obligaría también a bombardear distintas posiciones —radares y artillería antiaérea— en territorio iraní. Sería una acción militar de gran envergadura y, por tanto, de imprevisibles consecuencias políticas.

El mensaje que Washington ha hecho llegar al ayatolá Jameneí tiene por objeto dejar claro a las más altas instancias del régimen que, pese a la complejidad de ese escenario, EE UU estaría dispuesto a asumir los riesgos, y que, en última instancia, las consecuencias podría ser mucho más graves para Irán.

No se conoce exactamente la vía establecida por EE UU para hacer llegar ese mensaje. Oficialmente, el Gobierno suizo actúa de intermediario en las comunicaciones ordinarias entre Washington y Teherán, puesto que no tienen relaciones diplomáticas. Pero, según The New York Times, ese no ha sido el camino escogido en esta ocasión.

Esta comunicación pone en evidencia la gravedad del momento que se vive con Irán. Israel ha advertido que no consentirá que Irán llegue a construir la bomba atómica, porque eso pondría en peligro su supervivencia como nación. Obama lleva tiempo tratando de calmar la ansiedad israelí en ese sentido y de disuadir a Netanyahu de cualquier acción unilateral, pero, en definitiva, comparte la preocupación de Israel y no va a permitir tampoco que el régimen islámico llegue a poseer un arsenal nuclear. Obama reconoce el derecho iraní al uso de la energía nuclear para fines pacíficos, pero tolerarle la construcción de una bomba atómica significaría, probablemente, su derrota segura en las elecciones de noviembre.

miércoles, 11 de enero de 2012

TURQUÍA: EL GRAN GANADOR DE 2011

Por qué pronto se convertirá en una importante potencia.




Mientras la eurozona experimenta la peor crisis de su historia, hay al menos un país –Turquía– que contempla feliz desde fuera la situación. Su economía se ha triplicado desde que el primer ministro Recep Tayyip llegó al cago, y su Gobierno ha articulado una visión para convertirse en la décima mayor economía del mundo para 2023 –el año del centenario de la república turca. La piedra angular del éxito del país es el fuerte liderazgo del Ejecutivo, que, en marcado contraste con los líderes europeos, está comprometido a llevar a cabo reformas y muy centrado en aprovechar las oportunidades asociadas a la actual crisis.

Existen tres factores que hacen muy probable que Ankara sepa gestionar los riesgos del actual periodo y continúe respondiendo a su potencial. En primer lugar, ha resuelto en gran medida su crisis de identidad. En vez de formular la cuestión de la identidad en términos de oposición entre lo que es europeo y lo que es de Oriente Medio, de lo religioso o lo secular, de lo oriental o lo occidental, Turquía está ahora planteando sus ventajas en términos de cooperación: musulmán y secular, oriental y occidental, regional y global. En el proceso, ha diseñado una narrativa que utiliza todas las facetas de su rica cultura, historia y situación geográfica con el propósito de hacer realidad su visión de convertirse en un actor global. La seguridad humana y el imperio de la ley se han vuelto asuntos centrales de esta narrativa.

En segundo lugar, el Gobierno turco ha adquirido la confianza necesaria para tomar decisiones políticas difíciles. La Administración de Erdogan se ha embarcado en reformas tanto fiscales como monetarias a la vez que lleva a cabo una difícil revisión de la Constitución mediante un exhaustivo proceso público.

Gran parte de la responsabilidad por esta sensación de confianza proviene del equipo de Gobierno que ha logrado reunir Erdogan, que ha logrado sobreponerse al clásico problema del líder fuerte rodeado de seguidores débiles, y en el que recae parte del mérito por este nuevo sentimiento: Alí Babacan, viceprimer ministro; Egmen Bagis, ministro de asuntos de la UE y principal negociador; Ahmet Davutoglu, ministro de Asuntos Exteriores; y Mehmet Simsek, ministro de Finanzas, articulan una visión compartida de los desafíos de Turquía y se adhieren a un planteamiento común de las políticas que es necesario implementar.

El Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdogan también se enorgullece de contar con una fuerte conexión con muchos ciudadanos turcos. Proporciona el vehículo para una narrativa compartida, el aparato para movilizar al electorado y un canal para el ascenso social de la generación más joven.

En tercer lugar, el Gobierno ha iniciado una asociación orgánica con el sector privado, abriendo paso a un profundo cambio en la formación y el funcionamiento de la esfera económica. En el pasado, la élite empresarial turca dependía del clientelismo y la protección del Ejecutivo. La cerrada economía del país conformaba un sistema propenso a la crisis, en el que la inflación periódicamente se llevaba por delante los ahorros e infligía graves daños a los pobres.


Contar con legitimidad en el interior del país es la base de una política exterior activista, y Turquía está desempeñando un papel cada vez más significativo en la escena global

Las nuevas compañías y líderes empresariales turcos, en contraste, son producto de la dura escuela de la competencia global y están incansablemente concentrados en establecer una reputación en un variado conjunto de países. La nueva flexibilidad de Turquía se ha hecho evidente en sus prácticas empresariales: el país ha reorientado su economía para competir a escala global. La industria turca de la construcción se ha erigido como un protagonista importante, operando desde Rusia hasta el Kurdistán iraquí. Con una diversificación que va de los textiles a la electrónica o la industria de defensa, las firmas turcas se están volcando en los mercados emergentes a lo largo de todo el mundo.

Hay una doble transformación en marcha: el Gobierno no critica a las empresas, sino que apoya su autonomía y trabaja con ellas para ampliar las oportunidades del mercado global. A su vez, el sector privado acepta la necesidad de un marco normativo, predecible pero firme, por parte del Ejecutivo y exige mayores inversiones del Estado para generar las capacidades humanas que son el pilar de la competitividad nacional. Turquía está gastando en educación el mayor porcentaje del presupuesto de su historia para poder proporcionar a la juventud otros caminos para el ascenso social.

Contar con legitimidad en el interior del país es la base de una política exterior activista, y Turquía está desempeñando un papel cada vez más significativo en la escena global. Ahora se manifiesta con una voz propia en temas de política internacional que van desde Afganistán a la Primavera Árabe, pasando por la crisis financiera, Palestina o Somalia. Su cooperación con la Liga Árabe para desarrollar una respuesta a la actual crisis en Siria es una manifestación y un reconocimiento de la temprana adopción de Ankara del papel de líder del cambio en Oriente Medio.

El potencial de Turquía podría verse socavado, no obstante, por sus viejos demonios. Las tensiones entre el gobierno y sus ciudadanos kurdos, el legado de las divisoras tensiones entre los líderes civiles y los militares, los conflictos congelados de Chipre y Armenia, el estancamiento de Europa y las incertidumbres de la economía global tienen el potencial de amenazar lo logrado y de renovar desencantos pasados. Pero por el momento Turquía parece haber dejado estos obstáculos atrás.

Al convertirse en un caso excepcional en el mundo musulmán, Turquía ofrece un ejemplo de las ganancias que se pueden cosechar poniendo en práctica la voluntad política y el compromiso democrático. No habrá por tanto una más apropiada celebración del centenario de la república turca que el que el país se convierta en una rotonda global, un lugar en el que las ideas, las personas y los bienes fluyan de y hacia todo el mundo.

EL DESPERTAR DE UN NUEVO ARABISMO

Cauto y minucioso, Eugene Rogan se refiere una y otra vez a 2011, el año de la Primavera Árabe, el que vio resurgir un sentimiento colectivo de indignación ante una prolongada anomalía histórica, con el convencimiento de que esta fecha ha pasado ya con todo merecimiento a la historia. A juicio del director del Centro de Estudios de Oriente Medio del Saint Antony’s College de la Universidad de Oxford y autor del celebrado ensayo Los árabes. Del imperio otomano a la actualidad, el deseo colectivo de la sociedad por hacer que su voluntad sea, al fin, tenida en cuenta prevalecerá sobre las fórmulas más reaccionarias de pensamiento y de organización política en el futuro.




AFP/Getty Images


FP en español. ¿Cambiará la Primavera Árabe las relaciones del mundo árabe con Israel?

Eugene Rogan. Sin duda los cambios ocurridos desde el comienzo de la Primavera Árabe transformarán las relaciones del mundo árabe con Israel. La pregunta es si la emergencia de nuevos gobiernos va a marcar un gran avance en estas relaciones o si, por el contrario, aumentará las tensiones. Aunque Israel mantiene relaciones pacíficas con Egipto y Jordania, la gran dificultad estriba en que en ninguno de estos países existe un apoyo social sustancial a la misma. Ambos disfrutan con Israel de una paz basada en el pragmatismo, en los buenos negocios. Por el contrario, la actuación de Israel, por ejemplo, expandiéndose sobre territorios palestinos o llevando a cabo respuestas desproporcionadas en Gaza o el Líbano, tiene malas consecuencias y crea tensiones en la región. Cuando esto ocurre, las demandas de los ciudadanos árabes sobre la necesidad de revisar las relaciones con Israel ejercen una presión real en los Gobiernos de Jordania y Egipto. Si quieren preservar sus relaciones con Israel, tendrán que mostrar al resto del mundo, especialmente el Egipto postrevolucionario, que son estables y propicios para los negocios.

Pero no es fácil. Vimos después de la incursión israelí en Egipto que costó la vida a tres soldados una manifestación de indignación popular que causó el ataque en la Embajada de Israel en El Cairo. La otra gran pregunta en estos momentos es saber si Israel será presionado lo suficiente como para tomar medidas que ayuden a resolver sus diferencias con los palestinos. Únicamente llegando a una solución que pase por la existencia de dos Estados puede Israel salir de su aislamiento. Israel ya no puede confiar en los mismos dictadores para preservar el status quo después de la Primavera Árabe, que ha abierto nuevas posibilidades. Pero no hemos visto hasta ahora ninguna señal de liderazgo creativo para hacer que los israelíes y palestinos den pasos serios hacia las negociaciones.



FP. ¿Son inmunes las monarquías del Golfo a las protestas populares?

E.R. Las monarquías del Golfo están abocadas asumir que su población les exigirá reformas. Hemos visto protestas en Marruecos y Jordania. También en países ricos en petróleo como Omán y los intentos en Arabia Saudí. Y más significativamente en Barhéin. Los países ricos en petróleo del Golfo, especialmente Arabia Saudí, están muy preocupados por dos razones: la primera es que el cambio revolucionario rápido acabe con las autocracias del mundo árabe. De que vayan más rápido y más lejos de lo que los regímenes sean capaces de controlar. La segunda preocupación estriba en que la inestabilidad en la región sea explotada por Irán. Y están muy atentos por los objetivos de Teherán en Irak, Barhéin, Siria y Líbano. La saudí, que es la monarquía más poderosa, ha empezado a desconfiar de EE UU como garante del status quo. Y están comenzando a hacer su propia política exterior para afrontar las amenazas que se ciernen sobre las monarquías. Los saudíes aplastaron la revuelta popular en Barhéin sin considerar en forma alguna las manifestaciones populares. Además, han gastado 1.000 millones de dólares en subir los sueldos y crear más puestos de trabajo: es una respuesta elocuente. También han animado a Omán a que siga este ejemplo para evitar revueltas. Pero incluso aún es más significativa la invitación a Marruecos y Jordania a que se integren en el Consejo de Cooperación de Golfo, que sólo puede interpretarse como una reacción a lo que está pasando y como una manera de forzar a estos dos países, que están muy lejos del Golfo, a que no se embarquen en un proceso reformista.



