El referéndum decidirá si es necesario redactar un nuevo texto completo de la Constitución
Los colegios electorales presentan en Egipto una imagen inédita: larguísimas y ordenadas colas en las que ciudadanos de todo signo político y religioso aguardan turno para emitir su voto. Hoy la risa y el ambiente festivo reina a los pies de las pirámides, en el mismo lugar en el que hace sólo cuatro meses los voluntarios del Partido Nacional Democrático de Hosni Mubarak rellenaban urnas ante esta periodista, impedían el paso a los votantes que no iban a darles su sufragio o apuntaban los números de DNI de personas que llegaban en camiones para luego rellenar ellos mismos sus papeletas a cambio de una módica cantidad de libras egipcias. Nada que ver. Es cierto que muchos temen aún que se produzcan irregularidades. Incluso la Comisión Judicial que supervisa el sufragio ha reconocido que algunas papeletas no tienen estampado el sello oficial y se han apresurado a dar potestad a los jueces que vigilan cada aula en la que se vota para que validen con su firma los pliegos.
La jornada ha sido tranquila, aunque ha habido actos violentos, como la agresión al Premio Nobel de la Paz en 2005, el egipcio Mohamed El Baradei, que cuando se disponía a votar la reforma constitucional en un centro electoral en El Cairo, una multitud le ha empujado y ha lanzado piedras contra su vehículo al grito de "No te queremos".
En el colegio de las pirámides hay una urna abierta cuyo contenido aplastan un par de secretarios para hacer hueco. La irregularidad no llama la atención y, aparentemente, la manipulación es un intento de hacer sitio al aluvión de papeletas que los votantes, que se apelotonan en la entrada, esperan juntar a los cientos que ya había en la caja. De madera y cristal con un candado, que ahora está sobre una mesa cercana, para asegurar el cierre, la enorme caja guarda las esperanzas de millones de egipcios. El meñique, el pulgar el índice... cada quien decide el dedo que quiere tintar de rosa para identificarle como votante.
Mohamed, un estudiante de italiano de 20 años dice que votará "sí", mostrando una amplia sonrisa. Cree firmemente que debe haber una reforma antes de dejar el país en manos del próximo Parlamento y no le preocupa, dice, que el presidente pueda decidir no hacer una nueva Carta Magna en el futuro.
Maisara Omán, un trabajador social de 28 años que trabaja en proyectos de desarrollo infantil, es más escéptico en cuanto a las intenciones de los futuros gobernantes y tiene claro que su voto será "no a las enmiendas constitucionales". Se siente feliz de votar por primera vez y cree que es un primer paso pero en su opinión no puede haber un nuevo Gobierno que se apoye en un texto fundamental que considera obsoleto y que se concibió para que una única persona ostentase todo el poder y el control". Tampoco ve claro que balanza que se inclinó en su favor el 11 de febrero siga del mismo lado. "Está habiendo detenciones y torturas por parte del Ejército", señalaba Omán. Una acusación que ha podido comprobar EL PAÍS y que ha sido denunciada por distintas organizaciones de derechos humanos en Egipto.
Unos 45 millones de egipcios de 18 años o más han sido convocados a votar para aceptar o rechazar las enmiendas propuestas cuyas principales modificaciones se refieren a la duración de la presidencia que se limitará dos mandatos de cuatro años y que se contrapone al texto actual, que permitía elecciones cada seis años de forma ilimitada.
Además, de aprobarse los cambios, se permitiría el acceso a la presidencia de candidatos independientes. Algo que favorece directamente a los Hermanos Musulmanes que han hecho un intensa campaña para lograr el "sí". Uno de los cambios propuestos que ha recibido grandes críticas es el endurecimiento de las condiciones que se refieren a la nacionalidad del presidente. Con la actualización del texto tanto el presidente como sus ascendientes, así como sus cónyuges, deben ser de nacionalidad egipcia.
Las enmiendas no han entusiasmado a todos los grupos políticos. En el lado del "no" se encuentran el Tagammu , el Ghad, los Naseristas, el Frente Democrático y el Wafd. El líder opositor y Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, ha afirmado que "mantener la Constitución de Mubarak, aunque sea temporalmente, es un insulto para la revolución". Tampoco al secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa, que al igual que El Baradei ha anunciado que presentará su candidatura a la presidencia, ha mostrado su rechazo a la reforma.
Los principales defensores de la revisión propuesta pertenecen a los Hermanos Musulmanes, el movimiento opositor más organizado, uno de cuyos miembros formó parte de la comisión encargada de preparar las enmiendas. Y también a los restos del desaparecido Partido Nacional Democrático de Hosni Mubarak.
Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades egipcias que asegure que los votantes y los activistas no son acosados o intimidados por las fuerzas de seguridad durante el referéndum de hoy sobre las propuestas de cambio constitucional. Miles de personas que se oponen a una medida que consideran cosmética intentó ayer manifestarse en la plaza Tahrir de El Cairo que desde la revolución se ha convertido en el escenario de las demandas populares. Poco después de la oración del viernes se dirigieron al céntrico lugar y fueron bloqueados por la policía militar que les obligó a huir y dispersarse. Por la tarde varios miles de personas volvieron a congregarse en la plaza de la Liberación.
Durante todo el día tanto los partidarios del sí como los del no habían hecho campaña en las calles intentando explicar sus motivos y concienciar a los ciudadanos de que debían acudir a las urnas. Los Hermanos Musulmanes han llevado a cabo una férrea campaña a favor del "sí" En octavillas distribuidas ayer apuntaban la idea de que la aprobación de la reforma supondría el establecimiento de un Gobierno democrático mientras que votar en contra implicaría que el caos se impondría y volvería a haber una dictadura. El Ejército por su parte en cuyas manos se encuentra el poder desde que el pasado 11 de febrero Mubarak claudicase, había prohibido a cualquier medio tanto árabe como extranjero emitir o difundir artículos de opinión o debates que pudieran influir en la decisión de los votantes.
Al menos dos manifestantes fueron detenidos ayer mientras distribuían panfletos contra el referéndum, según Amnistía Internacional, aunque luego fueron puestos en libertad después tras confiscarles la propaganda, lo que provocó temores de una ofensiva más amplia sobre los opositores al referéndum.
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