jueves, 19 de mayo de 2011

PAZ EN ORIENTE MEDIO: EN UN UNIVERSO PARALELO



En un universo paralelo, la reunión entre Obama y Netanyahu en Washington podría de verdad hacer moverse la aguja hacia adelante en el proceso de paz en Oriente Medio. Pero no lo hará. Y Obama no debería insistir en el tema.

TIM SLOAN/AFP/Gettyimages



Esta semana en la Casa Blanca, el presidente “Sí, puedo” se sentará con el primer ministro "No, no lo harás”. El punto fundamental de la agenda será el futuro del proceso de paz palestino-israelí. Una empresa cuya descripción más acertada —al menos por ahora— sería la que lo equipara a un muerto viviente.

Pero no importa. Cuando uno es el presidente del cambio, se debe creer en ello incluso cuando la realidad te cuente una historia diferente. Con renovadas energías por los transformadores procesos producidos en el mundo árabe y genuinamente preocupado porque ninguna negociación se traduzca en problemas para Estados Unidos, Barack Obama quiere esforzarse por lograr grandes cosas en el proceso de paz.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu está igualmente decidido a presentar resistencia a las grandes ideas que contraríen su propia ideología, sus instintos viscerales o las restricciones impuestas por su coalición. El reciente acuerdo de unidad palestina y las manifestaciones allí producidas, orquestadas desde Siria a lo largo de la frontera de Israel con este país, no harán más que contribuir a ayudarle a esquivar cualquier presión estadounidense.

Sería bonito imaginar que de este yin y yang americano-israelí pudiera salir un camino común que significara un paso adelante. Y si viviéramos en algún otro universo paralelo más razonable, podría ser que Bibi y Obama encontraran la senda.

El primer ministro le confiaría al presidente que estaba preparado para tomar decisiones valientes sobre las fronteras y sobre Jerusalén; el dirigente estadounidense podría entonces usar eso con el líder palestino Mahmoud Abbas en los próximos meses para preparar el terreno de cara a las negociaciones y a un acuerdo. Y el naufragio que se avecina en Naciones Unidas este otoño sobre el Estado palestino podría entonces evitarse.

De vuelta a la Tierra, sin embargo, es mucho más probable que la reunión no dé como resultado ni un avance decisivo ni un gran fracaso. Nadie quiere una pelea ahora sencillamente porque no hay proceso de paz sobre el que pelearse. Incluso el presidente entiende lo complejas que se han vuelto las cosas con el acuerdo de unidad alcanzado por los palestinos.

Pero ni el presidente ni el primer ministro tienen una estrategia, excepto pronunciar discursos, y puesto que los palestinos sí tienen una —una iniciativa de la ONU sobre su reconocimiento como Estado— es probable que nos dejemos llevar por defecto hacia esa posición a menos que surja algo mejor.

Es célebre la afirmación del escritor Mark Twain de que la historia no se repite, pero rima. Y ya hemos visto antes numerosas versiones de las reuniones Obama-Bibi.

No hay ahí gran cantidad de química personal o de confianza. Bill Clinton no sentía gran aprecio por Netanyahu, pero entendía al político que llevaba dentro. Obama ni siente aprecio ni entiende al primer ministro israelí. Le ve como un timador profesional y un obstáculo, una especie de gran badén en su camino a la resolución del problema palestino-israelí.

Y en lo que respecta a Netanyahu, éste cree que el presidente es frío y posee poca empatía cuando se trata de comprender las necesidades israelíes. Considera que sitúa a Israel en el contexto del conjunto de los intereses estadounidenses, no de sus valores. Para Bibi, Obama se sitúa en algún punto intermedio entre Jimmy Carter y Bush padre en lo que se refiere a la escala de la sensibilidad hacia lo israelí.

La iniciativa palestina en Naciones Unidas supone un problema porque los estadounidenses no tienen una respuesta que ofrecer

Esta dinámica interpersonal no ha cambiado, pero las circunstancias la han empeorado. Dos años después de su llegada a la presidencia, Obama está incluso más frustrado ante su fracaso para hacer avanzar el proceso de paz. La primavera árabe ha agitado la región con grandes cambios y de alguna manera el presidente cree que debería haber una gran transformación del proceso de paz para acompañarla. Después de todo, Al Fatah y Hamás se están moviendo hacia la unidad y los regímenes libio y sirio están contra las cuerdas. Y si no se hace algo con el proceso de paz, los esfuerzos de los nuevos demócratas árabes pueden verse frustrados por los radicales islámicos.

El presidente es sensible al dolor de los palestinos, pero le preocupa que la iniciativa de la ONU sobre su reconocimiento como Estado solo sirva para empeorar la situación. Está cansado de tener que atender a los israelíes pero no está del todo seguro de cómo hacer avanzar las cosas. La iniciativa palestina en Naciones Unidas supone un problema porque los estadounidenses no tienen una respuesta que ofrecer ante ella. De hecho refleja la dolorosa realidad de que Washington ha perdido una influencia real en un tema muy significativo. Desde la perspectiva de Obama, tras su triunfo sobre Osama bin Laden, encontrarse con Netanyahu y tener que tratar sobre el proceso de paz es un auténtico jarro de agua fría.

Netanyahu no ve el mundo exactamente así. Más que la mayoría de primeros ministros israelíes, él duerme con un ojo abierto. A dondequiera que mire el vaso está medio vacío. La primavera árabe ha traído incertidumbre, ya que Hosni Mubarak se ha ido y quizá Bashar al Assad también. Abbas se ha metido en la cama con Hamás, y ahora Obama —en quien no confía— parece preparado a dar un empujón al proceso de paz a costa de Israel.

Para Netanyahu, el proceso de paz es un dolor de cabeza. Si se pone serio, su coalición se romperá. Tendrá que hacer frente a sus propias barreras ideológicas y a su recelo fundamental hacia los árabes. Sin un proceso de paz, especialmente si se le culpa a él, podría presenciar cómo su relación con Estados Unidos da un giro a peor. Pero, por el momento, en realidad está en una posición bastante buena para avanzar por la cuerda floja.

Sí, los republicanos y gran parte de la comunidad judía organizada le respaldarán. Pero son los palestinos los verdaderos aliados de Netanyahu. Abbas le ha hecho un increíble regalo al unificarse con Hamás. A menos que éste abandone la lucha armada, libere al soldado israelí secuestrado a quien retiene como rehén y reconozca a Israel, Netanyahu es más o menos intocable en casa y puede esquivar la presión estadounidense si es que se produjera alguna. Puede decir que Abbas ha cometido un grave error y que debería volver a las negociaciones en vez de arrimarse a Hamás o Naciones Unidas. Mientras los miembros de Hamás continúen glorificando a Bin Laden y haciendo un llamamiento a la liberación de toda la Palestina histórica, Netanyahu no tendrá que preocuparse mucho por la presión estadounidense.

El único factor imprevisible en todo esto sería que se produjera una versión palestina de la primavera árabe. Sus incursiones al otro lado de la frontera, orquestadas por Siria, en realidad ayudan al primer ministro a eludir las presiones de dentro y fuera de Israel. Pero un levantamiento palestino masivo y continuado —civil y pacífico—en el cual, día tras día, cientos de miles de personas presionen contra los puestos de control en Cisjordania y Gaza, creará una presión real. Es una táctica peligrosa y podría fácilmente conducir a la violencia, y no está claro cómo o por qué influiría en las negociaciones. Pero podría convertirse en parte de la estrategia de los palestinos a la hora de plantear en otoño la iniciativa sobre su Estado en la ONU.

La Administración Obama realmente se encuentra en una posición difícil cuando se trata de lograr la paz entre israelíes y palestinos. Se ha hablado mundo sobre la posibilidad de que el presidente pronuncie un gran discurso para presentar los principios que apoya Estados Unidos sobre los temas importantes, como las fronteras y Jerusalén.

Pero hay que preguntarse qué es lo que realmente se conseguiría con esto. Disgustaría a los israelíes (y a los palestinos también, cuando la Administración hable del tema de los refugiados y descarte el derecho de retorno). ¿Y por qué iría cualquier aspirante a mediador —teniendo en cuenta que la probabilidad de negociaciones en un futuro próximo es prácticamente nula— a querer exponer sus posiciones solo para que éstas fueran atacadas, devaluadas y marginadas? Un
discurso solo serviría para hacer más evidente la brecha entre las palabras de EE UU y sus acciones. Podría convertirse en el equivalente en política exterior del incidente de la plataforma Deepwater Horizon de BP: que pasen 50 días y nadie haya aceptado todavía el plan de paz del presidente.