FP. ¿Se ha debilitado el yihadismo después de la Primavera Árabe?

E.R. Las revoluciones de 2011 han demostrado que el yihadismo es un movimiento muy marginal. Es sorprendente lo poco que los manifestantes se han referido a la yihad. Su pretensión ha sido esencialmente la del cambio de régimen, el fin de una era. Ellos están logrando con manifestaciones pacíficas lo que el yihadismo ha sido incapaz de lograr con métodos violentos, que es el aislamiento y el retroceso de la región. La mayor diferencia entre los movimientos de la Primavera Árabe y el yihadismo es que las protestas pacíficas están dando voz y poder al conjunto de la población. Por el contrario, las tácticas yihadistas son excluyentes: un grupo de gente muy comprometida, muy pocos numéricamente en la sociedad, para desarrollar sus mesiánicos objetivos. Sus tácticas y objetivos eran extraordinariamente minoritarios. Las revueltas de 2011 han demostrado que el objetivo yihadista de llegar, con su mensaje, a la mayor parte de la sociedad es ilusorio. La gente estaba tan convencida de liberarse del mensaje tenebroso de los yihadistas como del yugo de los autócratas que los gobernaban. No veo que el yihadismo pueda recuperar el terreno perdido desde que comenzaran las revoluciones. No ha habido un simple acto de venganza pública en el nombre de Osama Bin Laden, que ha tenido muy poco impacto.



FP: ¿De qué forma Occidente debería implicarse en los procesos de cambio abiertos en la región?

E.R. Libia ha asustado a los poderes occidentales sobre la posibilidad de actuar militarmente en la región. Británicos y franceses concluyeron que una demostración de fuerte apoyo militar a los rebeldes en Bengazhi contribuiría al colapso final del régimen de Gadafi. Con la conquista de Trípoli y la expulsión de Gaddafi los líderes de estos países salieron rápidamente a cantar victoria. Pero hay muchas dudas sobre cómo puede acabar la situación. Los líderes de los países ricos son reticentes de comprometerse de otra forma que no sea económica con la región. Precisamente lo que está motivando a la gente a manifestarse es la necesidad económica, además de la voluntad de exigir mayor control a la acción de gobierno: falta de trabajos y viviendas y la enorme indignación que genera la corrupción. Los países occidentales pueden jugar un papel importante rebajando la carga de deuda que arrastran los Estados árabes. Yemen, el país más pobre, va a sufrir grandes problemas económicos y necesitará ayuda para no convertirse en un Estado fallido.


Occidente y EE UU en particular tienen que ser cautos y no mostrarse demasiado activos a la hora de moldear el futuro de la región

Pienso que si hay un papel reservado para los países occidentales será el de asistir económicamente a los nuevos gobiernos, ofrecer apoyo técnico, tal vez supervisar elecciones... Occidente y EE UU en particular tienen que ser cautos y no mostrarse demasiado activos a la hora de moldear el futuro de la región. En muchas maneras el intervencionismo destinado a imponer la democracia la ha deslegitimado en la región. El concepto democracia ha sido considerado sinónimo de dominación occidental durante mucho tiempo en las mentes de los árabes. Muchos vieron que las llamadas de George W. Bush a la democratización tras la Guerra de Irak como una manifestación de cinismo; una excusa para justificar la presencia y el control de EE UU en la zona.



FP. ¿Descarta incluso una intervención en Siria tal como están las cosas?

E.R. Por el momento, una intervención allí está bloqueada esencialmente por Rusia en estos momentos, que vetaría una resolución en Naciones Unidas. Moscú y Damasco tienen unas relaciones con amplia historia. Si se diera el caso y acabara habiendo una intervención en Siria veo más probable que llegue a través de la ONU para proteger a población o favorecer una transición pacífica que de la OTAN. Una intervención militar sería considerada como un cambio de régimen y no como una operación para proteger a la población civil. Tal como están las cosas, Rusia y China impedirán incluso un papel activo de Naciones Unidas. Y, francamente, el mayor obstáculo a esta intervención es que Europa y EE UU no tienen en estos momentos ni la voluntad política ni los medios financieros para llevar a cabo intervenciones de gran alcance en estos momentos. Lo que destaca los casos de Túnez y Egipto y los convierte en modelos es que se ha producido gracias a un movimiento de protesta gracias a actores políticos domésticos sin participación extranjera.



FP. ¿El panarabismo como idea ha salido reforzado o debilitado de la Primavera Árabe?

E.R. La Primavera Árabe ha sido más importante para el arabismo de lo que podríamos haber pensado a priori. El panarabismo fue una respuesta de indignación por la fragmentación colonial de la región en pequeños países tras la Segunda Guerra Mundial, un movimiento nacionalista que aspiraba a la unidad de la región, logró mucho apoyo popular durante los 50 y 60. Promovían la idea poderosa de acción árabe común para combatir regímenes conservadores. Fueron legítimas y dominantes hasta que 1967 vimos que no había espacio para esta acción conjunta. Con las revoluciones de 2011 no ha habido una resurrección del nacionalismo árabe, que ya era percibido como una reliquia ideológica del pasado. Ni la perspectiva de un cambio en el status quo nacional: todos actúan como ciudadanos de sus propios países. Sin embargo, sí hemos visto una tremenda influencia de lo que hacen los árabes de unos países en lo que hacen los árabes de otros. Ése es el nuevo arabismo de 2011. Lo que hicieron los tunecinos excitó tremendamente las esperanzas de saudíes o magrebíes. Si puede pasar en Túnez, puede pasar en cualquier sitio, pensaron. Ello contrasta con cómo los árabes respondieron a los cambios ocurridos en Europa del Este en 1989, que les resultó algo de otro planeta, irrelevante.

La revolución de 2011 les ha proporcionado un lenguaje, lemas y técnicas comunes. Todos los activistas se comunicaban mandándoles la información a cadenas de televisión por satélite, como Al Jazeera. En resumen, no podemos hablar de panarabismo, pero sí de un nuevo arabismo. Todos los árabes miran ahora hasta dónde están llegando los demás. El país que alcance mayores niveles de cambio, va a representar un auténtico hito para el resto. No me imagino a los saudíes aceptando una monarquía autocrática mucho tiempo cuando otros estén alcanzando unos niveles de democracia mayor. En breve: es un movimiento de árabes y para árabes.



FP. ¿Piensa que la sharia será relevante en los nuevos Estados? ¿Qué papel tendrá el islamismo en las elecciones que se celebrarán próximamente en Egipto, Túnez o Marruecos?

E.R. No veo que ninguno de los países revolucionarios vaya a transformar sus sistemas legales de acuerdo con la sharia. Los sistemas legales de los países árabes son ampliamente seculares, significando esto que está separado de la esfera religiosa, no contrario a ésta. Es cierto que el islam juega un papel importante como fuente de inspiración para la ley. Incluso los partidos islamistas, en su interés por proteger su derecho a seguir implicados en el proceso político abierto y en una muestra de sensibilidad, no buscan implementar la sharia o crear Estados islámicos. Las revoluciones de 2011 han demostrado que los lemas han sido mayoritariamente políticos. Hasta ahora podrías decir que los movimientos de la oposición más organizados eran los islamistas, pero ahora hay numerosos actores seculares, desorganizados, con bases mucho más amplias. Y no creo que estén de acuerdo en pasar de autocracias a ver cómo el control llega a manos de los clérigos. Aunque esto podría cambiar luego; no puedo asegurar nada. Pero no la veo como una de las consecuencias evidentes de los cambios de este 2011. La reforma de los sistemas legales avanzarán, en cambio, hacia el desmantelamiento de los resortes del autoritarismo de los mismos.


Los islamistas no querrán dominar el panorama político, aunque sí tener un papel importante en los nuevos Gobiernos

No he estado en ninguno de los países donde han triunfado las revoluciones aún y lo cierto es que los medios de comunicación en Occidente no ocultan sus miedos a que los islamistas se vayan a hacer con el control. Lo que vemos es que en Marruecos, Egipto o Túnez, partidos como Justicia y Caridad, Hermanos Musulmanes o Ennahda, son los mejor organizados. Pero hay un nuevo grupo de partidos en plena gestación que reflejan las nuevas ideas emergentes y han partido desde cero en Egipto y Túnez. Son los que en los periódicos aseguran que los islamistas van a barrer. Los sondeos aseguran que desde el 25 al 60%, pero esa es una horquilla muy amplia. Gane el que gane va a estar en una situación complicadísima. Los objetivos que tendrán que afrontar los nuevos gobiernos marcados son arduos: empleo, trabajos. Todo indica que los islamistas querrán tener un papel importante, pero no van a querer dominar el sistema político. Saben que, de no conseguir los objetivos que gran parte de la sociedad anhela, el nivel de decepción va a ser muy alto. Por ello, todo me hace pensar que los islamistas no querrán dominar el panorama político, aunque sí tener un papel importante en los nuevos Gobiernos.

Por otra parte, los Hermanos Musulmanes en Egipto no están tan fuertes como podría pensarse: las revoluciones de 2011 los dividieron generacionalmente entre una juventud organizada en torno a las nuevas redes sociales y comprometidas desde el principio con la revuelta y la jerarquía veterana. En los últimos meses, ha habido divisiones sobre si el movimiento debe implicarse en política o mantenerse al margen como un movimiento social. Hay tensiones: un Partido que representa a los Hermanos y que presentará candidatos a las elecciones a pesar de que oficialmente el movimiento no está de acuerdo con esta decisión. Creo que saldrán de los comicios con mayores divisiones, que se harán más evidentes. Las tensiones de la Primavera Árabe también se han hecho notar en la fuerza más sólida y monolítica de Egipto. Y que tendrán una presencia parlamentaria grande.



FP. ¿En qué medida el poder del Ejército y las élites van a seguir dominando los procesos democráticos?

E.R. En Túnez el Ejército tiene una tradición de permanecer fuera de la política. Y sus líderes nunca procedieron de aquél, como el fundador del país, Burguiba. Ben Alí era un policía, no un militar; venía del ministerio del Interior. En Siria, por ejemplo el Ejército está ampliamente dominado por un cuerpo de oficiales alauitas que pertenece a la minoría étnica del país, la misma del presidente. Lo que fragmenta al Ejército sirio hoy es que sus componentes son mayoritariamente suníes y no se sienten a gusto disparando a gente de su propia confesión. En Libia y Yemen hemos visto una fractura en el Ejército, con una parte leal al régimen y otra rebelde, que se acaba convirtiendo en una guerra civil entre un Ejército dividido. Es difícil saber si en Libia la nueva Administración será más o menos dependiente de los militares o si estos jugarán un papel activo en la política, considerando que los rebeldes ganaron la guerra a los leales al régimen de Gaddafi.

