Salen a la luz nuevos detalles sobre la operación militar de EE UU que acabó con la vida del líder de Al Qaeda
Entre las nuevas revelaciones, una resulta especialmente curiosa y despoja a Bin Laden del nombre en clave que el mundo creyó que se le había atribuido para la operación. Bin Laden no era Gerónimo, nunca lo fue. Gerónimo era la representación de la letra 'G', la fase en la que se encontraba el comando enviado a capturar a Bin Laden en el momento de tener contacto visual con el terrorista y de lo que informaron al cuartel general de la CIA en Langley (Virginia). Cada paso de la misión había sido etiquetado alfabéticamente (A, Alfa; B, Bravo... en el alfabeto militar, la 'G' tiene atribuida la palabra 'Golf' pero por razones internas decidió usarse el nombre de Gerónimo).
Lo que queda probado con los exclusivos datos aportados ayer por la agencia Associated Press y recogidos de fuentes cercanas a la operación es que tanto la Casa Blanca como los soldados protagonistas del asalto sabían que sólo tenían una sola oportunidad, que si Bin Laden se les escapaba -si es que estaba en la casa- podía desaparecer durante otra década.
A punto estuvo de salir todo mal. El elemento sorpresa con el que jugaba la CIA quedó fuera de juego nada más comenzar la misión al averiarse uno de los dos helicópteros desde el cual debían descolgarse los seals. Los militares se vieron obligados a abandonar el aparato -que más tarde volarían- y acceder a la residencia desde la calle en lugar de por el aire y silenciosamente. A bordo de los dos helicópteros Black Hawk habían volado hasta Abbottabad un total de 23 seals, un intérprete y un perro de rastreo llamado Cairo. En total, 19 seals del conocido como Equipo 6 entrarían en la residencia y tres tenían la misión específica de ser quienes encontraran a Bin Laden.
Otros 24 miembros del Equipo 6 esperaban como refuerzo a bordo de dos Chinooks en una zona desierta en Pakistán a una distancia de dos tercios de Abbottabad, donde habían aterrizado tras salir de Jalalabad (Afganistán) y donde esperaban órdenes. Uno de esos dos Chinooks voló luego hasta la guarida de Bin Laden para recoger el cadáver del terrorista, los seals que se habían quedado sin transporte y las armas y material incautado en el asalto.
Desde que comenzó la operación llevó 15 minutos dar con el líder de Al Qaeda y otros 20 (se calcula que unos 23) volar el helicóptero averiado y trasladar a un lugar seguro a una decena de mujeres y 18 niños para que no les afectara la explosión. Al no haber podido acceder por el aire, los seals se vieron obligados a volar paredes y avanzar con la ayuda de explosivos para poder acceder al tercer piso de la residencia, donde se suponía que se encontraba el enemigo público número uno de Estados Unidos. En su avance, los militares de élite encontraron la primera resistencia y dispararon contra tres hombres y una mujer que gritó alertando a los habitantes de la casa. En los tres niveles de la casa, los soldados se encontraron con grupos de niños, según relata AP.
Ya en el tercer piso, los tres seals con órdenes de encontrar a Bin Laden vieron al objetivo al final del descansillo de la escalera por la que habían accedido. Bin Laden también les vio a ellos y corrió a refugiarse a su habitación. Uno de los soldados se apresuró a seguirle. En los aposentos del terrorista, dos mujeres intentaban proteger a Bin Laden y gritaban a los militares norteamericanos. El primer seal que entró en el cuarto apartó a las mujeres temeroso de que portaran chalecos con explosivos. Otro seal había accedido ya a la habitación y disparó contra Bin Laden.
Una bala en el pecho y otra en la cabeza acabaron con su vida. La fase Gerónimo había concluido y así fue notificado a la Situation Room de la Casa Blanca. Osama Bin Laden había sido capturado, muerto. En pocas horas, su cadáver volaría primero hasta la base de Bagram en Kabul (Afganistán) y luego hasta un portaaviones situado en el mar Arábigo, cuyas aguas se tragarían para siempre al hombre más odiado de América.
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