viernes, 25 de marzo de 2011

“NECESITAMOS QUE EE UU Y EUROPA NOS DEJEN EN PAZ”



Directa y combativa, la escritora y feminista egipcia Nawal el Saadawi cuenta a FP cómo la mayor amenaza para un futuro Egipto democrático es la intromisión de las potencias extranjeras.



AFP/Getty Images

FP en español. En este periodo de transición, el país está en manos de un Gobierno militar. ¿Cree que el Ejército apoya de verdad la democracia?

Nawal el Saadawi: El Ejército egipcio respaldó la revolución porque había millones de personas en la plaza Tahrir, unidas contra el régimen de Mubarak, pero puede dejar de hacerlo si la contrarrevolución (iniciada desde fuera y desde dentro) adquiere más poder que la revolución; es un largo combate, pero los millones que constituyen el Egipto unido vencerán.

FP. ¿Los Hermanos Musulmanes pueden llegar a gobernar el país?

N S. Los grupos fanáticos islamistas son minoritarios en el país. Quienes los han fomentado son Sadat, Mubarak, Estados Unidos, Israel... No pueden ganar, porque los millones de egipcios que han hecho la revolución son laicos y tolerantes.

FP. ¿Qué deparará el futuro Egipto democrático a las mujeres?

N S. Las mujeres egipcias revolucionarias están hoy agrupadas en la Unión de Mujeres Egipcias, que estuvo prohibida durante los regímenes de Sadat y Mubarak. La fuerza política de las mujeres y los hombres progresistas, todos unidos, es lo que determinará el futuro del nuevo Egipto.

FP. Usted se presentó a las presidenciales de 2005 como candidata independiente. ¿Lo volverá hacer?

N S. Me presenté contra Mubarak como acto simbólico, para desafiar su poder absoluto y animar a las mujeres a competir con los hombres en todos los terrenos, incluido el político. Ahora tengo 80 años y veo a muchas mujeres que están a la altura de ese reto. Yo soy novelista, no política, y nunca quise ser presidenta ni ocupar ningún otro cargo.

FP. ¿Cuáles son los principales desafíos del Egipto postmubarak?

N S. Las principales amenazas contra la revolución egipcia proceden de las potencias neocolonialistas y sus aliados en el régimen, que permanecen en el poder tras la desaparición de Mubarak, pero la revolución vencerá porque estamos unidos y somos conscientes de sus intenciones.

La revolución libia debe ser la que fuerce a su dictador a dimitir, igual que lo han hecho las revoluciones en Egipto y Túnez. La libertad tiene un precio

FP. ¿Qué opina de la intervención en Libia?

N S. La resolución de la ONU y la intervención militar de Estados Unidos y la Unión Europea en Libia constituyen una nueva guerra colonial por el petróleo de este país, no para salvar al pueblo de las agresiones de su dictador, exactamente igual que la guerra en Irak fue por el crudo y no por la supuesta democracia, ni para salvar a los iraquíes de su dictador.

La mentira de las potencias coloniales es evidente: ¿por qué no intervinieron militarmente esas potencias contra Israel cuando estaba matando a la gente en Gaza y Palestina la semana pasada y durante años? ¿Por qué protegen a otros dictadores, en Arabia Saudí y otros países, contra la voluntad de su pueblo? El doble rasero de las potencias coloniales y neocoloniales, con su ONU, está muy claro, y debemos denunciarlo y condenarlo.

La revolución libia debe ser la que fuerce a su dictador a dimitir, igual que lo han hecho las revoluciones en Egipto y Túnez. La libertad tiene un precio.

FP. En este momento histórico que está viviendo la región, ¿qué actitud o papel esperan las sociedades árabes de Occidente?

N S. Las potencias neocoloniales europeas y americanas pueden matarnos a todos, en Egipto y en la región árabe, para quedarse con el petróleo y apoyar a Israel contra Palestina. Animaron a los grupos islamistas fanáticos a matar comunistas en Afganistán, y ahora están matando Afganistán para matar fanáticos islamistas. El hijo mata al padre y el padre mata al hijo, una historia muy habitual que se repite en los sistemas de clase y patriarcales, tanto antiguos como modernos.

Necesitamos que EE UU y Europa nos dejen en paz, no necesitamos ninguna ayuda, necesitamos comercio justo, no ayuda. Necesitamos que haya igualdad entre países, clases, sexos, razas...

El virus de la revolución va a llegar a todas partes, en Occidente y en Oriente. Es posible otro mundo mejor, pero además es necesario.

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