A medida en que se avance en la democratización de los nuevos Estados el papel de los militares será más cuestionado, aunque variará de un país a otro. En aquellos lugares en los que el monopolio del uso de la violencia del Ejército está siendo sometido a profundos desafíos es factible que los militares sigan teniendo un poder fuerte. Pero conocer lo que ocurrirá con exactitud es impredecible en estos momentos.



FP. ¿Las revueltas de 2011 agudizarán las divisiones entre chiíes y suníes?

E.R. Muchos observadores, especialmente desde el Golfo, piensan que Irán está instigando la inestabilidad en la región y que está siendo el beneficiario del debilitamiento de los gobiernos árabes. Y que está emergiendo un bloque chií enfrentado a los países musulmanes suníes. Creo, como analista occidental, que están equivocados. La prensa dice que Irán está instigando a los chiíes en Barhéin y Arabia Saudí, que controla Irak –causa perdida– así como que es altamente influyente en Líbano, Siria y Hamas en Gaza. Estos miedos justificaron la intervención saudíes en Barhéin, que vieron como un intento de llevar una república islámica a este pequeño país. Sin embargo los ciudadanos de Barhéin que participaron en las manifestaciones ondeaban su bandera; eran sólo eso, barheiníes. No puedo afirmar que Irán no tuvo nada que ver ni que hubiera agentes de este país en las filas de los rebeldes, pero no hay ninguna evidencia que permita afirmarlo. Si condenas a la gente o desprecias sus demandas conduces el movimiento de protesta hacia los brazos de Irán. El momento en el que el gobierno de este país se niega a escuchar a sus propios ciudadanos ya es negativo, pero cuando los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí envían tropas para aplastar la revuelta estás diciendo que el Consejo de Cooperación del Golfo considera a los chiíes de Barhéin, la mayoría, como extraños en su territorio. Traicionados por sus hermanos árabes y por sus gobiernos, ¿si les dicen que son agentes de Irán, a quienes van a buscar para pedir apoyo? Lo normal es buscar ayuda al que te haga caso. Están creando el problema que dicen combatir. Temo que Occidente y EE UU en particular ha traicionado las demandas legítimas de la población de Barhéin.

En Arabia Saudí hay temores grandes, especialmente derivados de la experiencia de 1979, por la proximidad de Barhéin a las provincias del Este. Piensan que el hecho de que los chiíes del pequeño país árabe puedan lograr reformas por medios revolucionarios podrían desencadenar un conflicto a tres bandas con Irán supondría una seria amenaza para las monarquías del Golfo. Justamente donde está el petróleo. No veo que Irán, sin ser arrogante, no creo que vaya a protagonizar ningún enfrentamiento de civilizaciones. Y los que la argumentan están dando más poder a Irán del que merece: un país aislado, Estado fallido y con una gran contestación interna. Pero pueden escapárseme muchos datos y estar equivocado.



FP. ¿Cree que el modelo turco es válido para el mundo árabe? ¿Se convertirá Turquía en un líder regional?

E.R. No hay modelo turco que puede ser exportado a ninguna parte. Hay dos países que se barajan como tales: Irán y Turquía. Creo que el temor de que las elecciones den la victoria al islamismo y que éste amenace con crear regímenes extremistas enemigos de Occidente es un planteamiento equivocado. La revolución islámica de Irán ha perdido todo atractivo: los árabes ven que es un país aislado gobernado por fanáticos. El ejemplo turco es por el que la gente en Túnez y Egipto ha manifestado un tremendo entusiasmo. Su primer ministro Erdogan es un líder fuerte, de un partido islamista moderado. Entretanto, Turquía emerge como un poder mundial emergente –al nivel de los BRICS, como poder global. Occidente ve a Turquía como un creciente apoyo al mundo árabe y protagonista de una política cada vez más antiisraelí. Por todo ello, Turquía es muy popular entre los árabes. La economía turca es una de las 15 más fuertes del mundo y desafía al mundo y la crisis. Fuerte económicamente. Todo eso a través de un proceso democrático y con un Gobierno fuerte. Y gracias a un Ejército que ha sido capaz de confinar al islam en la esfera privada. Por otra parte, las condiciones que explican la emergencia del AKP son diferentes de las del mundo árabe y tal vez sean irrepetibles en él: en parte hay que buscar las razones en el carisma personal de Erdogan.

Sin embargo, no hay equivalente en Libia y Túnez o Egipto en este momento al caso turco: todo lo contrario. Allí son bastante cautos a la hora de permitir la emergencia de un líder personal. No quieren un nuevo hombre fuerte. La cuestión pendiente es si los nuevos gobiernos podrán limitar el poder del Ejército, como Turquía logró no antes de los 90. Y eso costará tiempo. El éxito de Erdogan es una inspiración, pero no creo que vaya a haber recreaciones del modelo tuco. Cada país tendrá que lidiar con sus propias particularidades.

EFECTOS DE LA PRIMAVERA ÁRABE SOBRE LA SEGURIDAD ISRAELÍ

Alguna buena noticia y unas cuentas incertidumbres para Israel.

Tradicionalmente, el concepto de seguridad nacional israelí se ha segmentado en tres anillos regionales. A pesar de la excelente reputación de la que gozan sus servicios de inteligencia, no da la impresión de que hace un año fueran capaces de prever las profundas convulsiones que iban a experimentar algunos de los países de la zona, encuadrados dentro de esos tres círculos concéntricos. ¿Han resultado positivos o negativos para Israel los cambios políticos experimentados por sus vecinos a lo largo del 2011?




AFP/Getty Images




Primer anillo: Territorios Palestinos

Éste ha sido quizás el frente más predecible y manejable de los tres anillos. A pesar de las grandes expectativas creadas entre los palestinos para la proclamación de un Estado independiente en Naciones Unidas a finales de 2011, el Gobierno israelí ha logrado que el discurso del Presidente de la Autoridad Nacional, Mahmoud Abbas, ante la Asamblea General, se haya quedado en una mera declaración de intenciones. Su reciente ingreso en la Unesco tiene un importante peso simbólico, pero ningún valor político real. Igualmente, el proceso de reconciliación nacional entre las dos principales fuerzas políticas, Al Fatah y Hamás, ha supuesto una larga secuencia de reuniones entre sus dirigentes, pero el Acuerdo de El Cairo del pasado mes de mayo adolece todavía de la falta de implementación práctica. Cisjordania y la Franja de Gaza continúan funcionando como dos entes totalmente dispares, sin que haya fecha para las elecciones generales ni para la formación de un nuevo Consejo Legislativo (paralizado desde que Hamás se hiciera violentamente con el control de la Franja) ni de un Gobierno de unidad nacional.

La ausencia de una primavera palestina se debió precisamente a estas expectativas de independencia creadas por el llamado Plan Fayyad “Terminando con la Ocupación, Estableciendo el Estado”, pero también al férreo control Ejercido sobre las primeras manifestaciones registradas en marzo de 2011, tanto por parte de las Fuerzas de Seguridad de la ANP en Cisjordania y por las de Hamás en Gaza. Ante la ausencia de una demanda popular masiva de unidad nacional palestina, el Gobierno israelí lo tuvo más fácil todavía a la hora de mantener los dos territorios -que algún analista denomina irónicamente Fatahstán y Hamastán- fragmentados, mientras sigue aplicando su política de hechos consumados en Cisjordania y Jerusalén Este, esto es, ampliando los asentamientos y construyendo nuevas infraestructuras que anexionarse el día de mañana. De esta forma el primer anillo no ha supuesto ningún problema de seguridad para Israel durante el 2011 ni tampoco parece que lo vaya a hacer durante el año que comienza, dados los intentos fallidos del Cuarteto por reactivar el proceso negociador y la probable falta de apoyo por parte de la Administración Obama, al entrar en año electoral.



Segundo anillo: Egipto, Jordania, Siria y Líbano

El segundo círculo lo constituye el conjunto formado por los países con los que comparte frontera: Egipto, Jordania, Siria y Líbano. La figura del depuesto Presidente egipcio, Hosni Mubarak, suponía sin duda el principal factor de estabilidad para Israel en la zona. Su caída dio lugar a nuevas incertidumbres regionales y abrió nuevos escenarios, atemperados por el papel central jugado hasta ahora por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, a modo de garante de los Acuerdos de Camp David. Todo apunta a que el eventual ascenso al poder político por parte de los Hermanos Musulmanes -que parece inexorable- cuestionará el espíritu del Tratado, pero mantendrá la letra. Es decir, que Israel tendrá que prestar mayor atención a los acontecimientos que acaezcan en Egipto durante el año entrante, mas no verá peligrar sus relaciones bilaterales en el ámbito de la seguridad.

En cambio, la evolución de la situación en Siria parece mucho menos predecible. Pues a pesar de que pudiera parecer otra cosa, el régimen de los Assad -nominalmente en guerra con Israel, lo contrario que el de Mubarak- se ha esmerado en que los Altos del Golán hayan sido la frontera más segura desde la Guerra del Yom Kippur en 1973, previniendo cualquier tipo de incidente transfronterizo. Dado el apoyo con el que cuenta por parte de Rusia y de China dentro del Consejo de Seguridad es improbable que tenga lugar una intervención militar occidental y que Assad siga el mismo camino que Ghadafi en Libia, aunque si el nivel de represión contra la revuelta popular continuara constante y, sobre todo, la Misión de Observación que acaba de desplegar la Liga Árabe sufriera algún tipo de atentado, la comunidad internacional podría verse obligada a actuar. El Ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, ha señalado recientemente ante la prestigiosa Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset que según sus estimaciones la caída del régimen de Assad es cuestión de semanas, lo que no parece probable, dado el apoyo que recibe por parte de terceros actores (Irán, Hezbolá) para combatir la subversión. En cualquier caso las Fuerzas Armadas israelíes se encuentran ya preparadas para un amplio abanico de escenarios, que van desde la toma del poder por parte de la oposición siria (Consejo Nacional Sirio desde el exilio y Comités de Coordinación Local desde el interior) y la llegada a un acuerdo sobre los Altos del Golán, hasta el advenimiento de una conflagración bélica en la que también participaran Irán y Hezbolá.

Al igual que los Palestinos, Líbano tiene una agenda política propia con otras prioridades, lo que ha hecho que la primavera árabe no germinara en este país (pudiéndose interpretar también que ésta tuvo lugar previamente, tras el asesinato del ex Primer Ministro Rafiq Hariri y la creación del Movimiento del 14 de Marzo). Esto ha hecho que el frente libanés haya permanecido en calma durante 2011 -sin que hayan tenido lugar asesinatos políticos ni atentados relevantes o revueltas en campos de refugiados palestinos, como en años anteriores- y todo apunte a que así seguirá siendo en este nuevo año, salvo que se descompusiera el régimen sirio o Israel lanzara un ataque preventivo contra el programa nuclear iraní.