Cualquier persona honesta admitiría que no hay ninguna opción de que se produzcan ahora unas negociaciones con éxito o un proceso de paz. Una gran idea o iniciativa que intente lanzarlos fracasará. De hecho, meter a Abbas y a Netanyahu en la misma habitación, dado el abismo existente entre ellos, sería un desastre.

En lugar de dedicarse a la diplomacia pública, Obama debería adoptar una actitud silenciosa y discreta. Sin plazos, sin grandes discursos, sin amenazas. Ver tranquilamente qué es lo que Bibi y Abbas están dispuestos a ceder en lo que respecta a los grandes temas; saber a dónde va la unidad palestina y a dónde se dirige la primavera árabe. Por ahora hay que mantener la pólvora seca, y retomar lo del gran discurso más avanzado el año. Puede acabar resultando práctico como visión alternativa de cómo producir de verdad un estado real mediante negociaciones en vez del estado virtual que los palestinos están planeando en Naciones Unidas.

El que no haya buenas ideas para hacer funcionar ahora el proceso de paz no es razón para precipitarse con otras que están a medio cocer. El director de cine Woody Allen no tenía razón: el 90% de la vida no consiste sólo en hacer acto de presencia, consiste en hacer acto de presencia en el momento adecuado. Y ahora no es el momento adecuado para dar un paso importante en el proceso de paz.

De la Guerra Fría a la guerra helada: la lucha por el Ártico



Oso polar

El Ártico, una región olvidada tras el fin de la Guerra Fría, ha regresado a la política internacional como una zona de posibles disputas, gracias al calentamiento global. La importancia de la región volvió al primer plano en la última semana gracias a la filtración de cables de Wikileaks sobre el tema y a un reclamo que anunció Dinamarca.

Se estima que la capa de hielo que cubre el Ártico protege en torno al 25% del petróleo que queda por explotar en el planeta, lo que colocaría a la región al mismo nivel que Arabia Saudita en cuanto a depósitos de "oro negro". También es rico en gas natural, carbón, hierro, plata, oro, zinc e incluso se dice que rubíes.

El deshielo está haciendo que estos recursos naturales sean más accesibles sobre todo para Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca, y Noruega, que son los países que tienen lineas fronterizas con el Ártico.

Y todos ellos codician llevarse un trozo grande de pastel.

El problema no son las fronteras terrestres, que están bien delimitadas, la cuestión que se plantea en estos momentos es de quién es el espacio marítimo y sobre todo de quienes son las enormes riquezas que contiene.

Para resolver esta disputa los cinco países se comprometieron en 2008 a respetar la Convención sobre el Derecho del Mar de Naciones Unidas que hasta el 2014 deberá dirimir las diversas reclamaciones territoriales.

Aumentan las tensiones

Pero a pesar de que hay una voluntad para llegar a un acuerdo de forma legal y pacífica, cables secretos revelados por Wikileaks indican que la disputa por los recursos naturales se está poniendo al rojo vivo, e incluso podría empeorar según dijo a BBC Mundo Robert Huebert, experto en geopolítica del Ártico de la Universidad de Calgary en Canadá.

"Los cables de Wikileaks indican que los daneses creen que tienen el derecho de reclamar hasta el Polo Norte, algo que también creen los rusos (...), lo que podría ser motivo de conflicto en el futuro"

Robert Huebert, geopolítico

"Los cables de Wikileaks indican que los daneses creen que tienen el derecho de reclamar hasta el Polo Norte, algo que también creen los rusos. Esto indica que los reclamos podrían sobreponerse, lo que podría ser motivo de conflicto en el futuro", indica el experto.

Otra señal de que el potencial de un conflicto futuro estaría aumentando es una paulatina e incesante militarización del Ártico. En uno de los cables, diplomáticos estadounidenses hablan de un "potencial incremento en amenazas militares en el Ártico".

Robert Huebert dice que "estamos viendo el reestablecimiento de la capacidad militar. Todos las naciones del ártico a excepción de Canadá están volviendo a desarrollar su capacidad de combate para operar en el Ártico", dice Huebert. "Pero la razón de esto no es dominar el Ártico por la fuerza, sino que la desaparición del hielo como obstáculo está convirtiendo al Ártico en un océano como otro cualquiera que permite a los países actuar en caso necesario".

"El hecho de que Estados Unidos haya establecido un número significativo de aviones de combate en Alaska y el hecho de que tenga un sistema de misiles antibalístico allí no es porque vaya a mantener una guerra aérea con los rusos. Están allí en caso de que algún día Corea del Norte lance un misil. Pero el problema es que si los estadounidenses han desplegado este sistema en el Ártico, Rusia también lo está haciendo", explicó el experto.

Las luchas del siglo XXI

Según se ha conocido, en los cables de Wikileaks se cita el embajador de Rusia ante la OTAN diciendo "el siglo XXI verá una lucha por recursos, y Rusia no debe ser derrotada en esta lucha... La OTAN sabe de dónde vienen los vientos. Vienen del norte".

También se revela que, en abril de 2008, el jefe de la armada Rusia, almirante Vladimir Vysotsky, dijo que "aunque en el Ártico hay paz y estabilidad, no se puede excluir que en el futuro haya una redistribución de poder, incluyendo una intervención armada".

En septiembre de 2010, durante una conferencia internacional sobre el Ártico organizada en Moscú, el primer ministro Ruso, Vladimir Putin, desestimó que la región pueda convertirse en un capo de batalla internacional.

Estados Unidos ha aumentado el número de cazas en Alaska

"Toda especulación sobre una competencia por los recursos árticos son infundadas. A pesar de las existentes disputas territoriales entre las naciones del Ártico, todos los problemas pueden arreglarse por la vía diplomática".

Entretanto, el Kremlin no ha estado inactivo. Moscú reclama un territorio que abarca 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el Ártico y llega al Polo Norte. En lo que es visto por los observadores como un intento de establecer su control territorial, el gobierno ruso está construyendo ocho plantas de energía en el Ártico que podrían entrar en operaciones en 2012.

En 2007, un equipo de científicos de ese país exploró el lecho del océano Ártico a bordo de dos mini submarinos. La misión científica pretendía encontrar evidencias de que una vasta cordillera submarina era la extensión geológica del territorio ruso. Como un gesto simbólico, los científicos plantaron una cápsula de titanio con la bandera rusa a 4.200 metros de profundidad.

Poco después de esto, Canadá anunció que construiría dos bases militares en el Ártico. Sin embargo, a 2001, la construcción aún no ha empezado.

Futuro incierto

Por ahora, está triunfando la voluntad de los países del Ártico de resolver sus disputas por la vía política y de acuerdo a la norma internacional, y según el experto en geopolítica, a corto plazo, no parece probable que la tensión pase al plano militar.

Pero, lo que ocurrirá a largo plazo es una incógnita que algunos miran con temor. Sobre todo porque, además del acceso a los recursos naturales, el deshielo también abrirá nuevas rutas para el transporte marítimo y el turismo así como mayores posibilidades de pesca, algo que también podría convertirse en motivo de tensiones internacionales.

"Va a ser un desastre medio ambiental y no parece que nadie vaya a hacer algo al respecto"

Robert Huebert

Y si esto fuera poco, no hay que olvidar el impacto en el medio ambiente, algo que horroriza a los ecologistas que se sienten impotentes.

Según los expertos estamos ante una paradoja: los recursos que una vez fueron inaccesibles son cada vez más fáciles de adquirir debido al cambio climático. Sin embargo, si se empiezan a explotar, el cambio climático se acelerará en la región, lo que podría tener unas consecuencias devastadoras en el planeta.

"Va a ser un desastre medio ambiental y no parece que nadie vaya a hacer algo al respecto", dice Huebert.

Proceso largo

Pero todavía van a pasar muchos años hasta que se puedan extraer los tesoros del Ártico.

Debido a las difíciles condiciones del territorio ártico, está costando mucho tiempo y dinero a los países lograr mapear el territorio.

Además, en opinión de Robert Huebert, le va a llevar mucho tiempo a la ONU examinar las reclamaciones que tienen que estar acompañadas de pruebas científicas.

El último en finalizar este proceso ha sido Dinamarca.

Esta semana, la cancillería danesa dijo que estaba preparando los documentos para someterlos a Naciones Unidas para apoyar su reclamo y que los publicaría el próximo mes.

Luego el panel de expertos de la ONU tendrá que decidir si aprueba el reclamo o no. Si lo rechaza, Dinamarca tendrá que buscar más pruebas científicas que avalen su reclamación y presentarla de nuevo como le ocurrió a Rusia en el año 2000.

