Una treintena de niños y sus profesores se han manifestado esta mañana frente a la oficina de Naciones Unidas en Trípoli. "Somos los niños de Libia y queremos la paz", clamaban los pequeños exhibiendo inocentemente sus dibujos. Algunos llevaban pancartas: "Amamos a Libia". Con gorras blancas y verdes y sus uniformes escolares puestos, estos estudiantes declamaron discursos elaborados por sus profesores en árabe, francés e inglés ante un improvisado escenario.
"Las bombas están cayendo sobre nuestras familias y están matando niños", dice un escolar en inglés. Otra pequeña cubierta con un velo rosa suelta un discurso aprendido de memoria como si recitara una poesía en clase. "Sarkozy: ¿por qué atacas nuestras escuelas?". Hasta el momento, hay que decir que no se ha producido ningún bombardeo aliado contra escuelas u otros centros de estudios en Libia. Pero a Sarkozy, en esta manifestación lo han tachado de "asesino".
Nada, de 11 años, dice rodeada de sus profesoras, que la observan atentamente: "No podemos dormir por la noche por culpa de los bombardeos". Aisha, su maestra, la anima a hablar: "Diles que tienes miedo". Y Nada repite: "Tengo miedo". Ante la insistencia de la profesora, lanza un suspiro.
"Hemos organizado un grupo que quiere promover el acuerdo de todos los niños del mundo para que Naciones Unidas les proteja de la guerra y de las armas", dice Salah Salem, profesor de una de las escuelas que han traído a sus alumnos a esta pequeña manifestación.
Según los maestros, en Bengasi los rebeldes están utilizando niños-soldado. "Hay muchos niños de menos de 14 años que están en la guerra, por dinero o por otros motivos", afirma Al Ijmi Mohamed, responsable de las asociaciones infantiles de Trípoli. Los niños, mientras, cantan canciones: "Nuestro líder es Muamar desde 1969 hasta su muerte".
¿Por qué no nos dejan vivir en paz con nuestro lider?", exclama Fawziya, otra de las maestras presentes. "Somos un país que irá tras su líder. Ellos [EEUU y Francia] sólo son vampiros", añade exaltada leyendo un discurso escrito en una libreta de ejercicios.
En un momento dado, como a una señal convenida, la concentración se deshace y niños y maestros se pierden por las calles de la casi vacía ciudad. Las manifestaciones de partidarios del Gobierno libio se reducen a la Plaza Verde y las grandes aglomeraciones de gente son más bien para comprar pan y alimentos o para llenar los depósitos de los vehículos, en previsión de que los rebeldes lleguen a las puertas de la capital.
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