Por otro lado, en el caso de Jordania -al igual que el de Marruecos dentro del Magreb- el papel desempeñado por la Monarquía y las pequeñas reformas legales y medidas políticas introducidas para satisfacer ciertas demandas populares, ha hecho que la situación permanezca bajo control y que el Reino Hachemita sea el vecino más fiable y predecible del que dispone Israel.



El tercer anillo: Irak, Libia e Irán

El tercer círculo es aquel que forman los países que no tienen frontera física con Israel, pero que por algún motivo mantienen disputas con él, como es el caso de Irak, que ya participó en la Guerra de la Independencia de 1948, lanzó cohetes Scud durante la Guerra del Golfo en 1991 y amenazó con volverlo a hacer durante la invasión aliada en 2003. Precisamente esta última campaña bélica ayudó a eliminar a un enemigo declarado de Israel, como era Sadam Hussein, lo cual supuso sin duda un gran alivio para la seguridad nacional israelí. Pero la reciente retirada del Ejército estadounidense y la creciente influencia de la República Islámica de Irán hacen que el nuevo Irak presente nuevos interrogantes desde la perspectiva israelí. La evolución de la violencia sectaria y los equilibrios de poder entre sus tres comunidades principales -chií, suní y kurda- resultarán determinantes.

A diferencia de Irak, Libia nunca entró en guerra directa con Israel, pero al igual que Sadam, Gadafi patrocinó el terrorismo antiisraelí y antijudío, por lo cual la caída del dictador libio ha sido igualmente motivo de enhorabuena para la seguridad israelí. El patrocinio occidental del Consejo Nacional de Transición libio permite prever que no adoptarán posturas antiisraelíes y que se mantendrán dentro del marco de la Iniciativa de Paz Árabe. No obstante, al igual que con Egipto, Israel tendrá que tomar buena nota de la influencia gradual que vayan cogiendo los partidos y organizaciones islamistas.

Neutralizados el Irak de Sadam y la Libia de Gadafi, el gran enemigo potencial de Israel en el tercer anillo (dejando a un lado a terceros países que practican la retórica antiisraelí, pero no practican políticas antiisraelíes, tales como Pakistán o Indonesia) ha pasado a ser la República Islámica de Irán. Especialmente desde la subida al poder del actual Presidente, Mahmoud Ahmadineyad, la tensión entre ambos países no ha dejado de aumentar, hasta el punto en que incluso el Presidente de Israel, Simón Peres, Premio Nobel de la Paz, se declara partidario de utilizar cualquier medida para frenar el desarrollo nuclear iraní, incluyendo la opción militar. De hecho, las Fuerzas Aéreas israelíes ya habrían probablemente efectuado un bombardeo preventivo de las instalaciones -similar a los del reactor iraquí de Osirak en 1981 o al reactor sirio de Al Kibar en 2007- de no ser por las lecciones aprendidas por los iraníes, que han descentralizado el desarrollo del programa y lo han protegido bajo búnkeres subterráneos que dificultan sobremanera la operación. Además, para realizarla Israel necesitaría de un visto bueno previo por parte de Estados Unidos, dado que sus cazabombarderos se verían obligados a sobrevolar el espacio aéreo iraquí. Así las cosas, a corto plazo el programa nuclear iraní constituye la principal amenaza para la seguridad nacional israelí, así como pasaría a serlo a medio plazo para la seguridad europea. Pero de la misma manera, un ataque preventivo israelí la convertiría en una amenaza inminente no sólo para la seguridad nacional del propio Israel y del conjunto de la región (bases militares e intereses petrolíferos de Estados Unidos en los países del Golfo Pérsico), sino para Europa y del conjunto de Occidente, que sufriría un brutal descalabro de los precios de los hidrocarburos y de los mercados financieros, así como se convertirían en objetivo prioritario del terrorismo islamista.

ELECCIONES QUE VIGILAR EN 2012

Veinte comicios que podrían cambiar el mundo.


Si 2011 fue el año en el que los gobiernos fueron derrocados en las calles, 2012 podría ser en el que la política se desarrolla en las urnas. Un tercio de las naciones del mundo celebrarán elecciones a nivel local, estatal o nacional; varios países de la Primavera Árabe pondrán en acción sus aspiraciones democráticas; y cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU —Estados Unidos, Rusia, China y Francia— pueden escenificar una retirada del panorama mundial mientras atraviesan transiciones en su liderazgo, lo que tendrá importantes repercusiones en los asuntos internacionales. Echemos un vistazo a las carreras que ocuparán los titulares en el año que comienza.



ESTADOS UNIDOS

Tipo: Presidenciales, legislativas.

Cuándo: 6 de noviembre.

Qué observar: En el caucus de Iowa que comienza hoy —el primer enfrentamiento por la nominación de la campaña presidencial— únicamente Ron Paul está avanzando, Newt Gingrich se está viniendo abajo y Mitt Romney está, bueno, demostrando ser el candidato republicano que se mantiene firme en su condición de favorito que siempre ha sido. El índice de aprobación del presidente Barack Obama se mueve en cifras que rondan el cuarenta y poco, mientras que la apurada economía estadounidense sigue siendo con gran diferencia el tema principal para los votantes. Puede que la atención esté centrada en quién será el próximo líder del mundo libre, pero qué partido controlará la rama legislativa de EE UU —que a su vez controla la política fiscal del país— está también en juego en 2012.



EGIPTO


Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Presidente (sin definir); Parlamento: 3-4 de enero (tercera ronda, Cámara Baja), 29-30 de enero (primera ronda, Cámara Alta), 14-15 de febrero (segunda ronda, Cámara Alta), 4-5 de marzo (tercera ronda, Cámara Alta).

Qué observar: Todos los ojos están vueltos hacia Egipto para presenciar cómo el abanderado de la Primavera Árabe se conduce a través de la incierta transición de la dictadura a la democracia. Hasta ahora, el Partido de la Libertad y la Justicia de los Hermanos Musulmanes y, en menor medida, el más conservador desde el punto de vista religioso partido salafista Al Nour, ambos reprimidos bajo el gobierno de Hosni Mubarak, han dominado las primeras elecciones libres de Egipto en la memoria reciente, que por lo general han transcurrido sin contratiempos, aunque con frecuencia se han visto empañadas por enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en los alrededores de la Plaza Tahrir de El Cairo. El mariscal Mohamed Hussein Tantawi, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, ha estado gobernando el país desde la expulsión de Mubarak y planea seguir haciéndolo incluso después de que las votaciones para la Cámara Baja del Parlamento concluyan en enero. No obstante ha accedido a acelerar el vacilante proceso electoral del país y a celebrar las presidenciales para julio de 2012 en respuesta a las manifestaciones convocadas el pasado otoño para exigir mayores reformas y el fin del gobierno militar.



RUSIA

Tipo: Presidenciales.

Cuándo: 4 de marzo.

Qué observar: La decisión de Vladímir Putin, el pasado septiembre, de empujar a un lado a Dimitri Medvedev e intentar un tercer mandato de seis años como presidente, tras una temporada como primer ministro, puede no haber sido del todo asombrosa. Pero lo que resultó sorprendente fueron las protestas masivas que estallaron en Moscú y otras ciudades tres meses más tarde en condena al supuesto fraude en los comicios parlamentarios, que aún así lograron asestar un buen golpe al partido Rusia Unida de Putin. Éste ha respondido a trompicones a su decreciente respaldo y a las mayores protestas desde la caída de la Unión Soviética, rechazando los llamamientos a revisar los controvertidos resultados de las elecciones a la vez que reconfirmaba en su puesto al arquitecto de su centralizado sistema político, Vladislav Surkov. Se espera que Putin, que se enfrentará al desafío lanzado por el multimillonario propietario de los New Jersey Nets Mijaíl Projorov, logre aún así ganar las presidenciales de marzo, pero es probable que deba hacer frente a una mayor disconformidad en el país de la que ha encontrado en el pasado. Nadie predice otra Revolución rusa aún, pero da la impresión de que esta historia no se ha acabado todavía.



CHINA


Tipo: 18º Congreso del Partido Comunista Chino.

Cuándo: Octubre.

Qué observar: Este otoño, el gigante asiático revelará quiénes son sus gobernantes para la próxima década en lo que hay que admitir que es más una transición entre líderes pactada en la trastienda que unas elecciones populares (según el Wall Street Journal, el orden en el que los líderes marchan sobre el escenario durante la conferencia del Partido Comunista equivaldrá al rango que ocuparán dentro del nuevo gobierno). Es casi seguro que Xi Jinping reemplazará al secretario del partido y presidente, Hu Jintao, y muchos creen que Li Keqiang sucederá al premier Wen Jiabao. Estos nuevos administradores deberán enfrentarse a una economía y un modelo de crecimiento que comienza a renquear, las señales de agitación social online y en lugares como Wukan, la transición política en Corea del Norte y las disputas territoriales y por los recursos con otros vecinos mientras EE UU se desvive en su atención a la región Asia-Pacífico. Y aunque la principal carrera electoral de Hong Kong está protagonizada por dos candidatos pro Pekín, las elecciones, programadas para el 25 de marzo, están resultando ser más animada de lo habitual, lo que debe tener a China con los nervios de punta.



MÉXICO

Tipo: Presidenciales, legislativas.

Cuándo: 1 de julio

Qué observar: El creciente descontento por la actuación del presidente Felipe Calderón en la guerra contra los carteles de la droga —que se ha cobrado aproximadamente 45.000 vidas desde 2006— y la discreta recuperación económica de México podrían allanar el camino para que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó el país durante gran parte del siglo XX, recobrara la presidencia, uniéndose detrás de su elegante y carismático candidato Enrique Peña Nieto. La violencia relacionada con las drogas en México es fundamentalmente de naturaleza política, y las elecciones de 2010 presenciaron cómo un destacado candidato a gobernador era asesinado a tiros por sicarios disfrazados como soldados, una cabeza cortada era arrojada cerca de la casa de un candidato a alcalde, y candidatos con chalecos antibalas emitían sus votos con un séquito de escoltas de seguridad detrás. No hay duda de que los cárteles continuarán desempeñando un papel en los comicios de este año. Durante la última votación presidencial en 2006, Calderón superó al líder de la izquierda Andrés Manuel López Obrador (que se presenta también este año) por un estrechísimo margen, lo que hizo que los resultados, por los que se luchó ferozmente, fueran decididos finalmente en los tribunales. Habrá que estar pendiente de más dramas teatrales en 2012.



FRANCIA


Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Presidente: 22 de abril (primera ronda), 6 de mayo (segunda ronda); Parlamento: 10 de junio (primera ronda), 17 de junio (segunda ronda).