Es una lucha que apenas comienza y que puede volverse más prominente en los próximos años.

Obama presenta hoy un 'plan Marshall' para el mundo árabe


EE UU anuncia sanciones contra el presidente de Siria


Barack Obama presentará hoy un plan Marshall de varios miles de millones de dólares de ayuda económica para el norte de África y Oriente Próximo con objeto de robustecer los Gobiernos resultantes de la ola de protestas que en estos momentos se extienden en la región. El presidente norteamericano llevará la semana próxima esa iniciativa a la reunión del G-8 en Francia en busca de una acción colectiva en la misma dirección por parte de las principales potencias mundiales.


Las ayudas apoyarán a los Gobiernos surgidos de las revueltas populares

Este plan de asistencia de Estados Unidos, que incluye la condonación de 1.000 millones de dólares de deuda, la aprobación de nuevas líneas de crédito y la reprogramación de algunas ya existentes, será parte de la nueva política que Obama ofrecerá al mundo árabe, en un discurso muy esperado en el que abordará el escenario histórico que se vive tras el estallido revolucionario y la muerte de Osama bin Laden.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, no quiso ayer dar detalles específicos sobre ese discurso, pero afirmó que "el presidente ve la situación en Oriente Próximo y el norte de África como una gran oportunidad para Estados Unidos y para los norteamericanos". El plan de ayuda, según otras fuentes oficiales, incluirá proyectos concretos para Egipto y Túnez, los dos países cuyos regímenes han sido ya derribados por movimientos populares, y otras propuestas para las naciones que actualmente intentan seguir ese camino.

La Administración norteamericana teme que el deterioro de las condiciones económicas, ya apreciable en Egipto, pueda hacer aún más difícil la consolidación de sistemas democráticos en una región en la que el alzamiento ciudadano provoca otras muchas incertidumbres. En su reunión del martes con el rey Abdalá de Jordania, uno de los que promueve reformas democráticas, el presidente estadounidense anunció ayudas económicas para respaldar a ese país en ese proceso.

Obama pronunciará su discurso en un momento especialmente delicado de la crisis en el mundo árabe. Desde que la Casa Blanca anunció esta intervención, se han producido violentos choques religiosos en Egipto, enfrentamientos entre el Ejército israelí con palestinos que trataban de cruzar sus fronteras y un agravamiento de la represión en Siria. Paralelamente, se ha agudizado la tensión entre el Gobierno israelí y la Autoridad Palestina que, lejos de aproximarse al diálogo, pueden llegar a un choque de trenes si la Asamblea General de la ONU reconoce en septiembre un Estado palestino.

El presidente norteamericano intentará armonizar esos ingredientes para evitar que lo que surgió como un hermoso esfuerzo de democratizar el mundo árabe desde la base degenere en conflicto global en una de las regiones más estratégicas del mundo.

Obama va a apoyar la sustancia de esas protestas y va a condenar a los Gobiernos que las reprimen, especialmente el de Siria, sobre el que hasta ahora ha actuado con gran prudencia. Esa táctica contemplativa con el Gobierno de Damasco parece haber acabado. El presidente firmó ayer una orden para la congelación de los fondos en EE UU pertenecientes al presidente Bachar el Asad y a seis de sus principales ministros por las violaciones de derechos humanos cometidas contra su propio pueblo.

Con estas sanciones, que incluyen la prohibición a ciudadanos norteamericanos de hacer negocios con las autoridades sirias, Washington rompe definitivamente con Asad, considerado hasta ahora una pieza esencial en el equilibrio de Oriente Próximo, y lo coloca en la lista de personajes en la región de los que es necesario prescindir. Se trata de un paso inesperado y arriesgado dada la enorme influencia de Siria en Líbano, los territorios palestinos y otros países, y su capacidad, por tanto, para sabotear cualquier acercamiento entre israelíes y palestinos.

Es incierto aún cómo de lejos irá Obama en la presentación de un plan de paz sobre ese conflicto en el discurso de hoy. La Administración está dividida sobre la idea de aportar una hoja de ruta concreta o meras ideas generales. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, es partidaria de lo primero, pero el Consejo de Seguridad Nacional se resiste a hacerlo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

un documental de BBC, sobre las grandes marcas como utilizan el sexo y la religion para aumentar sus riquezas

http://www.bbc.co.uk/programmes/b011fjbp/episodes/upcoming

La ignorada batalla de dos poderosos


Alí Jamenei y Mahmood Ahmadinejad. Foto: oficina del ayatola Jamenei

Ahmadinejad se abstuvo de participar en la reunión de su gabinete ministerial debido a la pelea con el líder supremo.

Mientras en los países árabes los gobiernos enfrentan una ola de protestas que ya han tumbado dos presidentes, en Irán se desarrolla una lucha sin precedentes en las más altas esferas del poder.

Esa lucha enfrenta a los dos hombres más poderosos del país, el presidente Mahmood Ahmadinejad y el líder supremo, el ayatola Alí Jamenei.

Y por el momento parece que Ahmadinejad está llevando las de perder.

Las fricciones comenzaron cuando el presidente destituyó al ministro de inteligencia, Heydar Moslehi, decisión que fue rechazada por Jamenei, quien ordenó su restitución.

Ahmadinejad entonces decidió iniciar una especie de huelga no declarada: se mantuvo en casa por 10 días y rehusó asistir a las reuniones de su gabinete ministerial.

"En estos momentos, efectivamente dentro del poder iraní, Ahmadinejad está aislado e incluso varios de sus ministros le desobedecen abiertamente", le explicó a BBC Mundo el español Gustavo Morales, experto en temas iraníes.

Según Morales, "lo que está pasando ahora es que, al no existir un enemigo, ya que la oposición ha sido descabezada, dentro del propio poder iraní se están enfrentando los titulares de los dos poderes, el laico o presidencial y el poder religioso que representa Jamenei".

Paralización

"En estos momentos, efectivamente dentro del poder iraní, Ahmadinejad está aislado e incluso varios de sus ministros le desobedecen abiertamente."

Gustavo Morales, analista

Las luchas intestinas en la cúpula del poder mantienen en una virtual parálisis al gobierno iraní.

"La implicación es que el gobierno comienza a verse paralizado, las leyes no son aprobadas en el Parlamento y la actividad del gobierno está perdiendo fuerza", destacó Morales.

Según el analista, "hasta gente que habitualmente apoya al presidente ha declarado que la desobediencia a Jamenei equivaldría a no acatar a los 12 imanes santos de la tradición chiita".

En un país donde la legitimidad descansa en la supremacía de la cúpula religiosa, el futuro de Ahmadinejad está ahora en entredicho.

"Ahmadinejad no obedeció las órdenes de Jamenei y el líder supremo espera que éste lo obedezca", señaló Hossein Bastani, analista del servicio persa de la BBC.

Figuras de alto perfil en Irán han ido a la ofensiva y han señalado que el presidente no tiene legitimidad sin la bendición del líder supremo, e incluso el parlamento iraní votó una moción instándolo a aceptar la decisión de Jamenei.

El líder religioso llegó a lanzar una advertencia contra "toda manifestación de desacuerdo", aunque no mencionó directamente al presidente.

El enfrentamiento sorprende a muchos, ya que Ahmadinejad llegó al poder con el apoyo directo de Jamenei.

"En 2009, la oposición creyó que hubo fraude, pero Ahmadinejad logró quedarse gracias al apoyo del líder supremo", dijo Bastani.

Consecuencias

Diario iraní

El enfrentamiento entre Jamenei y Ahmadinejad ha sido tema de amplio debate en el país.

Lo que sorprende a muchos es que mientras en la región hay un ambiente de protestas que ha puesto en jaque a varios gobiernos, en Irán la lucha se centra en la cúpula de poder.

Sin embargo, Hossein Bastani señaló a BBC Mundo que esto es resultado de la intensa represión que ha habido en Irán contra los opositores desde las elecciones de 2009.

Según Bastani, tampoco se espera que esta lucha tenga impacto alguno en la política exterior, ya que ésta responde a los dictámenes de Jamenei.

Por el momento, la consecuencia más visible es que las facciones cercanas a Ahmadinejad tienen menos posibilidades de sacar partido en las elecciones parlamentarias de marzo próximo e incluso las presidenciales de 2013.

"En los futuros comicios parlamentarios y presidenciales, Ahmadinejad y sus seguidores no contarán con el apoyo del liderazgo religioso. O sea que tendrán menos probabilidades", le dijo Bastani a BBC Mundo.

