lunes, 24 de octubre de 2011

Un dictador menos, pero sin vida en la primavera árabe


por Hasan Turk - Profesor Relaciones Internacionales
El fin de Gadafi se puede decir que es un alivio para Libia y para el resto de los países árabes que viven las manifestaciones, porque su asesinato va a ser un ejemplo a otros rebeldes de Siria y Yemen para poder luchar hasta el final.

Según el Consejo Nacional de Transición Muamar Gadafi está muerto. Más de 40 años después de tomar el poder en Libia y tras ocho meses de revolución y guerra contra su régimen dictatorial, el coronel falleció este jueves a manos de los rebeldes en circunstancias aún no aclaradas, porque para los rebeldes fue asesinado en manos de ellos y para la OTAN fue asesinado en un bombardeo al convoy en el que viajaba. En fin, él ya no está. En realidad Gadafi tenía dos opciones, la primera era ser capturado y ahorcado como Saddam Husein o juzgado ante la Corte Penal Internacional, la segunda era ser asesinado por parte de los rebeldes o por la OTAN en una emboscada.

Gadafi durante más de 4 décadas gobernó a Libia sin un título, con mano de hierro y como otros dictadores de la región como Hosni Mubarak, Ben Ali y Bashar el Esad, que querían convertir sus poderes en unas monarquías hereditarias. Pero gracias al joven tunecino Muhammad Bauzazi el que inició la llama de las manifestaciones a los jóvenes árabes, las redes sociales y el apoyo de la comunidad internacional “la Primavera Árabe” dio resultados en Egipto, en Túnez y el último en Libia. La diferencia de Gadafi con relación a otros dictadores fue que luchó hasta el final y pagó con su vida. Se puede decir que la muerte de Gadafi es más preferible que la de otros dictadores capturados como Hosni Mubarak, porque al final no pagan todo lo que hicieron durante sus dictaduras.

El fin de Gadafi se puede decir que es un alivio para Libia y para el resto de los países árabes que viven las manifestaciones, porque su asesinato va a ser un ejemplo a otros rebeldes de Siria y Yemen para poder luchar hasta el final. Sin embargo, estos rebeldes no han recibido la misma ayuda tan incondicional de la comunidad internacional como la recibió el Consejo Nacional de Transición de Libia.

Sin duda, Libia va a ser mucho mejor y más democrático sin Gadafi. No sólo en Libia sino en todas las naciones que viven “la primavera árabe”, porque cada país sigue el ejemplo del otro. Todos los líderes que sean de transición o elegidos democráticamente, más adelante tienen que escuchar la voz del pueblo, porque el pueblo a través de esas manifestaciones han ganado una confianza en sí mismo.

Si fueron capaces de derrocar unas regímenes de 30, 40 años, de hoy adelante van a ser más exigentes con sus nuevos gobernantes y estos dirigentes van a ser más democráticos con su pueblo. Lo que tiene que hacer ahora el pueblo libio es olvidar el pasado, no pensar en venganza y pensar en su futuro uniéndose todos los sectores y sectas del país, aprovechar muy bien sus recursos naturales sin dejar que se aprovechen otras naciones occidentales u orientales. Puede que la guerra no haya terminado en Libia con la muerte de Gadafi, pero tienen que ser muy cuidadosos porque el país se puede convertir en otro Irak y la situación actual de Irak no es nada envidiable ni para los aliados occidentales y mucho menos para los iraquíes.

El gran problema de Oriente Medio es el tribalismo y el sectarismo, la lucha actual en muchas naciones árabes no es por la democracia, aunque la mayoría del pueblo quiere la democracia, más posibilidades de trabajo y una justicia social, pero para los líderes tribales y de las sectas es llegar al poder. Porque el poder estuvo en manos de otros líderes tribales durante décadas y quieren la venganza; por eso, no han podido lograr la tranquilidad en Irak.

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