Qué observar: El muy impopular presidente francés, Nicolas Sarkozy, que pasó el último año trabajando con la canciller alemana Angela Merkel para resolver la crisis europea de la deuda y encabezando la intervención militar internacional en Libia, se verá enfrentado contra el candidato socialista François Hollande, que nunca ha hecho campaña para un cargo a escala nacional y ni siquiera estaba planeando presentarse hasta que el ex jefe del FMI Dominique Strauss-Kahn renunció a hacerlo tras su detención bajo cargos de agresión sexual. La candidata de extrema derecha Marine Le Pen, el centrista François Bayrou, y el antiguo primer ministro Dominique de Villepin se han lanzado también al ruedo, en unas elecciones que se inclinarán en función de lo bien que los aspirantes a presidente convenzan a los votantes de que tienen la respuesta a la incipiente crisis económica del país (Francia está ya sufriendo para mantener su calificación crediticia AAA). Hollande, al que en general se considera favorito, ha prometido renegociar el acuerdo fiscal y presupuestario al que los líderes europeos accedieron en la cumbre de diciembre sobre la crisis y trabajar a favor de la intervención del Banco Central Europeo en Europa y de un nuevo eurobono, medidas a las que se opone Alemania. En otras palabras, no sólo Francia, sino Europa, y por la misma regla de tres, los mercados internacionales dependen con fuerza de quién se convierte en el próximo presidente galo.



ZIMBABUE

Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Sin concretar.

Qué observar: El presidente Robert Mugabe ha convocado elecciones en 2012 para sustituir al Gobierno del país, forjado en 2009 bajo la fórmula de reparto del poder tras un enconado enfrentamiento entre el hombre fuerte de Zimbabue y el Movimiento por el Cambio Democrático de Morgan Tsvangirai, que es ahora primer ministro. Pero no está claro cuándo se celebrarán los comicios, si es que lo hacen —y mucho menos un referéndum constitucional aplazado durante mucho tiempo pero que fue estipulado en el acuerdo de unidad de 2009 y apoyado por Tsvangirai—. Algunos observadores creen que Mugabe, que tiene 87 años y ha gobernado Zimbabue desde su independencia en 1980, quiere celebrar elecciones lo antes posible porque le preocupa estar demasiado débil para hacer de nuevo campaña. Unos comicios turbios podrían paralizar la recuperación económica de Zimbabue, y ya se han desatado las tensiones políticas por el encarcelamiento por parte del Gobierno de un legislador del MCD estas Navidades, presuntamente por sugerir que Mugabe, que en el pasado ha manifestado que los gais “destrozan la nación”, había mantenido relaciones sexuales homosexuales. En una tierra en la que un rollo de papel higiénico cuesta 145.750 dólares y el líder cree que solo Dios puede sacarle del poder, la situación amenaza con ponerse aún más negra y más surrealista antes de comenzar a mejorar.



VENEZUELA

Tipo: Presidenciales.

Cuándo: 7 de octubre.

Qué observar: Las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010 revelaron una brecha en Venezuela entre seguidores y oponentes de Hugo Chávez, y la envalentonada oposición del país siente ahora que se presenta la oportunidad de derrocar al presidente venezolano, aquejado de cáncer. Aún así, las encuestas de principios de diciembre mostraban que Chávez vencía frente a Henrique Capriles Radonski, el actual favorito para ganar las primarias de la oposición en febrero. La resistente popularidad de Chávez sugiere que su reelección puede depender de su salud. En un esfuerzo por demostrar que tiene la fuerza necesaria para lo que con probabilidad será la campaña más dura de sus 13 años de gobierno, el líder izquierdista ha rapeado en televisión y practicado footing con cadetes del Ejército. Dado que Chávez es un estrecho aliado de Fidel Castro y el principal oponente de Estados Unidos en América Latina (recientemente llamó a Barack Obama “payaso” después de que el presidente estadounidense criticara las actuaciones en materia de derechos humanos de Chávez y sus vínculos con Irán y Cuba), su caída tendría un importante impacto en la región.



LIBIA

Tipo: Parlamentarias.

Cuándo: Junio (provisional).

Qué observar: Bajo Muamar el Gadafi, las elecciones para el Congreso General del Pueblo eran una farsa. Ahora, con Gadafi derrocado y el Consejo de Transición Nacional de Libia al cargo, las parlamentarias están programadas para el verano en un país que ha gozado de escasa experiencia electoral durante las últimas cuatro décadas. El plan es que la asamblea provisional elegida en 2012 redacte una Constitución y después convoque nuevas votaciones al Parlamento en 2013, pero los líderes de la transición libia se han convertido en el blanco de las críticas por no haber recopilado todavía un registro electoral o realizado ningún anuncio sobre cómo se producirán los comicios, y mucho menos sobre el formato de la nueva asamblea. Los críticos dicen que en ausencia de estos preparativos, la votación no tendrá más remedio que retrasarse.



IRÁN



Tipo: Parlamentarias.

Cuándo: 2 de marzo.

Qué observar: Una de las grandes historias que produjo Irán en 2011 fue la lucha de poder entre el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad y el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. La carrera por el Parlamento en el año que comienza —las primeras votaciones desde las controvertidas elecciones presidenciales de 2009 que encendieron el Movimiento Verde— enfrentará a candidatos de la línea dura leales a Jamenei contra los partidarios de Ahmadineyad, mientras los principales grupos reformistas del país boicotean lo que ellos consideran un simulacro de ecomicios. Ya se han registrado más de 1.000 candidatos, según los medios iraníes, pero primero serán examinados por un consejo de clérigos conservadores en base a su fidelidad al régimen y al islam antes de poder presentarse. En última instancia, por supuesto, es Jamenei quien ostenta el poder en Irán. Pero las elecciones podrían dejar al descubierto las divisiones políticas del país en un momento en el que se acumulan las tensiones con Occidente a propósito del programa nuclear de Teherán, siendo la más reciente la amenaza iraní de tomar represalias contra las sanciones económicas estadounidenses con el cierre del Estrecho de Ormuz.



COREA DEL SUR

Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Presidente: 19 de diciembre; Parlamento: 11 de abril.

Qué observar: Las elecciones presidenciales y parlamentarias de Corea se celebran en el mismo año por primera vez desde 1992, en un momento en el que además la desigualdad de rentas y la transición política en Corea del Norte tras la muerte de Kim Jong Il se convertirán con probabilidad en los temas dominantes de la frenética temporada de campaña. La victoria sorpresa de un candidato independiente, Park Won-soon, en la competición por la alcaldía de Seúl en 2011 ha reforzado la influencia de la oposición, que está enfurecida por la inflexible postura del presidente saliente, Lee Myung-bak, sobre Corea del Norte (el progresista Partido Laborista Democrático también se opuso con vehemencia al recientemente ratificado acuerdo de libre comercio de Corea del Sur con Estados Unidos). Si la oposición de izquierda logra arrancar el poder al conservador partido gobernante, el país podría suavizar su política hacia su vecino del norte. Los descontentos votantes surcoreanos están prestando atención a candidatos poco convencionales: el magnate de los programas antivirus Ahn Cheol-soo, que todavía no ha declarado su interés en presentarse como candidato a presidente, se impone en las encuestas a su más cercano rival, Park Geun-hye, una miembro del partido gobernante que se ha propuesto convertirse en la primera mujer presidente de Corea del Sur.



MOLDAVIA

Tipo: Presidenciales.

Cuándo: 15 de enero.

Qué observar: Y usted que pensaba que la racha de 541 días sin gobierno de Bélgica era mala. Pues resulta que la república ex soviética de Moldavia ha estado sin un presidente durante más de dos años. Lo que es peor, actualmente no hay siquiera candidatos para la elección presidencial de este empobrecido país de Europa del Este, que se celebra en el Parlamento en vez de por votación popular y para la que faltan sólo unas semanas. El único candidato, el portavoz parlamentario y presidente provisional Marian Lupu, se retiró en diciembre tras no lograr cosechar la mayoría parlamentaria necesaria para asumir el cargo —un problema que ha acosado a los anteriores aspirantes—. Esta parálisis política está impidiendo que Moldavia lleve a cabo las reformas comerciales y judiciales que necesita con urgencia y que resuelva su conflicto con la región separatista de Transnistria, que —en un giro de los acontecimientos que no es probable que haga sentirse mejor a Moldavia — eligió nuevo presidente el 25 de diciembre.



TAIWAN

Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: 14 de enero.
Qué observar: El resultado de estas elecciones podría tener importantes implicaciones para la relación de Taiwan con China, que todavía reclama soberanía sobre la isla, a pesar de que ésta se ha gobernado a sí misma de manera independiente desde 1949. Es probable que el presidente Ma Ying-jeou, que ha abierto canales diplomáticos con China y forjado un pacto bilateral de comercio con Pekín, continúe este acercamiento si gana los comicios. Pero si el candidato del Partido Democrático Progresista, Tsai Ing-wen, asume el poder, las tensiones podrían aumentar en el Estrecho de Taiwan, amenazando la estabilidad de la región. Pekín ha advertido a la oposición que pondría en peligro un estrechamiento de las relaciones si el PDP no varía su postura a favor de la independencia.



YEMEN



Tipo: Presidenciales.

Cuándo: 21 de febrero.

Qué observar: Tras numerosas salidas en falso, el presidente yemení Alí Abdulá Saleh finalmente accedió el pasado noviembre a un acuerdo elaborado por los países del Golfo y respaldado por Estados Unidos para poner fin a sus 33 años de mandato y ceder el poder a su vicepresidente después de nueve meses de protestas que llevaron a Yemen al borde de la guerra civil. Se celebrarán a comienzos de este invierno unas elecciones presidenciales, y el nuevo líder de Yemen inmediatamente tendrá que lidiar con la corrupción, la pobreza, los movimientos separatistas y los reductos de extremismo islámico que Saleh ha dejado tras de sí. El último viernes de 2011, decenas de miles de personas se lanzaron a las calles de la capital, Sanaa, para exigir que Saleh fuera procesado por las muertes de cientos de manifestantes antigubernamentales, mientras el saliente líder yemení intenta conseguir un permiso para viajar a EE UU para recibir tratamiento médico.



SENEGAL

Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Presidente: 26 de febrero; Parlamento: junio.

Qué observar: En julio, el envejecido presidente senegalés , Abdoulaye Wade, reformó la Constitución del país para que le permitiera presentarse a un tercer mandato, ganar los comicios con sólo un 25% de los votos y transferir el poder a su hijo Karim Wade, que ya es ministro del Gobierno. Wade dio marcha atrás en muchos de los cambios propuestos al producirse nuevos disturbios, pero todavía planea presentarse como candidato el próximo febrero. En septiembre, dobló la cantidad exigida para ser candidato en las elecciones (que ahora es de 145.000 dólares). Una mayor inestabilidad en Senegal —que durante mucho tiempo ha sido una fuerza estabilizadora en África occidental— podría tener más amplias repercusiones para la región.



KAZAJISTÁN


Tipo: Parlamentarias.

Cuándo: 25 de enero.

Qué observar: Puesto que el presidente Nursultan Nazarbayev ganó un nuevo mandato de cinco años en abril con el 95,5% de los votos y que su partido, Nur Otan, logró todos los escaños en el Parlamento en 2007, uno no esperaría que las elecciones en Kazajistán significaran mucho. Pero los sangrientos enfrentamientos en diciembre entre policías y quienes protestaban en apoyo a los trabajadores de la provincia productora de petróleo del país han hecho los próximos comicios más interesantes. Las votaciones, que se convocaron después de que el Parlamento se disolviera en noviembre, serán las primeras desde la aprobación de una ley en 2009 que exige que en el Parlamento entren dos partidos. “Una muy dura represión policial, un apagón informativo, arrestos masivos y la negativa a reconocer las quejas de los trabajadores del crudo constituyen la receta para futuras agitaciones”, según manifestó a Bloomberg un analista de la región. Por supuesto, la oposición puede decidir también boicotear las votaciones, como hizo durante las últimas elecciones presidenciales.