EL LARGO CAMINO QUE AGUARDA A TÚNEZ


El Gobierno de transición y sus partidarios deben tener cuidado de no caer en políticas torpes que puedan desaprovechar la oportunidad democrática del país y que conlleven consecuencias negativas para el resto de la región.

FETHI BELAID/AFP/Gettyimages



En medio de la agitación que domina Oriente Medio, en particular la situación en Siria y Libia, Túnez puede parecer hoy un país pacífico que avanza hacia la democracia. Mientras se dispone a organizar las elecciones previstas para el 24 de julio, muchas personas están tratando de constituir partidos con la esperanza de preparar el terreno para un futuro prometedor. El Gobierno de transición ha prohibido a los miembros del régimen del derrocado Ben Alí y el antiguo partido gobernante que se presenten a algún cargo durante diez años, y el primer ministro interino, Beji Caid Essebsi, ha confirmado que el Ejecutivo respalda la paridad obligatoria entre hombres y mujeres para las listas electorales, con unas reglas que garanticen la colocación de las mujeres en puestos en los que puedan salir elegidas. La comunidad internacional también ha expresado su pleno compromiso con el país.

No obstante, un examen más detallado indica que a Túnez le queda mucho para lograr una transición democrática fácil y pacífica. La inestabilidad sigue siendo un problema grave, existe una dicotomía socioeconómica y los tunecinos tienen diferentes puntos de vista sobre las líneas generales de su futuro común.

A Túnez le queda mucho para lograr una transición democrática fácil y pacífica

A diferencia de Libia, Siria e incluso Argelia y Yemen, Túnez ha vivido tradicionalmente libre de tribalismos y otras formas de comunitarismos. Sin embargo, la sociedad tunecina no es homogénea, ni mucho menos. Existe una gran diferencia entre las zonas costeras y las interiores, y la coexistencia de esos dos mundos suele crear tensiones que podrían perjudicar a las elecciones, porque alguna de las partes podría negarse a reconocer los resultados. Bajo el Gobierno de Ben Alí, las inversiones se destinaron sobre todo al litoral, que era asimismo donde acudían la mayoría de los turistas. Por consiguiente, mientras el 70% de la población veía cómo se desarrollaban sus ciudades y sus barrios, el otro 30% tuvo que soportar malas políticas agrarias, un pobre desarrollo industrial y escasas mejoras en materia de servicios sanitarios e infraestructuras. Con la desaparición del dictador, muchos ciudadanos del interior exigen ahora garantías para su futuro. Que el desarrollo les llegue a ellos es la condición que imponen para reconocer o no el proceso político nacional.

Tampoco parece que puedan ponerse de acuerdo los tunecinos sobre qué tipo de futuro debe tener su país. Aunque los habitantes de las grandes ciudades costeras miran con desconfianza el probable ascenso del partido islamista En Nahda, recién legalizado, otros sectores de la sociedad pueden inclinarse más hacia sus posiciones. La población joven y desempleada que encabezó la revolución sólo ha vivido la experiencia de una dictadura de partido único. La caída del régimen y la eliminación de la Agrupación Constitucional Democrática han dejado un vacío político que debe llenarse. Si bien todos están de acuerdo en que los islamistas, seguramente, obtendrán más votos que ninguna otra formación en los comicios (alrededor del 28-30%), nadie sabe cómo sería posible construir un puente entre quienes consideran que ése sería el resultado de un proceso democrático normal y quienes piensan que sería una catástrofe en un país de tradición laica.

Hasta ahora, no se ve demasiada luz al final del túnel a corto plazo. El malestar puede aumentar de aquí a las elecciones legislativas de julio. El Gobierno de transición y sus supuestos partidarios deben tener cuidado para no caer en políticas torpes que puedan contribuir a agrandar la brecha existente en el país. La prioridad debe ser dedicar todos los esfuerzos posibles a lograr que las ciudades y regiones más pobres de Túnez lleguen a ser tan prósperas como la costa, proporcionar asesoramiento y ayuda técnica al Ejecutivo de transición para que las elecciones sean lo más transparentes y democráticas posible e instar al Estado a que se comprometa a llevar a cabo políticas capaces de garantizar la seguridad, la igualdad, la representación política y una mejor distribución de la riqueza. De lo contrario, la revolución tunecina puede correr el riesgo de desaprovechar su oportunidad democrática, con consecuencias negativas para el resto de la región.

Razones a favor y en contra de mostrar a Bin Laden muerto


Fotos de Osama bin Laden

Algunos consideran que publicar las fotos de Bin Laden muerto trae más daños que beneficios.

El presidente Barack Obama anunció que no presentará las fotos que muestran a Osama bin Laden con un agujero de bala en su cabeza, desatando un acalorado debate en Estados Unidos sobre si deberían ser mostradas al público.

EE.UU. dijo que arrojó el cadáver de Bin Laden al océano porque habría sido difícil conseguir un país que lo aceptara a tiempo. También ha habido especulaciones sobre el deseo de evitar que el lugar del eventual entierro se convirtiera en un santuario.

Los funcionarios del gobierno dicen que tienen pruebas irrefutables de su identidad. Indican que que el ADN del líder de al-Qaeda coincide en un "virtual 100%" con el ADN de sus familiares.

Pero la atención se ha centrado en la existencia de fotografías tomadas después de la muerte de Bin Laden. La Casa Blanca tendría una foto del líder de al-Qaeda con una herida grande entre los ojos además de otras de su cuerpo y del funeral en el mar.

En una entrevista dada a la cadena CBS, Obama dijo que no entregarían las fotos, asegurando que las "muy gráficas imágenes" podrían incitar a la violencia y convertirse en instrumentos de propaganda.

"Error presidencial"

León Panetta, director de la CIA, había sugerido un día antes en una entrevista que las fotos se harían públicas eventualmente, aunque no dio fechas.

"Todo el objetivo de enviar a nuestros soldados al lugar, en vez de realizar un bombardeo aéreo, era obtener una prueba irrefutable de la muerte de Bin Laden"

Lindsey Graham, senador republicano.

"Obviamente el gobierno ha estado hablando sobre cómo hacer esto de la mejor manera, pero no creo que haya dudas de que al final una fotografía será presentada al público", dijo Panetta antes de que la Casa Blanca desautorizara su declaración.

El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, dijo que la decisión presidencial de no mostrar las fotos era un error que "prolonga este debate innecesariamente".

"Todo el objetivo de enviar a nuestros soldados al lugar, en vez de realizar un bombardeo aéreo, era obtener una prueba irrefutable de la muerte de Bin Laden", afirmó Graham.

"Yo sé que Bin Laden está muerto, pero la mejor manera de defender y proteger nuestros intereses fronteras afuera es probar ese hecho al resto del mundo".

Libertad de información

Existe la posibilidad de que alguien presente un desafío legal a la decisión de la Casa Blanca bajo la Ley de Libertad de Información, un caso que tendría posibilidades según algunos abogados consultados por el corresponsal de la BBC en Washington, Tom Geoghegan.

El gobierno de EE.UU. ha estado en ese punto antes. En julio de 2003 fue criticado por presentar las fotos de los cuerpos de los hijos del depuesto líder de Irak, Saddam Hussein, Uday y Qusay para probar que las fuerzas estadounidenses los habían matado.

"Pero la decisión fue sin duda un éxito que logró silenciar a la mayoría de las teorías conspirativas", afirma nuestro corresponsal.

Tres años después, una foto del miembro de al-Qaeda, Abu Musab al-Zarqawi, fue hecha pública luego de que su escondite fuera bombardeado por fuerzas estadounidenses.

"Los riesgos de presentarlas sobrepasan los beneficios. Los teóricos de la conspiración de todo el mundo van a decir que las fotos están retocadas de todos modos, y hay un riesgo real de que su presentación sólo sirva para inflamar la opinión pública en el Medio Oriente"

Mike Rogers, jefe del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU.

Geoghegan explica que antes de que el presidente anunciara su decisión, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario de Defensa, Robert Gates, le estaban aconsejando que no revelara las fotos por el temor de que diera la impresión de que Washington se deleitaba con la muerte de Bin Laden y desatara represalias en el mundo árabe.

Una de las personas que ha visto las fotos, el republicano Mike Rogers, jefe del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, dijo que la publicación de las imágenes podría hacer el trabajo de las tropas estadounidenses en Irak o Afganistán "más difícil de lo que ya es".

"Los riesgos de presentarlas sobrepasan los beneficios. Los teóricos de la conspiración de todo el mundo van a decir que las fotos están retocadas de todos modos, y hay un riesgo real de que su presentación sólo sirva para inflamar la opinión pública en el Medio Oriente".

