sábado, 14 de mayo de 2011

El futuro de al-Qaeda después de Bin Laden


Bin Laden en la TV

Con la muerte de Bin Laden, al-Qaeda quedó sin un líder carismático y convocante.

Bajo el liderazgo de Osama bin Laden, al-Qaeda ("la base", en árabe) fue uno de los grupos extremistas más notorios que el mundo haya conocido. Pero tras su muerte ¿cuánta capacidad operativa tiene la agrupación para reinventarse y realizar ataques como los del 11-S?

Según algunos medios saudíes, Bin Laden pidió en su testamento que su muerte fuera vengada. El temor ante las posibles represalias hizo elevar el nivel de alerta en numerosos países. La pregunta es: ¿es capaz la red de realizar un ataque de dimensiones espectaculares?

Con la desaparición de su líder, coinciden los analistas, el grupo se las verá más difíciles para organizarse, reclutar militantes y recaudar fondos para la yihad. Algo que ya venía sucediendo.

Como le explica a BBC Mundo Jason Burke, periodista del periódico británico The Observer y experto en la red islámica, "tanto al-Qaeda central como sus afiliados han sufrido un gran desgaste en los últimos años".

Con él coincide Fernando Reinares, investigador principal de terrorismo internacional del Real Instituto Elcano de Madrid: "Osama bin Laden muere en un momento en el que, según todos los indicios, al-Qaeda parece tener objetivamente degradadas sus capacidades operativas".

Menos gente, menos dinero, menos apoyo

Según le señaló Reinares a BBC Mundo, el núcleo central de al-Qaeda en este momento no dispondría de más de mil militantes propios. Al-Qaeda en la Península Arábiga no tiene más que "unos centenares" de miembros y lo mismo puede decirse de al-Qaeda en el Magreb Islámico.

Atentados de julio de 2005

Los ataques de 2005 en Londres fueron los últimos atentados grandes de al-Qaeda en Occidente.

Además, "ha visto muy aminoradas sus infraestructuras terroristas desde que se reubicó en las zonas tribales al noroeste de Pakistán y ha ido progresivamente perdiendo apoyo popular en los países con sociedades mayoritariamente musulmanas, aunque continúe siendo entre sustancial y notable en algunos de ellos".

Otro punto sensible es que con la muerte de Bin Laden se cortará el flujo de donaciones de sus contactos personales que, como explica Jason Burke, es una de las principales fuentes de financiamiento de al-Qaeda.

Otras fuentes de dinero son los crímenes como robos de tarjetas de crédito, secuestros de occidentales (especialmente a cargo del subgrupo al-Qaeda en el Magreb) y la microfinanciación a través de contribuciones de los pobladores, "generalmente fruto de la extorsión", apunta Reinares.

Como recuerda Burke, aunque ha habido varios intentos fallidos lo cierto es que desde los ataques de 2005 en Londres, al-Qaeda no ha logrado perpetrar con éxito un gran atentado. "No tienen capacidad. Si pudieran, lo habrían hecho".

No convencional

Revista "Inspire"

Con su revista "Inspire" y otras herramientas de internet en inglés, al-Qaeda busca ampliar su espectro de militantes.

De todos modos, al-Qaeda dista de estar indefensa: sus diferentes ramas cuentan con armas cortas y misiles de tierra y aire que podrían derribar aeronaves (como el fallido intento contra un avión israelí en Kenia en 2002). También tienen campos de entrenamiento en Pakistán, Yemen, Somalia y el norte de África, donde además de destrezas militares se les impregna con la ideología sistematizada por Bin Laden.

Pero como recuerda Burke, el punto fuerte de la red no son las armas ni los explosivos, y, como subraya, el ataque más espectacular que han realizado (el 11-S) no fue ni con las unas ni con los otros. "La importancia de al-Qaeda no reside en los explosivos: cualquiera puede conseguirlos".

Precisamente, "la capacidad convencional militar de al-Qaeda es prácticamente inexistente. Es una organización no convencional, una organización terrorista, no tienen un gran arsenal ni acopio de explosivos. Se trata más de la ideología".

"Lo importante es tener gente que lo haga, reclutar voluntarios, establecer los blancos de los ataques evitando la vigilancia y sistemas de seguridad de los gobiernos occidentales. Esa es la fuerza de al-Qaeda".

Y justamente en ese último elemento reside, según Reinares, la incapacidad del grupo para perpetrar un atentado espectacular. Los sistemas de vigilancia se han reforzado notablemente y la red extremista no ha logrado sortear los sistemas de seguridad.

Tampoco ha puesto en práctica tecnologías como armas biológicas o nucleares.

Ramas

Pero como explica Reinares, uno de los legados de Bin Laden fue "que el terrorismo tiene una multiplicidad de focos" y las múltiples ramas de al-Qaeda han hecho a su estructura operativa mucho más compleja, aunque no necesariamente más peligrosa.

"La amenaza en sí misma no es mayor"

Fernando Reinares, investigador

"La amenaza en sí misma no es mayor", analiza Reinares. El grupo principal, al-Qaeda central, con epicentro en las montañas del noroeste de Pakistán y el que más ataques realiza, cuenta con múltiples ramas asociadas en mayor o menor medida.

Como señaló en una conferencia la semana pasada Daniel Benjamin, asesor contra el terrorismo del Departamento de Estado de EE.UU., si bien el núcleo de al-Qaeda se ha debilitado operacionalmente, los grupos afiliados se han hecho más fuertes. En consecuencia, la amenaza de al-Qaeda se ha diversificado geográfica y étnicamente.

La facción más importante es al-Qaeda en la Península Arábiga, con base en Yemen. Según Benjamin, el grupo es a la vez tecnológicamente innovador y está dispuesto a poner en práctica nuevas tácticas rápidamente.

Le sigue al-Qaeda en el Magreb Islámico, famoso por su capacidad para recaudar fondos a través de secuestro de occidentales. El grupo retiene actualmente a cuatro franceses.

En tercer lugar figuran los movimientos del este de África, con el somalí al-Shaabab a la cabeza. Algunos de sus militantes son estadounidenses y europeos descendientes de la diáspora somalí, lo que preocupa particularmente a las autoridades occidentales.

Les siguen varios grupos más, como el talibán paquistaní y la rama Lashkar-e-Taiba en el sur de Asia.

Pero sin un líder carismático que aúne todas las facciones, muchos dudan de la capacidad de al-Qaeda de realizar un ataque grande en el corto plazo mientras persisten las preguntas sobre quién sucederá a Bin Laden al frente del movimiento.

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