KENIA

Tipo: Parlamentarias, presidenciales.

Cuándo: 14 de agosto.

Qué observar: Tras las sangrientas disputas de 2007 entre el actual presidente, Mwai Kibaki, y el líder de la oposición, Raila Odinga, que dejaron 1.500 muertos y a unas 300.000 personas sin hogar, Kenia fue capaz de poner freno a la violencia étnica con la formación de un gobierno de coalición. Pero este liderazgo bicéfalo no ha funcionado muy bien y un referéndum constitucional celebrado el pasado agosto exigió un sistema de equilibrio y control sobre los distintos poderes y la separación entre estos y unos nuevos comicios. En una señal preocupante, la propia fecha de las elecciones está demostrando ser polémica, con un continuo va y viene entre los tribunales y el Parlamento mientras la administración electoral intenta retrasarlas hasta diciembre.



UCRANIA

Tipo: Parlamentarias.

Cuándo: 28 de octubre.

Qué observar: La política ucraniana ha sido turbulenta desde 2004, cuando el líder de la oposición Viktor Yushchenko fue envenenado con dioxina y unas controvertidas elecciones presidenciales desencadenaron la protesta popular conocida como la “Revolución Naranja”. Ahora Yulia Tymoshenko, que acusó al presidente ucraniano Viktor Yanukovych de fraude cuando se presentó contra él en 2010, ha sido sentenciada a siete años en prisión por, supuestamente, pagar a Rusia un precio demasiado alto por el gas natural. La semana pasada, Tymoshenko fue trasladada a una prisión a casi 500 kilómetros de la capital. Si logra o no lanzar una campaña desde allí es algo que está por verse.



MADAGASCAR

Tipo: Presidenciales, parlamentarias.

Cuándo: Marzo (provisional).

Qué observar: Durante los últimos diez años, la política en Madagascar no ha sido un espectáculo bonito. En los dos últimos años solamente, el autoproclamado presidente Marc Ravalomanana fue depuesto y juzgado in absentia por abuso de poder, y el líder provisional Andry Rajoelina marcó un calendario para la celebración de un referéndum constitucional y unos comicios que nunca cristalizó. En 2011, ocho partidos políticos lanzaron un nuevo intento de de formar gobierno con el anuncio de un plan para celebrar elecciones el próximo marzo. Pero la coalición nunca especificó un calendario electoral y los partidarios de Ravalomanana, muchos de los cuales ha huido a Suráfrica, se han negado a participar. Las pequeñas empresas están luchando por sobrevivir a la inestabilidad y las perspectivas de éxito de esta última ronda de convulsiones políticas parecen escasas.


ALBANIA

Tipo: Presidenciales.

Cuándo: 23 de julio.

Qué observar: Albania ocupa todavía un lugar en la lista de los países más pobres de Europa, y durante los últimos dos años el Gobierno ha luchado contra el fraude y las crisis políticas. En 2009, el Partido Democrático de Sali Berisha a duras penas pudo improvisar una coalición con el Partido Socialista, a la vez que combatía las acusaciones de fraude electoral. En 2011, cuatro personas fueron asesinadas durante una concentración de la oposición el 21 de enero —el que fuera un asesinato o una acción del gobierno para evitar un golpe de Estado por parte de gente con “pistolas camufladas como paraguas y bolígrafos” depende de la efectividad de la persuasión política—. La agitación ha dañado el proceso de admisión de Albania en la Unión Europea y Bruselas se propone seguir muy atentamente las próximas elecciones presidenciales.

EUROPA: NADA QUE CELEBRAR

¿Les parece que 2011 fue un mal año para Europa? Pues 2012 puede ser mucho peor, si los líderes de la UE no se ponen serios y abordan estos seis problemas.


En Europa, el nuevo año no parece especialmente prometedor. Aun si se cumplieran las perspectivas más optimistas para el euro y la economía de la UE, 2012 será un año de austeridad, recesión, desempleo en aumento y descenso de los niveles de vida. Y, cuanto más empeore la situación económica, más probabilidades hay de que los europeos se vuelvan en contra del euro, la UE, la inmigración, el libre comercio... y unos de otros.

Da la impresión de que la crisis de la eurozona va para largo. Una de las razones es la brecha ideológica que separa a los dirigentes de la zona euro a propósito de la filosofía económica. La concepción predominante en Alemania y algunos otros países es que unos recortes serios del gasto público, unidos a reformas estructurales diseñadas para impulsar la productividad, generarán crecimiento a largo plazo y curarán los males de la eurozona. Sin embargo, muchos economistas destacados del mundo anglosajón, Francia y el sur de Europa creen que esta medicina alemana es contraproducente. Alegan que la raíz de la enfermedad son los desequilibrios dentro de la eurozona; no solo los déficits de cuenta corriente del sur de Europa, sino también el superávit de cuenta corriente de Alemania (casi el 6% del PIB en 2011). El método alemán para abordar esos desequilibrios es imponer una austeridad y unos recortes salariales muy estrictos a los países del sur, lo cual reducirá las importaciones y hará necesaria menos financiación exterior. Pero el inconveniente de ese remedio es que desemboca –al menos, a corto y medio plazo— en una producción económica cada vez menor y, por consiguiente, en unas deudas que se vuelven insostenibles. Y eso aumenta la probabilidad de que los Gobiernos se declaren en bancarrota, lo cual, a su vez, pone en peligro la solvencia de los bancos en toda Europa.

Por ese motivo, quienes critican la receta alemana dicen que las reformas estructurales en la periferia europea deben ir acompañadas de esfuerzos para impulsar la demanda, sobre todo en los países del núcleo duro. Señalan que los mercados han empezado a preocuparse tanto por las posibilidades de crecer de los países periféricos como por su capacidad de pagar las deudas. A las economías periféricas de la Unión Europeas hay que ayudarlas no solo a través de ayudas e inversiones de fuera, sino mediante un reequilibrio de la economía alemana para que consuma, invierta e importe más (en especial de sus socios europeos).

Estos argumentos encuentran mala acogida en numerosos círculos de Alemania, sobre todo cuando proceden de unos anglosajones que, como dicen los alemanes con razón, han administrado mal sus propias economías y tienden a no tomarse en serio la inflación. Algunos alemanes afirman que un exceso de generosidad con los países del sur fomentará el riesgo moral, en forma de gasto desmesurado. Creen que la crisis de la eurozona tiene su origen en el hecho de que los Gobiernos han infringido las reglas de la UE sobre el déficit. (En realidad, de los cinco países periféricos con problemas, Grecia es el único que infringió gravemente el límite del 3% de déficit presupuestario en los años previos a la crisis; Portugal estaba algo por encima de ese umbral.) De modo que, en 2011, los alemanes presionaron a la Unión Europea para que aprobara una legislación que impusiera normas mucho más estrictas a los gobiernos a la hora de pedir prestado, y en 2012 van a intentar consagrar unas normas similares en un nuevo tratado.

Muchos Gobiernos de la UE piensan que este análisis económico que hace Alemania es erróneo y que el nuevo tratado exigido por la canciller Angela Merkel no tiene sentido. Pero han aceptado sumarse al plan alemán para imponer más disciplina fiscal con la esperanza de que Berlín se quede tranquilo pensando que unas normas más estrictas van a impedir que los Estados del sur se endeuden demasiado y confiando en que, por tanto, Alemania haga lo que sea necesario para salvar el euro. A corto plazo, eso significaría relajar su oposición a que el Banco Central Europeo compre bonos de países en dificultades o preste dinero a los fondos de rescate para restablecer la confianza en los mercados financieros. A la larga, supondría repartir los costes de tener una divisa común mediante un programa de endeudamiento colectivo como la emisión de “eurobonos”. Ahora bien, en el momento de empezar 2012, los líderes alemanes están muy lejos de adoptar tales estrategias. Tal vez la opinión pública limita su capacidad de hacerlo, pero es difícil ver cómo puede resistir el euro si ellos no ceden en alguno de sus principios económicos.

Un segundo motivo para suponer que la crisis del euro va a ser duradera es la pobre calidad de los dirigentes, no solo en Alemania sino en toda la UE. ¿Dónde están los Churchill, Monnet, Adenauer, Giscard, Schmidt y Delors de hoy? A lo largo de 2011, los líderes de la UE celebraron una cumbre detrás de otra. En cada una de esas ocasiones, salieron diciendo que tenían una nueva “solución” para la crisis de la eurozona. Y en cada una de esas ocasiones, las medidas tomadas fueron demasiado escasas y llegaron demasiado tarde.

Los mercados financieros han empezado a dudar de que la UE sea capaz de resolver los problemas de su moneda. Igual que los Gobiernos de todo el mundo. Estados Unidos, China, India y Brasil han instado a los dirigentes europeos a que actúen con más decisión.

Todavía no está todo perdido. Una ruptura de la eurozona tendría consecuencias aterradoras, desestabilizaría bancos, pondría en peligro contratos legales y reduciría la producción económica. Habría un refuerzo de los controles del capital, la vigilancia de fronteras y el proteccionismo instintivo. Es posible que el mercado único y la UE no sobrevivieran en su forma actual. Podemos imaginar hasta qué punto, en semejante clima, prosperaría el populismo xenófobo. Por consiguiente, los líderes políticos –incluso los menos brillantes– tienen grandes incentivos para mantener el euro en pie.

A la hora de la verdad, los dirigentes alemanes tendrán que decidir si quieren salvar el euro o dejar que se resquebraje. A finales de 2011, un funcionario del Elíseo me dijo: “Creemos que, en el último momento, los alemanes intentarán salvar el euro. Pero nos preocupa que, para cuando actúen, sea ya demasiado tarde”.

He aquí, pues, antes de que sea demasiado tarde, las seis grandes preocupaciones que deben tener en cuenta los dirigentes europeos en 2012:




2011, que dejó a Gran Bretaña en solitario, fue sintomático del declive de la influencia británica.

Son muchos los factores que están erosionando el apoyo del pueblo británico a la UE: la inmigración, de la que se culpa a la UE; la crisis de la eurozona, que ha demostrado que los líderes de la Unión son unos incompetentes; las normas y regulaciones que afectan al centro financiero de la City de Londres, algunas de las cuales se consideran impulsadas por los intereses franceses y alemanes; y, por supuesto, la prensa sensacionalista, que hace todo lo que puede para agitar la eurofobia.

El Partido Conservador, como la opinión pública, está volviéndose cada vez más euroescéptico. Muchos conservadores quieren renegociar los términos de la pertenencia a la UE; una forma educada de decir “retirarse”.Hoy es verosímil pensar que Gran Bretaña pueda salirse de la UE de aquí a 10 años. El primer ministro, David Cameron, y los líderes conservadores actuales no quieren sacar al país de la Unión, pero podría muy bien ocurrir que la próxima generación, cuando llegue al poder, obedezca los deseos de las bases del partido y convoque un referéndum sobre la retirada de la Unión.