"Imaginen cómo reaccionaría el pueblo estadounidense si al-Qaeda mata a uno de nuestros soldados o a un líder militar y pusieran esas fotos en Internet", dijo Rogers asegurando que "Osama bin Laden no es un trofeo".

Autorretrato violento

También hay quienes aseguran que hay un principio en juego: mostrar el cuerpo de Bin Laden podría comprometer la manera como se ha comportado hasta ahora EE.UU. y que la foto se convertiría en una imagen sucia, definitoria del relato de la muerte de Bin Laden.

En la revista New Yorker clic Phillip Gourevitch se pregunta: "¿Aprendimos algo de la década pasada acerca del abrumador poder de las imágenes de violencia cruda para definir o polarizar un momento histórico?".

"Las fotografías de la cárcel iraquí de Abu Ghraib fueron el documento no oficial de una política no oficial que se suponía que se mantendría secreta, pero nos enseñaron que la foto de la violencia que uno inflige siempre es, en gran medida, un autorretrato".

"Al deshacerse de Bin Laden, Obama ha dado el mayor paso para dejar esa era detrás de nosotros. ¿Queremos una foto del cráneo agujereado de Bin Laden para eclipsar ese momento?", se preguntó el columnista Gourevitch.

La operación proyectó un profesionalismo sin temor y se realizó sin arrogancia ni regodeos -considera Gourevitch- y marcó un distanciamiento de la retórica de "los sacaremos del escondrijo" del gobierno de Bush.

"La muerte de Bin Laden nos permite pasar la página, pero no si esa página queda impresa con una fotografía oficial del trofeo con su cabeza destrozada".

Al-Qaeda "nombra jefe interino"



Saif al Adel

Saif al Adel fue jefe de seguridad de Osama bin Laden.

Al-Qaeda ha nombrado al ex coronel del ejército egipcio Saif al Adel como sucesor interino de Osama bin Laden, según han reportado las cadenas de televisión Al Jazeera en árabe y CNN.

Al Adel es el nombre de guerra del ex coronel del ejército de Egipto Muhamad Ibrahim Makkawi, de alrededor de 50 años, que viajó a Afganistán en la década de 1980 para luchar con los muyahidines contra las fuerzas soviéticas.

Al Adel fue jefe de seguridad de Osama bin Laden y asumió muchas de las funciones militares del comandante Mohammed Atef, después de su muerte en un ataque aéreo realizados por Estados Unidos cerca de Kabu, Afganistán, en noviembre de 2001.

Se sospecha que participó en los atentados de 1998 contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania, que entrenó a los combatientes somalíes que mataron a 18 soldados de EE.UU. en Mogadiscio en 1993 y que formó a algunos de los participantes en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

La información también la trae el diario inglés The Guardian, donde el periodista Jason Burke -experto en la red islámica y autor del libro al-Qaeda, la verdadera historia del islam radical- indica, citando reportes desde Pakistán, que Al Adel habría sido nombrado líder provisional de la organización.

Por su parte, la agencia Reuters cita a Noman Benotam -a quien denomina antiguo asociado de Bin Laden y experto en al-Qaeda-, diciendo "él (Al Adel) está a cargo en términos operacionales y militares. Esto ha ocurrido en respuesta a la impaciencia demostrada por yihadistas en internet, quienes han estado muy preocupados por la demora en anunciar un sucesor".

Papel clave

De acuerdo con Lawrence Wright, autor del libro ganador del Pulitzer "La torre elevada" (sobre los ataques del 11 de septiembre), en 2000 Al Adel ayudó al jordano Abu Musab al Zarqawi (quien más tarde se transformaría en líder de al-Qaeda en Irak y sería muerto por EE.UU. en junio de 2006) a montar un campo de entrenamiento en Afganistán, cerca de la frontera con Irán, para entrenar a jóvenes jordanos, palestinos, sirios y libaneses.

"Él (Al Adel) está a cargo en términos operacionales y militares. Esto ha ocurrido en respuesta a la impaciencia demostrada por yihadistas en internet, quienes han estado muy preocupados por la demora en anunciar un sucesor"

Noman Benotman, antuguo asociado de Bin Laden y experto en al-Qaeda

Lawrence Wright también hace referencia a la biografía de Al Zarqawi escrita por el periodista radical jordano Fouad Houssein. En él aparecen entrevistas con diferentes miembros de la organización, incluido Al Adel, quien es uno -junto al propio Al Zarqawi- de quienes describen elementos clave de la estregia de al-Qaeda, como intentar confrontar a Irán con EE.UU. u obligar a las fuerzas estadounidenses a repartirse entre demasiados focos de conflicto en Medio Oriente, para debilitarlas.

En 1987, Egipto acusó a Al Adel de tratar de establecer un ala militar del grupo islámico al-Jihad, y de tratar de derrocar al gobierno.

Tras la invasión de EE.UU. y sus aliados a Afganistán en 2001, se cree que Al Adel huyó a Irán con Suleimán Abu Ghaith y Saad bin Laden, hijo del fallecido líder de al-Qaeda. Según informes, los tres fueron puestos bajo arresto domiciliario por el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica. Las autoridades iraníes nunca han reconocido su presencia en el país.

Varias cartas y declaraciones supuestamente suyas han aparecido en internet desde 2002, por lo que algunos analistas consideran que todavía está en contacto con los líderes al-Qaeda en la región.

De hecho, el diario francés Le Monde, lo describe como jefe del ala militar de esa organización.

Informes recientes dicen que Al Adel aparentemente fue puesto en libertad y se dirigió hacia el norte de Pakistán, junto con Saad bin Laden.

Golpe para Zawahiri

Si el nombramiento de Al Adel al frente de al-Qaeda pasa de ser interino a permanente, esto representaría un golpe para Ayman al Zawahiri, quien fue durante un tiempo el portavoz más prominente de al-Qaeda (ha aparecido en unos 40 videos y grabaciones de audio desde 2003, el más reciente en abril de 2011).

De hecho, diversos observadores habían señalado a Al Adel como el sucesor más evidente de Bin Laden, ya que era él quien aparentemente estaba a cargo de las operaciones mientras Bin Laden vivía oculto en Pakistán. Aunque el especialista en temas de defensa de la BBC, Frank Gardner, también dijo en su momento que Al Zawahiri no tiene el mismo carisma de Bin Laden y que no sería el único contendiente serio al cargo de líder de al-Qaeda.

martes, 17 de mayo de 2011

Bin Laden no era Geronimo


Salen a la luz nuevos detalles sobre la operación militar de EE UU que acabó con la vida del líder de Al Qaeda

Pasan los días y se conocen más detalles de la operación que acabó con la vida de Osama Bin Laden en Pakistán. Detalles como el número exacto de Navy Seals que participaron en el asalto a la guarida del líder de Al Qaeda o como que la decisión de lanzar el ataque aquella noche del 1 de mayo se tomó porque se temía que el plan acabase filtrándose a la prensa debido a que ya lo conocía demasiada gente dentro de la Administración.

Entre las nuevas revelaciones, una resulta especialmente curiosa y despoja a Bin Laden del nombre en clave que el mundo creyó que se le había atribuido para la operación. Bin Laden no era Gerónimo, nunca lo fue. Gerónimo era la representación de la letra 'G', la fase en la que se encontraba el comando enviado a capturar a Bin Laden en el momento de tener contacto visual con el terrorista y de lo que informaron al cuartel general de la CIA en Langley (Virginia). Cada paso de la misión había sido etiquetado alfabéticamente (A, Alfa; B, Bravo... en el alfabeto militar, la 'G' tiene atribuida la palabra 'Golf' pero por razones internas decidió usarse el nombre de Gerónimo).

Lo que queda probado con los exclusivos datos aportados ayer por la agencia Associated Press y recogidos de fuentes cercanas a la operación es que tanto la Casa Blanca como los soldados protagonistas del asalto sabían que sólo tenían una sola oportunidad, que si Bin Laden se les escapaba -si es que estaba en la casa- podía desaparecer durante otra década.

A punto estuvo de salir todo mal. El elemento sorpresa con el que jugaba la CIA quedó fuera de juego nada más comenzar la misión al averiarse uno de los dos helicópteros desde el cual debían descolgarse los seals. Los militares se vieron obligados a abandonar el aparato -que más tarde volarían- y acceder a la residencia desde la calle en lugar de por el aire y silenciosamente. A bordo de los dos helicópteros Black Hawk habían volado hasta Abbottabad un total de 23 seals, un intérprete y un perro de rastreo llamado Cairo. En total, 19 seals del conocido como Equipo 6 entrarían en la residencia y tres tenían la misión específica de ser quienes encontraran a Bin Laden.

