viernes, 16 de septiembre de 2011

Los que realmente tienen el poder en Libia


Libia

El reto para las autoridades de transición será dirigir un país con heridas de guerra.

Con lo que queda de la influencia de Gadafi, restringida a algunos puestos de avanzada, las autoridades de transición libias se enfrentan ahora al reto de dirigir un país que sale de la guerra.

El Consejo de Transición Nacional, formado en la ciudad oriental de Bengasi para dirigir la revuelta que empezó a principio de año, se está estableciendo poco a poco en la capital, Trípoli, con planes ambiciosos.

Quiere formar un nuevo gobierno interino para finales de septiembre y celebrar elecciones legislativas en ocho meses. El congreso tendrá que redactar un borrador de constitución que pavimentará el camino para unos comicios en el que puedan participar diferentes partidos políticos.

Sin embargo, las estructuras de poder están fracturadas en Libia, lo que crea un potencial conflicto debido a que una gran variedad de grupos, intereses y lealtades presionan por poder.

El crédito por liberar Trípoli

El CTN tendrá que asegurar la cooperación de estos grupos si quiere lograr sus objetivos.

"Tienen muchos retos que superar antes de que las ruedas del gobierno rueden con suavidad", explica Ahmad Fawzi, portavoz del consejero especial de las Naciones Unidas para Libia, Ian Martin.

"Están conscientes del hecho de que necesitan que los vean dirigiendo el país desde la capital, cosa que todavía no han podido hacer", agrega.

Mahmoud Jibril, primer ministro interino

Hace poco, las autoridades de transición pudieron llegar a Trípoli, pero las brigadas llevan semanas allí.

En el corto plazo, esto puede ser una cuestión de imponerse a aquellos que acumularon poder en el terreno durante seis meses de conflicto.

El jefe del CNT, Mustafa Abdul Jalil, y el primer ministro interino Mahmoud Jibril, llegaron recientemente a Trípoli, pero las brigadas que llevaron a cabo la campaña militar llevan semanas allí.

El levantamiento dentro de Trípoli estuvo cuidadosamente planeado para que coincidiera con el asalto de fuerzas berebere de las montañas de Nafousa y Misrata, pero las brigadas de las diferentes regiones han empezado a competir por quedarse con el crédito de ser los liberadores de la capital.

No está claro cuándo serán desmanteladas las brigadas y algunas armas ya han desaparecido.

Se supone que las brigadas responden al Consejo Supremo de Seguridad (CSS), un nuevo cuerpo dirigido por el ministro interino de petróleo y finanzas, Ali Tarhouni, que también incluye a la policía, los ministerios de interior y defensa, así como los consejos vecinales.

No obstante, la estructura de seguridad está fragmentada, las ciudades llevan sus propios asuntos militares, y se cree que los soldados voluntarios se muestran renuentes a obedecer al ejército de liberación nacional. Además, en algunos barrios los consejos han empezado a competir entre ellos.

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Lea: Trípoli, nuevas autoridades y rivalidades

También es posible que las facciones estén divididas. Según varios informes, el fin de semana pasado al menos 12 personas murieron cuando dos grupos de fuerzas anti Gadafi se enfrentaron durante una disputa por armamento pesado.

Las fuerzas de Misrata, que sufrieron un brutal y prolongado estado de sitio por las tropas de Gadafi, han empezado a retar a la autoridad del CNT, pues reportes indican que se rehúsan a regresar tanques abandonados.

Rivalidades regionales

En Misrata esperan reconocimiento por la reciente y terrible experiencia que pasaron, mientras que aquellos en el este y oeste buscan reconocimiento por tantos años de discriminación bajo el gobierno de Gadafi.

En el largo plazo, esto podría contribuir a rivalidades regionales, particularmente una vez que la economía petrolera de Libia se recupere y miles de millones de dólares empiecen a entrar al país.

La revuelta empezó en el este, y hasta ahora los orientales son los que tienen más representación en el CTN. Bengasi tiene nueve miembros frente a los cinco con los que cuenta Trípoli. Además, los residentes de la ciudad del este dominan el consejo del comité ejecutivo.

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Si hay una buena cantidad de gente de afuera (que forme parte del CTN), se puede crear mucho resentimiento, pues ellos tienden a ser relativamente ricos"

Mohamed El-Doufani, analista

Ellos han sido criticados por tardar mucho tiempo en llegar a Trípoli, a pesar de que esto se debe en parte a cuestiones de seguridad.

Jibril prometió que el este, oeste, "e incluso las ciudades que permanecen sitiadas, formarán parte del nuevo gobierno", y el CTN asegura que podría duplicar su tamaño a 100 miembros una vez que se logre la liberar totalmente al país.

Pero incluso el balance de las fuerzas podría causar tensiones. En los últimos días ha habido protestas en Bengasi por gente que dice estar preocupada porque buena parte del poder quede en la capital.

Se espera que las rivalidades regionales eclipsen cualquier división tribal, étnica o cultural.

Si bien las identidades tribales pueden ser socialmente importantes, muchos analistas y autoridades de la transición consideran que es poco probable que tengan un impacto político.

Un "pacto" de transición publicado en agosto promete en su primer artículo proteger los derechos del idioma y la cultura "Amazigh, Toubou y Tuareg, así como otros componentes de la sociedad libia".

Pero otra fuente de tensión es la división entre "los de adentro", que se quedaron en Libia durante la era Gadafi y el conflicto, y "los de afuera" que regresaron del exterior.

"Si hay una buena cantidad de gente de afuera, se puede crear mucho resentimiento, pues ellos tienden a ser relativamente ricos", señala Mohamed El-Doufani, analista de la BBC.

Para el experto, el hecho de que el mundo occidental haya estado tan involucrado en la campaña militar podría reforzar este resentimiento. "Habrá sospechas de que quizás estén hablando en nombre de otro país, o si están ahí por el interés nacional".

Islamistas y seculares

También puede haber una dimensión ideológica, con crecientes discusiones sobre una división entre tecnócratas seculares, que estudiaron y trabajaron en el exterior, e islamistas que se oponían al régimen de Gadafi desde dentro del país.

Abdel Hakim Belhaj

Belhaj pidió trabajar por un "estado civil que respete los derechos y las leyes".

Una de las figuras más prominentes del los seculares es Jibril, quien estudió y enseñó en Estados Unidos y pasó buena parte del conflicto en el extranjero cabildeando para el CTN.

Los personajes más importantes entre los islamistas es Abdel Hakim Belhaj, ex líder del Grupo de Lucha Islamista de Libia, quien fue electo como jefe del Consejo Militar de Trípoli contra los deseos de Bangasi.

Jibril ha negado cualquier desavenencia con Balhaj, mientras que Belhaj ha hecho un llamado para trabajar por un "estado civil que respete los derechos y las leyes", y por que se entreguen las armas.

A pesar de todas las fallas posibles, observadores notan una abundancia de buena voluntad y el potencial de los libios para que ellos solos sean quienes lleven adelante la transición.

El portavoz de la ONU Ahmad Fawsi dijo que era "prudentemente optimista", por lo que no espera el tipo de violencia visto en Irak.

"Se le pidió a los escalones más altos del poder quedarse en casa", explica. Mientras que "aquellos que fueron responsables de serias violaciones a los derechos humanos han muerto o desaparecido".

A otros se les permitirá trabajar para el CTN en los objetivos electorales, de seguridad y justicia. "Es un acercamiento muy maduro a la revolución", concluye Fawsi.

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