Por primera vez en la historia de la UE, Francia es claramente el número 2. Durante la mayor parte de la historia de la UE, la pareja franco-alemana ha ejercido una dirección conjunta. Ahora, sin embargo, las crisis financiera y de la eurozona han acentuado la debilidad económica relativa de Francia respecto a Alemania; sobre todo, que tiene unos bancos peor capitalizados, déficits presupuestarios más altos y peor comportamiento exportador, con la consecuencia de un mayor coste del endeudamiento.

En apariencia, Merkel y Sarkozy se reúnen y toman decisiones conjuntas que el resto de la eurozona se limita a seguir. Pero, en la mayor parte de las cuestiones fundamentales que afectan al euro –si debe elaborarse un nuevo tratado, si se necesitan los eurobonos, si se debe permitir que el Instrumento Europeo de Estabilidad Financiera pida prestado al Banco Central Europeo–, prevalecen las opiniones de Berlín. La estrategia de Sarkozy parece consistir en aferrarse a Alemania con la esperanza de influir en los detalles estratégicos y mantener la apariencia de igualdad.

La cumbre de la UE de diciembre de 2011 fue un ejemplo poco frecuente de victoria parcial de Francia. Merkel habría preferido que los 27 países se pusieran de acuerdo sobre un nuevo tratado, mientras que Sarkozy veía con buenos ojos la idea de un nuevo órgano intergubernamental solo para los países de la eurozona. El hecho de que Gran Bretaña rechazara un nuevo tratado de la UE permitió a Sarkozy establecer dicho órgano, aunque tuvo que aceptar la idea alemana de incluir a la mayoría de los países que no están en el euro.

Los dirigentes de la oposición socialista francesa han criticado a Sarkozy por estar tan dispuesto a seguir a los alemanes. François Hollande, el candidato socialista a la presidencia, ha dicho que piensa “renegociar” el pacto fiscal para que se centre menos en la austeridad. Sin embargo, ese pacto se firmará antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, en mayo, y, si Hollande gana, tendrá que aceptar lo que haya firmado Sarkozy. La sensación de que País ya no dirige Europa podría reforzar el euroescepticismo francés. Marine Le Pen, del Frente Nacional, es muy crítica con la UE y el euro, y está aprovechándose de sus dificultades. Un aumento del apoyo a la dirigente del Frente Nacional en las presidenciales podría empujar a los políticos de los grandes partidos a abandonar la idea de más integración europea.


Alemania es el líder incuestionable por primera vez en la historia de la UE. Ahora bien, otra cosa muy distinta es que sepa liderar. A muchos alemanes les resulta incómodo ese papel. Los políticos germanos están aprendiendo muy poco a poco, quizá excesivamente poco a poco, las responsabilidades que entraña el liderazgo. Hay demasiados de ellos que definen sus intereses nacionales en términos excesivamente estrictos. Demasiado pocos que explican a la población que el euro es bueno para la economía alemana: si la moneda se hundiera, el nuevo marco dispararía su valor y perjudicaría la competitividad de las exportaciones alemanas. También podrían destacar que el euro fue el precio que pagó Alemania a cambio de una reunificación fácil, y que se ha convertido en el símbolo de la identidad europea de la Alemania de posguerra.

Cada vez más, los vecinos de Alemania le piden que asuma sus responsabilidades. Como dijo el ministro de Exteriores polaco en Berlín el pasado mes de noviembre: “pedimos a Berlín que reconozca que es el mayor beneficiario de los acuerdos actuales y que, por tanto, tiene la mayor obligación de hacer que se mantengan... Tengo menos miedo al poder alemán que el que estoy empezando a tener a su inactividad”.

Al empezar 2012, la eurozona requiere dos cosas para estar sana. La primera, unos Gobiernos en los países periféricos que se comprometan a realizar reformas estructurales que sienten las bases del futuro crecimiento. Desde finales del año pasado, los griegos, irlandeses, italianos, portugueses y españoles tienen esos gobiernos (aunque su longevidad no está garantizada, ni mucho menos). La segunda, una Alemania que tome las medidas necesarias para asegurar la supervivencia del euro. Sin embargo, 20 años después de la cumbre de Maastricht que alumbró el euro, los socios de Alemania siguen esperando a que el gigante europeo esté a la altura de las circunstancias.

La situación de las 'revoluciones', por países

La represión y la violencia a manos del Estado continuarán azotando a Oriente Medio y el Norte de África en 2012 si los gobiernos de la región y las potencias internacionales no acometen los cambios que se les demandan. Así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional el informe, titulado 'Año de rebelión: El estado de los derechos humanos en Oriente Medio y el Norte de África', donde describe cómo los gobernantes han usado una violencia extrema para resistirse al clamor popular de una reforma fundamental.

Frente a esa represión, afirma sin embargo que los impulsores de las revueltas no han dado señales de renunciar a sus objetivos o aceptar reformas esporádicas.
"Los movimientos de protesta de toda la región, encabezados en muchos casos por jóvenes y en los que las mujeres ocuparon un lugar central, han demostrado una asombrosa resistencia ante una represión en ocasiones alarmante", afirma Philip Luther, director provisional del Programa para Oriente Medio de Amnistía.
Pese al optimismo que se vivió en el Norte de África con el derrocamiento de los gobernantes que, durante tanto tiempo, habían ocupado el poder en Túnez, Egipto y Libia, Amnistía afirma que estos avances no se han afianzado mediante reformas institucionales que garanticen que ese tipo de abusos no se repite.

Egipto

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se comprometió a satisfacer las demandas de la 'Revolución del 25 de Enero' pero, según AI ha cometido abusos en algunos casos peores a los del Gobierno de Hosni Mubarak.
El ejército y las fuerzas de seguridad reprimieron violentamente las protestas, en operaciones que causaron al menos 84 muertes entre octubre y diciembre de 2011. La tortura bajo custodia persistió, y se juzgó a más civiles ante tribunales militares en un solo año que en los 30 años de gobierno de Mubarak.
Las mujeres han sido vejadas para que no participen en las protestas y las oficinas de varias ONG egipcias e internacionales fueron asaltadas por las fuerzas de seguridad para silenciar las críticas a las autoridades.
La ONG teme que en 2012 el Consejo Supremo renueve sus intentos de limitar la capacidad de los egipcios de protestar y expresar libremente su opinión.
Túnez
El levantamiento en Túnez trajo consigo importantes mejoras en materia de derechos humanos pero, un año después, mucha gente considera que el ritmo de cambio ha sido muy lento, y las familias de las víctimas aún aguardan justicia.
Tras las elecciones de octubre, se formó un nuevo gobierno de coalición. Moncef Marzouki, activista de derechos humanos y ex preso de conciencia es el presidente provisional del país. Para AI, es fundamental que Túnez redacte una nueva constitución que garantice la protección de los derechos humanos y la igualdad ante la ley.

Libia

En Libia persisten las dudas sobre la capacidad de las nuevas autoridades de controlar las brigadas armadas que ayudaron a derrotar a las fuerzas de Gadafi e impedir que repitan el patrón de abusos del sistema anterior.
Pese a que el Consejo Nacional de Transición pidió a sus partidarios que evitaran las represalia, los graves abusos cometidos por las fuerzas contrarias a Gadafi rara vez se han condenado. En noviembre, la ONU manifestó que, según estimaciones, 7.000 detenidos permanecían recluidos en centros improvisados bajo el control de las brigadas revolucionarias, sin perspectivas de ser sometidos a un proceso judicial adecuado.
Siria
Las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia sirios han sido responsables de homicidios que constituyen crímenes de lesa humanidad, en un vano intento de someter a los manifestantes y los opositores. En 2011 se contabilizaron más de 200 muertes bajo custodia policial, una cifra 40 veces superior a la media anual reciente de Siria.

Yemen

La situación de punto muerto respecto a la presidencia causó un sufrimiento adicional para la población. Más de 200 personas murieron en el contexto de las protestas, y centenares más, en enfrentamientos armados. Decenas de miles se vieron desplazadas por la violencia, lo que provocó una crisis humanitaria.

Bahréin

El pasado mes de noviembre se esperaba que la presentación de un informe independiente elaborado por expertos internacionales sobre los abusos relacionados con las protestas supusiera un nuevo comienzo para el país. Al concluir el año, aún estaba por ver la solidez del compromiso del gobierno respecto a aplicar las amplias recomendaciones de la comisión.

Arabia Saudí

Anunció en 2011 grandes partidas de gasto, con la intención intento de impedir las protestas, pero éstas continúan pese a ello y a la redacción de una represiva ley antiterrorista.

Irán

El gobierno siguió acallando la disidencia, endureciendo las restricciones a la libertad de información y reprimiendo a periodistas, blogueros, sindicalistas independientes y activistas políticos.
Para Amnistía, la respuesta de las potencias internacionales y de órganos regionales como la Unión Africana, la Liga Árabe y la UE a los sucesos de 2011 ha sido poco coherente, y no ha captado el calibre del desafío al que se enfrentan los arraigados regímenes represivos de la región.
"Lo más sorprendente del pasado año ha sido que –salvo excepciones– el cambio se ha logrado en gran medida por los esfuerzos de la gente corriente que se ha echado a las calles, no por la implicación de potencias extranjeras”.

Turquía juzgará a los responsables del golpe de Estado de 1980

Los generales retirados de 94 y 86 años se enfrentan a cadena perpetua

Durante 30 años los generales que participaron en el golpe de Estado de 1980, el más sangriento de la historia de Turquía, vivieron con la seguridad de que nadie llamaría a su puerta para pedir responsabilidades. La Constitución que redactaron en 1982 y que todavía está vigente en Turquía, aseguraba su futura inmunidad. Sin embargo hoy, un tribunal de Ankara ha abierto una querella criminal contra los únicos dos líderes vivos de la asonada que dejó más de 600.000 detenidos, 30.000 desterrados y decenas de ajusticiados.

La decisión que allana el camino para juzgar generales que encabezaron el golpe fue posible tras la reforma constitucional de septiembre de 2010. En ella, los turcos aprobaron mediante un referéndum popular suprimir el artículo 15 de la Constitución que velaba por la inmunidad de los uniformados. Como recogió ampliamente la prensa turca, al día siguiente del referéndum cientos de ciudadanos turcos corrieron a los juzgados a imponer denuncias contra los golpistas, cuyo trámite ha sido finalmente aceptado tras un año de investigaciones.

Sin embargo, tan solo dos de los cinco generales que encabezaron el levantamiento contra el Gobierno conservador de Süleyman Demirel podrán ser juzgados. Tres de ellos han fallecido y los dos generales con vida, de avanzada edad, puede que no vivan los suficiente para dar cuenta de sus actos. El general Kenan Evren, quien dirigió el golpe y fue presidente de Turquía hasta 1989, es ahora un anciano de 94 años dedicado a la pintura en un lujoso complejo hotelero del Egeo turco. Junto a él, el tribunal ha admitido a trámite las querella contra el entonces comandante de las Fuerzas Aéreas, el general Tahsin Sahinkaya, de 86 años. La fiscalía pide para ambos cadena perpetua sin fianza.