Otros 24 miembros del Equipo 6 esperaban como refuerzo a bordo de dos Chinooks en una zona desierta en Pakistán a una distancia de dos tercios de Abbottabad, donde habían aterrizado tras salir de Jalalabad (Afganistán) y donde esperaban órdenes. Uno de esos dos Chinooks voló luego hasta la guarida de Bin Laden para recoger el cadáver del terrorista, los seals que se habían quedado sin transporte y las armas y material incautado en el asalto.

Desde que comenzó la operación llevó 15 minutos dar con el líder de Al Qaeda y otros 20 (se calcula que unos 23) volar el helicóptero averiado y trasladar a un lugar seguro a una decena de mujeres y 18 niños para que no les afectara la explosión. Al no haber podido acceder por el aire, los seals se vieron obligados a volar paredes y avanzar con la ayuda de explosivos para poder acceder al tercer piso de la residencia, donde se suponía que se encontraba el enemigo público número uno de Estados Unidos. En su avance, los militares de élite encontraron la primera resistencia y dispararon contra tres hombres y una mujer que gritó alertando a los habitantes de la casa. En los tres niveles de la casa, los soldados se encontraron con grupos de niños, según relata AP.

Ya en el tercer piso, los tres seals con órdenes de encontrar a Bin Laden vieron al objetivo al final del descansillo de la escalera por la que habían accedido. Bin Laden también les vio a ellos y corrió a refugiarse a su habitación. Uno de los soldados se apresuró a seguirle. En los aposentos del terrorista, dos mujeres intentaban proteger a Bin Laden y gritaban a los militares norteamericanos. El primer seal que entró en el cuarto apartó a las mujeres temeroso de que portaran chalecos con explosivos. Otro seal había accedido ya a la habitación y disparó contra Bin Laden.

Una bala en el pecho y otra en la cabeza acabaron con su vida. La fase Gerónimo había concluido y así fue notificado a la Situation Room de la Casa Blanca. Osama Bin Laden había sido capturado, muerto. En pocas horas, su cadáver volaría primero hasta la base de Bagram en Kabul (Afganistán) y luego hasta un portaaviones situado en el mar Arábigo, cuyas aguas se tragarían para siempre al hombre más odiado de América.

lunes, 16 de mayo de 2011

ORIENTE EN ARMAS



Oriente Medio está viviendo la mayor y más veloz carrera de armamentos del mundo, y ahora todos quieren ser nucleares. Israel ya lo es y las aspiraciones de Irán están extendiéndose por toda la región. ¿Quién arrojará la primera bomba?


En el Libro de los Jueces, el guerrero judío Sansón, dotado de una fuerza sobrenatural, es seducido por la filistea Dalila para que le revele el secreto de su poder. Cuando ella le corta la melena, sus compinches le capturan y le dejan ciego. En su ira vengativa, Sansón derriba dos columnas de un templo en Gaza, que al derrumbarse acaba con su vida... y con la de miles de filisteos. Fue el primer acto de sacrificio suicida. Según la Biblia, en aquellos tiempos los filisteos, que disponían de armas de hierro, prohibían a los israelitas tener herreros por temor a que adquirieran los medios necesarios para competir en el campo de batalla. Con este pasaje bíblico en la mente, Israel llamó a su programa nuclear Opción Sansón, una estrategia desarrollada sobre todo para disuadir al enemigo (y quizá destruirle), pero también con el potencial para autoaniquilarse.

Ahora, el equilibrio de poder en Oriente Medio está cambiando. Irán es el gran vencedor de la ocupación estadounidense de Irak, y su influencia se ha ido extendiendo poco a poco a Siria y a los países del Golfo. Por contra, la influencia israelí parece haber disminuido desde el fracaso de las negociaciones de Camp David II con los palestinos en 2000. Aquel año, Israel se retiró de forma unilateral del sur de Líbano, un gesto desesperado que repitió cinco años más tarde en Gaza en 2005. Hezbolá y Hamás han pasado de ser milicias islamistas a actores elegidos en las urnas con el firme apoyo de Teherán. Mientras, los regímenes árabesmoderados siguieron reclamando un amplio acuerdo de paz con Israel mediante la iniciativa de la Liga Árabe, presentada en Beirut en 2002 y resucitada en Riad en 2007, a la que Israel no respondió. En una región en la que seguridad es sinónimo de estabilidad, la carrera de armamentos no es nada nuevo, pero la diferencia es que en los próximos años habrá dos potencias nucleares. Más allá de las alertas sobre guerras apocalípticas de los más agoreros, la respuesta sobre cómo podrá avanzar, y quizá terminar, este prolongado conflicto puede hallarse en los orígenes bíblicos y en la misma historia del Estado de Israel.

Tel Aviv disfruta de la hegemonía regional gracias a la habilidad del sionismo para lograr el apoyo de las superpotencias antes y después del Holocausto, una tragedia que despertó una enorme simpatía hacia los judíos en la psique occidental. Mientras, las potencias coloniales europeas colocaban a gobernantes autoritarios en los países árabes para asegurarse el lucrativo recurso energético que constituía el petróleo. Con un colonialismo en declive y un nacionalismo árabe en ascenso, los satélites de Estados Unidos y de la Unión Soviética chocaron en frentes como Oriente Medio y Asia Central. El gran juego del siglo XIX entre la Rusia zarista y la Gran Bretaña victoriana continuó en el XX entre un EE UU capitalista y Moscú y sus aliados. Tel Aviv se convirtió en el amigo más poderoso de Washington en Oriente Medio, una cooperación intensificada debido al atentado del 11-S, y comenzó una nueva guerra fría marcada por un telón verde a lo largo de todo el mundo arabemusulmán y alrededor de un Irán cada vez más irascible y menos receptivo.

El impasse actual entre Occidente y Teherán tiene que ver con la necesidad de mantener la supremacía nuclear de Israel en la región. En 1949, poco después de la proclamación del Estado hebreo, el primer hombre en ocupar el cargo de primer ministro del país, David Ben Gurión, puso en marcha un programa nuclear que la Casa Blanca no respaldó. Sin embargo, Francia y Gran Bretaña aspiraban a recuperar un punto de apoyo en Oriente Medio y querían castigar al líder panarabista egipcio Gamal Abdel Nasser por nacionalizar el Canal de Suez. En 1954, Francia aceptó ayudar a Israel a convertirse en una potencia nuclear. París y Tel Aviv, de paso, acordaron detener a Nasser y otros regímenes radicales y, en 1956, el Ejército israelí invadió la península del Sinaí junto con Francia y Gran Bretaña. Washington y Moscú rechazaron de inmediato la intervención trilateral, pero, a cambio de su papel en aquella aventura, Tel Aviv obtuvo información sobre investigación nuclear y promesas materiales. De Gaulle envió cientos de técnicos al pequeño nuevo país y le ayudó a construir un reactor nuclear de 24 megavatios en 1958 en Dimona, en el desierto del Neguev. Israel ocultó su programa atómico a Washington durante años aduciendo que la instalación era una fábrica textil, más tarde una central de extracción de agua y después una planta desalinizadora. Sin embargo, según el historiador israelí Tom Segev, a mediados de los 60 ya extraía plutonio, e incluso pensó en llevar a cabo una prueba nuclear contra sus vecinos árabes antes de la guerra de 1967. El test no llegó a materializarse, pero se inauguró en la región una estrategia de disuasión: la idea central de la Opción Sansón.

Israel posee un arsenal de 200 cabezas nucleares, según el periodista británico Jonathan Cook. Pero, como en el caso del guerrero bíblico, su fuerza se ha convertido en una carga más que en una ventaja, al fomentar entre sus vecinos la proliferación de armas y dispositivos nucleares. En gran parte como respuesta al poder atómico de Israel, Irán argumenta: si ellos tienen la bomba, ¿por qué no nosotros? Con la excusa de desarrollar energía nuclear para usos civiles, Teherán ha lanzado un ambicioso programa de enriquecimiento de uranio que, según ha reconocido el presidente Ahmadineyad, supondrá pasar de 3.500 centrifugadoras operativas a 9.000 en la planta nuclear de Natanz, una cantidad que, según los expertos, sobrepasa la necesaria para usos civiles.

El régimen de los ayatolás inició su programa nuclear en 1985, empleando como modelo el diseño de las centrifugadoras P-1 paquistaníes, para crear uno propio más tarde: el IR-2 (iraní de segunda generación), con la última tecnología. Hacen falta unas 1.200 centrifugadoras de este tipo para fabricar una bomba nuclear. Irónicamente, fue bajo el régimen del sha (y con el visto bueno de Estados Unidos) cuando se dieron los primeros pasos para hacer llegar la energía nuclear a la entonces Persia. Con la Revolución Islámica, el shamurió en el exilio y a EE UU le salió el tiro por la culata.

REACCIÓN EN CADENA

Aunque se cree que a Irán le faltan varios años para fabricar armas nucleares, sus aspiraciones han generado una onda expansiva en todo Oriente Medio. Ha empezado la carrera: Egipto, Jordania, Marruecos, Libia, Argelia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y otros pretenden entrar en ese club. EE UU firmó un acuerdo sobre energía atómica con Bahrein en marzo de 2008, tras el pacto bilateral de Francia con EAU, en enero de 2008, por el que va a entregar un reactor de 4.000 millones de euros para el programa de energía nuclear de los Emiratos. A cambio, el Gobierno de este país aceptó acoger una base militar francesa de forma permanente cerca de Abu Dhabi, que albergará, en principio, a 500 soldados. Un mes más tarde, la compañía estatal gala Areva firmó con tratos independientes por 84 millones de euros para proporcionar energía a la isla de Palm Deira, en Dubai, el mayor proyecto insular artificial del planeta. Al apoyar de forma tan explícita las intenciones de Washington en Oriente Medio, París parece estar sustituyendo a Londres como gran aliado transatlántico. Aparte del refuerzode tropas, hasta 165.000 soldados en Irak, Estados Unidos mantiene otros 40.000 soldados en otras bases en Qatar, Bahrein y Arabia Saudí.

Tras la invasión iraquí de Kuwait, la presencia militar estadounidense en el corazón de dar al islam (la casa del islam) facilitó a los extranjeros el acceso al petróleo de la región y revivió las comparaciones con la ocupación de los cruzados, aprovechadas por el renegado de la casa Saud, Osama Bin Laden, que culminaron una década más tarde en los atentados del 11-S. Por miedo a un contagio del caos tras el estallido del conflicto de Irak de 2003, y con el fin de mostrar su adhesión a la guerra contra el terror, Arabia Saudí empezó a construir una verja electrificada alrededor de sus fronteras para impedir el paso de rebeldes y aplastar cualquier disidencia interna, empleando una vez más miles de millones de sus petrodólares en comprar material militar a EE UU para proteger al régimen de los grupos islamistas.

En paralelo a la carrera nuclear, se llevan a cabo enormes acuerdos de venta de armas, y ambas cosas se remontan varias décadas. Con independencia de lo (in)útiles que puedan ser los aviones de combate para luchar contra los insurgentes, la venta a Riad de 72 cazas Eurofighter Typhoon que negoció para 2006 la empresa británica BAE Systems ascendía a 15.000 millones de euros. Y no era más que la última parte de los acuerdos de Al Yamamah de compraventa de armas entre Reino Unido y Arabia Saudí –que suponían la transferencia de tecnología estadounidense–, pendiente desde la era Thatcher, en los 80. En diciembre de 2006, el entonces primer ministro británico Tony Blair afirmó que armar al reino de los Saud era una acción de seguridad nacional porque “corrían peligro vidas británicas inocentes”. Asimismo, obligó a la Oficina de Grandes Fraudes (en inglés, SFO) a cerrar el caso contra la empresa, afiliada alMinisterio de Defensa británico, que estaba acusada de sobornos en la venta a Riad de aviones Hawk y Tornado, entre otros materiales militares, en 1985, dentro del que fue hasta entonces el mayor acuerdo de armas de la historia de Reino Unido, valorado en 86.000 millones de dólares. A pesar del veto de Blair (¡hoy, enviado especial del Cuarteto para OrienteMedio y defensor de la creación de un Estado palestino en 2008!), el pasado abril se reabrió la causa contra la compañía. En ella, por cierto, el príncipe saudí Bandar, ex embajador enWashington e hijo del príncipe heredero Sultán, aparece como sospechoso de desfalco en relación con un Airbus y 2.000 millones de dólares que empleó para adquirir propiedades inmobiliarias en EE UU.

Mientras BAE Systems se defendía de las acusaciones de corrupción, Estados Unidos, que también investigaba el asunto, detuvo a varios directivos de la empresa en el aeropuerto de Houston (Texas). Las megamultinacionales no han tomado el relevo, todavía. Y, si lo hacen, Estados Unidos prefiere utilizar las suyas para mantener el monopolio del comercio de armas en Oriente Medio.

ISRAEL, MÁS GOLIAT QUE NUNCA

La venta de armamento no es sólo increíblemente lucrativa, sino que crea una interoperatividad militar entre las fuerzas estadounidenses y las del país comprador, ya que los contratos van acompañados de un paquete de mantenimiento logístico y de formación que asegura que la relación durará entre 10 y 20 años, con la consiguiente elaboración de acuerdos bilaterales para reforzar las alianzas regionales. Esto explica los acuerdos de compraventa de armas por valor de 20.000 millones de dólares entre EE UU y los Estados árabes moderados, anunciados en agosto de 2007. Arabia Saudí se lleva la mayor proporción, pero Kuwait, Qatar, Omán, Bahrein y los cinco emiratos también recibirán una nada desdeñable porción de la tarta durante los próximos 10 años. Asimismo, Egipto ha renovado su acuerdo pendiente por 13.000 millones de dólares.

Estos grandes pactos surgieron como preparación a la conferencia de Annapolis (EE UU) en noviembre de 2007, que pretendía dar un empujón a la paz entre Israel y Palestina. Y preocupaba poder asegurar que Tel Aviv conservara la ventaja militar cualitativa, así que Washington aumentó su oferta a Israel en un 25%, hasta 30.000 millones de dólares para la próxima década. Israel conserva su hegemonía militar regional y Estados Unidos puede seguir apuntalando a sus aliados suníes con nueva tecnología, como los paquetes de municiones de ataque directo conjunto para Arabia Saudí, que pueden suministrar armas guiadas por satélite para los aviones F-15 Strike Eagle comprados a EE UU en los 90. Como repitieron los secretarios de Estado, Condoleezza Rice, y Defensa, Robert Gates, en Yeda (Arabia Saudí) el 1 de agosto de 2007: “Esto no es nada nuevo”. Tenían razón sobre los pactos de venta de armas y sobre las aspiraciones a convertirse en potencias nucleares.

La dependencia del gas natural y del petróleo sale cada vez más cara, a medida que los precios, desde la guerra de Irak de 2003, siguen subiendo hasta niveles inauditos. Egipto, por ejemplo, está intentando diversificar sus fuentes y ha creado un Consejo Supremo de la Energía con el fin de elucubrar el modo de obtener un 20% de sus necesidades energéticas de fuentes renovables, como la energía solar, la eólica y la nuclear. Desde los 40, los científicos de ese país estudian cómo desarrollar su capacidad nuclear, sobre todo en el centro de investigaciones de Inshas (al norte de El Cairo), por cierto, el mismo lugar en el que los jefes de Estado árabes se reunieron en mayo de 1946 y decidieron que Palestina debía seguir siendo árabe y que el sionismo constituía una amenaza para esa nación y otros países hermanos. El sionismo ganó la guerra de 1948, y más tarde, en 1967, Israel aplastó a los ejércitos árabes vecinos y terminó con el movimiento panarabista de Nasser, con lo que las aspiraciones nucleares de Egipto quedaron aplazadas. Sin embargo, hoy, Rusia es el primer candidato a suministrar a El Cairo combustible que le permita volver a poner en marcha su central. Asimismo, en 2005, Moscú acordó facilitar combustible de uranio poco enriquecido para el reactor nuclear de agua ligera cerca de Bushehr, en el sur de Irán, durante los próximos 10 años.

ASIMETRÍA REGIONAL

La diplomacia no ha logrado detener el programa nuclear iraní, que es percibido como una amenaza existencial contra Israel. La propuesta estadounidense de internacionalizar las actividades de enriquecimiento de uranio de Teherán y convertirlas en un programa multilateral no ha tenido respuesta y el Alto Representante de la UE, Javier Solana, no ha podido negociar la interrupción del programa iraní. En la primera división del poder internacional, la Unión Europea tiene escasa credibilidad en Oriente Medio y Asia Central, porque el poder blando europeo en escenarios como Afganistán, Irak y Palestina es percibido en esas regiones como un mero instrumento de la política exterior de poder duro de Estados Unidos.