La noticia ha sido recibida con alegría por la mayoría de los turcos. Pocos confiaban con que las denuncias llegaran a buen término ya que según la ley turca, los crímenes prescriben a los 30 años y el referéndum que aprobó la derogación del artículo 15 tuvo lugar exactamente 30 años después del golpe. Sin embargo, los abogados de los demandantes sostienen que se tratan de crímenes contra la humanidad por lo que no deberían estar sujetos a limitaciones temporales y que en caso de existir, deberían comenzar a contar en el momento en que se levante la inmunidad a los generales, osea el 12 de septiembre de 2010. Hoy los tribunales les han dado la razón.

Pero puede que la justicia no llegue a tiempo. La complicada burocracia del país hace que los juicio sean lentos. Además, el general Evren, quien siempre ha defendido su actuación en el golpe, amenazó el año pasado con suicidarse si era llevado ante el juez.

No son muchos los turcos que quieren ver a dos ancianos acabar sus días en la cárcel. Sin embargo, como explica el activista kurdo Murat Özkan, gran parte de la sociedad considera este paso esencial para curar las heridas. “Quiero que sepa la verdad, que un golpe de Estado sea considerado como un crimen. La sociedad turca necesita que los responsables acepten su culpa públicamente para pasar página”, asegura.

martes, 10 de enero de 2012

Asad anuncia la convocatoria de un referéndum constitucional para marzo

El presidente sirio, en la primera intervención televisada desde junio, defiende la actuación del régimen y se declara dispuesto a que otras fuerzas políticas entren en el Gobierno
Asad ha criticado esta mañana a la Liga Árabe por reclamar la democratización de Siria, mientras acoge entre sus miembros más influyentes a monarquías absolutas como la saudí, y ha prometido a sus ciudadanos que la victoria contra las “fuerzas extranjeras” está “muy próxima”. El Asad asegura que el régimen sirio está “adaptándose a las nuevas realidades a su propio ritmo” y ha anunciado un referéndum para marzo con el fin de aprobar una reforma constitucional en la que el Baaz, hasta ahora partido prácticamente único, perdería su condición hegemónica.

Sus proyectos de reforma, en los que la oposición no tiene ninguna fe, incluyen la formación de un Gobierno de coalición “con representación de todas las fuerzas” y unas elecciones parlamentarias antes del verano. Las elecciones municipales celebradas en diciembre en un clima de gran violencia fueron un fiasco, con una participación bajísima y candidatos designados a dedo desde Damasco.

El jefe del Estado sirio ha pronunciado un discurso en la Universidad de Damasco, retransmitido en directo por televisión, en el que ha reiterado la tesis que mantiene desde que en marzo empezó la revuelta: la oposición a su régimen, según él, se articula en torno a bandas armadas financiadas por otros países de la región, en aparente referencia a Arabia Saudí, supuestamente aliada de forma encubierta con Israel y Estados Unidos.

Asad considera que los demás países miembros de la Liga Árabe (de la que Siria permanece temporalmente excluida), y en especial las monarquías del Golfo, carecen de autoridad moral para reclamar la apertura de su régimen. “El primer Parlamento sirio se formó en 1917. ¿Dónde estaban ellos entonces?”, se ha preguntado. “Son como un doctor que fuma y, con el cigarrillo en la boca, recomienda a su paciente que deje de fumar”.

"Conspiradores extranjeros"

La represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones de protesta, las acciones de bandas armadas favorables y contrarias al régimen, los atentados terroristas (tres en el último mes) y los asaltos protagonizados por el llamado Ejército de la Siria Libre, compuesto por desertores, han causado ya la muerte de al menos 5.000 civiles, según la ONU, y de unos 2.000 soldados y policías, según el Gobierno sirio. Asad ha admitido que la crisis está costando “un alto precio” en vidas, pero ha insistido en que no son los ciudadanos sirios los que intentan acabar con su régimen, sino “conspiradores extranjeros” cuyo objetivo consiste en desestabilizar el país.

“Nadie ha ordenado a nadie que dispare sobre los ciudadanos, no existe ninguna cobertura legal para la violencia”, ha insistido, pese a los abundantes testimonios que demuestran que las fuerzas de seguridad disparan frecuentemente contra las multitudes y usan artillería pesada para someter zonas rebeldes. Asad considera que dispone aún del “respaldo del pueblo sirio”, algo aparentemente confirmado por un reciente sondeo del Instituto de Doha, según el cual el 55% de los sirios apoyan a su presidente, frente al 85% que desea su dimisión entre las poblaciones vecinas. “Cuando deje la presidencia lo haré por voluntad de mi pueblo, no porque lo exijan otros”, ha dicho.

Bachar el Asad asegura que fue él quien tuvo la idea de invitar a observadores de la Liga Árabe, para que “comprobaran la verdad”, y justifica tanto las restricciones a la entrada en el país de periodistas extranjeros como las limitaciones impuestas sobre el trabajo de los que reciben visado: “Al principio dimos libertad de movimientos a la prensa, pero las invenciones que difundía nos convencieron de que lo apropiado era establecer controles”, afirma.

Dos observadores kuwaitíes, heridos en un ataque

REUTERS, DUBAI
Dos miembros kuwaitíes de la misión de observadores de la Liga Árabe en Siria han resultado levemente heridos este martes a manos de un grupo de "manifestantes no identificados" que les han atacado mientras se dirigían a la ciudad portuaria de Latakia, según ha informado el Ejército kuwaití.
Los dos observadores han sido trasladados a un hospital, donde fueron atendidos, y posteriormente han continuado con su misión, según un comunicado del Ejército citado por la agencia estatal kuwaití de noticias, KUNA.

Catar se erige en el mediador omnipresente en el mundo musulmán

El emirato llena el vacío diplomático dejado por Egipto y Arabia Saudí

El anuncio la semana pasada de que los talibanes afganos van a abrir una oficina política en Catar dice tanto o más del creciente peso político de ese pequeño emirato como de las intenciones de la milicia. La diplomacia catarí lleva varios años mediando en algunos de los problemas más intratables de la zona (Sudán, Yemen, Líbano). Sin embargo, desde el estallido de la primavera árabe su alineamiento con las revueltas ha dado un nuevo énfasis a ese esfuerzo. Como el empeño en albergar grandes eventos deportivos, su política exterior busca sin duda prestigio internacional, pero es sobre todo la estrategia de supervivencia en un entorno regional difícil de un país limitado por su demografía, aunque dotado de ingentes recursos naturales.

Con 11.500 kilómetros cuadrados y una población autóctona que apenas alcanza el cuarto de millón, Catar ha adquirido un peso internacional muy por encima de lo esperable. El entusiasmo que ha mostrado por las revueltas en Túnez, Egipto, Yemen, Libia o Siria contrasta con la prevención que los cambios han despertado en Arabia Saudí, y las aparentes simpatías que han despertado en Irán. El apoyo operacional catarí a la zona de exclusión aérea libia fue decisivo para legitimar la resolución de la ONU que firmó la sentencia de muerte del régimen de Muamar el Gadafi. Además, el emirato se ha se ha mostrado más rápido que Occidente en aceptar la realidad del ascenso islamista que ha traído el derribo de los dictadores.

"Qatar destaca porque nadie más tiene una política activa en la región", interpreta Tarik Yousef, investigador principal de la Brookings Institution y director de Silatech, una iniciativa para crear empleo juvenil basada en Catar. En su opinión, Egipto y Arabia Saudí, los poderes tradicionales, se están quedando al margen, el primero absorto en sus propios problemas y el segundo, falto de reflejos.

Relación con las potencias

Yousef admite que también pesa que el emirato "tiene buenas relaciones con las potencias que cuentan, es percibido como un interlocutor justo y tiene los recursos financieros necesarios". De hecho, algunos observadores han tachado sus esfuerzos de "diplomacia de chequera". Disponer de las terceras reservas mundiales de gas ayuda, pero no basta. Todos los analistas consultados destacan la implicación personal del emir y del primer ministro tanto para evitar que Líbano se precipitara en una nueva guerra civil en 2008 como en recabar apoyos para la oposición libia la pasada primavera.

Sin embargo, no todo el mundo comparte la idea de que exista un vacío, y la insistencia de Catar por participar en algunas crisis ha molestado a sus vecinos. Tal fue el caso de Egipto al saber de su implicación en Sudán, un país que consideraba dentro de su esfera de influencia, y de Arabia Saudí poco después a raíz de su intento de ayudar al Gobierno yemení a cerrar la crisis con los rebeldes del clan Huthi (chiíes). Ahora, la anunciada apertura de una oficina talibán en Doha vuelve a dejar de lado a ese reino que fue el principal financiador de la milicia afgana.

Mehran Kamrava, que dirige el Centro de Estudios Internacionales y Regionales de la Universidad de Georgetown en Catar, considera que la principal motivación del emirato "es una estrategia de supervivencia de un Estado pequeño en un entorno difícil, lo que exige la participación activa con el resto del mundo".

La supervivencia buscaría en última instancia la seguridad de la familia gobernante, los Al Thani, una monarquía absoluta que como el resto de las de la región aprendió la lección de la invasión iraquí de Kuwait en agosto de 1990. Ese objetivo explicaría también alguna de las contradicciones que los críticos achacan a la diplomacia catarí, como que no haya mostrado en el caso de Bahréin la misma simpatía que con el resto de las revueltas.

Intereses nacionales

“La política exterior de Catar se mueve por el interés nacional", explica Kamrava en un email. En Siria, como antes en Libia, los gobernantes cataríes habrían llegado a la conclusión de que su líder está acabado y que el derramamiento de sangre no conviene para la estabilidad regional. En Bahréin, por el contrario, han estimado "que los Al Jalifa no van a hacer concesiones a las reformas porque Arabia Saudí no lo permitiría y en consecuencia cualquier esfuerzo en apoyo de los opositores al régimen sería inútil".

Algunos observadores han querido ver un factor religioso en esa actitud. Los Al Thani de Catar son suníes como los Al Jalifa de Bahréin, mientras que el grueso de quienes piden reformas en esa isla-Estado son chiíes. Sin embargo, esa consideración sectaria no ha impedido que el emirato mantenga buenas relaciones con el régimen chií de Irán y haya chocado con la monarquía suní de los Al Saud, de quien hasta hace un par de décadas se le consideraba vasallo.

Del mismo modo, sus gobernantes han sido capaces de mantener la presencia en su territorio del Mando Central (CENTCOM) y una base área de EE UU sin ser tachados de lacayos de la superpotencia como otros aliados de la zona. Oportunistas para unos y realistas para otros, han logrado así cultivar una imagen de neutralidad que hoy en día constituye la mejor baza de su política exterior. Sin embargo, a medida que su actividad diplomática vaya situando a Catar en el centro de la escena, la necesidad de tomar posiciones hará más difícil conservarla.