Un ejemplo de lo que quiere hacer Washington en Oriente Medio es el adiestramiento de batallones de la Guardia Presidencial y las Fuerzas de Seguridad Nacional palestinas en la Academia Internacional de Entrenamiento de la policía en Jordania, al este de Ammán, la misma base utilizada por Estados Unidos para formar a la policía iraquí. Esto no es más que la antesala de las repercusiones que puede tener el informe estratégico encargado recientemente por Condoleezza Rice al general James Jones, enviado especial de EE UU para la seguridad en Oriente Medio, sobre la manera de encajar la solución de dos Estados (Israel/Palestina) en una estructura de seguridad regional.

No obstante, la posición de la Unión Europea junto a EE UU ha suavizado las políticas israelíes y de losneocons. En Líbano, importantes Estados miembros de la UE, como España e Italia, han evitado incluir el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas para la misión reforzada en el país de los cedros (UNIFIL-2), que les habría autorizado a disparar a voluntad y a desarmar a las milicias libanesas por la fuerza. Al poner fin al bloqueo marítimo israelí de Líbano y ayudar a tranquilizar el sur, UNIFIL-2 ha hecho ganar varios puntos a Europa. Las escasas armas enviadas por Estados Unidos al Ejército libanés fueron una buena idea –Beirut necesita adquirir la capacidad de hacer respetar su soberanía–, pero la presión estadounidense sobre el primer ministro, Fuad Siniora, para que despidiera al jefe de seguridad del aeropuerto de Beirut y desmantelara el sistema de telecomunicaciones de Hezbolá fue una clara afrenta para la milicia chií. Ésta reaccionó en mayo de 2008 con la toma de la capital y de otras zonas del país, del mismo modo que Hamás se hizo con el control de Gaza en junio de 2007, cuando Washington apoyó los intentos de Mohamed Dahlan, el hombre fuerte de Al Fatah, por controlar los pasos fronterizos de la franja.

Los paralelismos entre Palestina y Líbano son abundantes. Ambos movimientos islamistas han pedido la reconciliación con los grupos laicos para formar gobiernos de unidad nacional, han sido rechazados y etiquetados de peones de Irán, se han declarado victoriosos tras disparar cohetes sin cesar durante ataques israelíes y han obtenido representación democrática en sus respectivas elecciones. Y ambos están rearmándose y mejorando sus misiles: Hezbolá tiene proyectiles Fajr Katyusha de largo alcance, dirigidos contra Tel Aviv, y Hamás ha mejorado la calidad y la precisión de sus cohetes caseros Qassam, que esta primavera cayeron por primera vez más allá de Ashkelon (a 15 kilómetros de la frontera de la franja de Gaza). Los dos movimientos, el chií Hezbolá y el suní Hamás, comparten la voluntad de perder la vida por su causa: la muerte a cambio de acabar con la ocupación israelí de Palestina y Líbano, por no hablar de la oposición islamista a la presencia militar de Estados Unidos en Irak.

La incapacidad israelí para ganar las batallas asimétricas contra estos movimientos de resistencia ha animado aún más a EE UU a renovar sus envíos de armas. Después de la guerra de 2006 entre Israel y Líbano, Tel Aviv puso en marcha un plan de mejora militar de cinco años. El proyecto Tefen 2012, con un coste de 60.000 millones de dólares, modernizará y completará los arsenales actuales del Ejército con cientos de vehículos de combate Stryker, escuadrones de nuevos aviones de combate F-35 Joint Strike, varios buques de combate de costa, más misiles y carros de combate Merkava. Además, aunque el objetivo del sistema Arrow, financiado por EE UU, es interceptar misiles balísticos de largo alcance procedentes de Irán, Israel también está desarrollando programas de defensa de corto y medio alcance llamados Honda de David y Cúpula de Hierro, para interceptar los proyectiles Fajr Katyusha de Líbano y los cohetes Qassam mejorados de Gaza. Además, Tel Aviv, como El Cairo, sigue recibiendo de forma gratuita excedentes de defensa y de armas desde Estados Unidos, y ha superado a Gran Bretaña como cuarto exportador de material bélico del mundo, según fuentes oficiales israelíes, con sus mercados principales en India y China.

Como sugiere la elección del nombre Honda de David, Israel sostiene que está siendo atacado por un Goliat filisteo, y que eso justifica los ataques preventivos contra sus enemigos. En verano de 2006 intentó aniquilar a Hezbolá, y en septiembre de 2007 atacó Siria para destruir un supuesto reactor nuclear secreto. Un día después de que Israel anunciara la reducción de la cantidad de tropas que había acumulado en los Altos del Golán (tal como Ehud Olmert informó a Damasco, a través de la Liga Árabe), Israel atacó las instalaciones del norte de Siria conocidas con el nombre en clave de Al Kibar, dotadas, en teoría, de material nuclear procedente de Corea del Norte y que trabajaban para Adbul Kader Jan, el padre de la bomba paquistaní. A pesar de la propaganda, el objetivo era el mismo que cuando Israel bombardeó la planta de Osirak (Irak) en 1981: impedir una posible paridad nuclear. En 2004, Israel se negó a revelar su capacidad al OIEA, pero dos años después Olmert declaró de forma implícita que su país posee armas nucleares y que las maniobras delrégimen de los ayatolás tienen como fin obtener esa misma capacidad. Al mismo tiempo que sigue sancionándose a Irán, Israel firmó otro acuerdo nuclear con EE UU, en abril de 2008, para mejorar la seguridad y la tecnología en Dimona.

Antes de la incursión israelí en el norte de Siria, el presidente iraní visitó Damasco. De aquella visita, realizada en julio de 2007, salió un acuerdo de venta de armas entre ambos países por mil millones de dólares, que incluía misiles tierra-tierra y sistemas de combate anticarro y antiaéreos procedentes de Rusia y Corea del Norte, según afirmó el diario israelí Haaretz. Ante el temor de que este contrato fuera una realidad o para intentar romper el creciente chií Olmert inició conversaciones de paz con Siria, a través de Turquía, el pasado mayo, y con Líbano, en junio, por presión estadounidense. Pero ni la paz ni la frágil tregua en Gaza anularán la influencia regional de Irán. Es demasiado tarde. Teherán controla ya partes de Irak y tres islas de los emiratos, goza de firmes vínculos económicos con el golfo Pérsico y con Siria, y apoya a Hezbolá y Hamás como puntas de lanza contra Israel. Mientras los movimientos que dominan respectivamente Líbano y Gaza muestran cómo el poder político está cambiando en Oriente Medio, la inyección masiva de armas está echando más leña al fuego. Y ni todas las tropas estadounidenses estacionadas en Afganistán, Irak y Arabia Saudí, ni todos los buques estadounidenses presentes en el Mediterráneo y ante las aguas territoriales iraníes van a ser un obstáculo para el poder persa. A la vista de su inclinación por los ataques preventivos, es muy posible que Israel sea el primero en arrojar la bomba. Recordemos a Sansón: “Los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida” (Jueces, 16:30).



¿Algo más?

Para una perspectiva del sentimiento de “profunda inseguridad existencial” de Israel, que no desaparece con la posesión de armas nucleares, véase La miel del león, del israelí David Grossman (Salamandra, Barcelona, 2007). Las pruebas de que el actual presidente, Simon Peres, propuso una prueba nuclear para restablecer un mayor grado de disuasión con los vecinos de Israel, y de cómo incluso llegó a pensar en utilizar Cisjordania para situar más reactores nucleares figuran en 1967, Israel, the War, and the Year that Transformed the Middle East,de Tom Segev (Henry Holt & Co., Nueva York, 2007).

Sobre las sinergias entre la política exterior de divide y vencerás de EE UU y la hegemonía regional de Israel, ver Israel and the Clash of Civilizations, de Jonathan Cook (Pluto Press, Londres, 2008). Para analizar la estrategia estadounidense de fortalecer a Israel apoyando al mismo tiempo a los árabes moderados contra el extremismo nuclear de Irán, ver Chain Reaction: Avoiding a Nuclear Arms Race in theMiddle East (Informe al Comité de Relaciones Externas del Senado de Estados Unidos, Washington, febrero de 2008, disponible enwww.fas.org/irp/congress/2008_rpt/chain.pdf). Si quiere leer un argumento convincente para el desarme y la prevención de la proliferación, consulte Weapons of Terror, Freeing theWorld of Nuclear, Biological and Chemical Arms (Comisión para las Armas de Destrucción Masiva, Estocolmo, Suecia, 2006).