Lo importante para ellos es la muerte de Bin Laden y no consideran su enterramiento un problema
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El mismo día en que Osama Bin Laden murió en una casa de un millón de dólares de un adinerado suburbio de Islamabad, los talibán enviaron a un niño de 12 años a que se suicidara con una bomba y matara así a cuatro personas en un atentado terrorista en Afganistán. Representantes de las principales organizaciones islámicas de Estados Unidos, un país en el que viven 2,4 millones de musulmanes, respondieron este lunes con ese hecho a la pregunta de hasta qué punto les importa el modo en que la Casa Blanca se haya deshecho del cuerpo del líder de Al Qaeda.
La respuesta, expresada de otro modo, es que su enterramiento no es un problema. Lo que importa es su muerte, que es una buena noticia para todos los musulmanes moderados de EE UU. Para ellos Bin Laden no era nadie que representara una corriente mayoritaria del Islam. Era en sí mismo una minoría violenta. "No hemos visto, en la primavera árabe de estos pasados meses en Egipto o Túnez, eslóganes de homenaje a Bin Laden, ni quema de banderas americanas o israelíes. Bin Laden se representaba a sí mismo. Fueron unas revoluciones en las que se pidió dignidad para la gente, libertad y derechos humanos", aseguró en una comparecencia aquí en Washington Haris Tarin, director de la organización Muslim Public Affairs Council.
"Estamos agradecidos al presidente Barack Obama por haber cumplido su promesa y por haberle devuelto la esperanza y haberles ofrecido un alivio a los familiares de aquellos fallecidos en los ataques de Bin Laden", dijo el imam Mohamed Magid, presidente de la Islamic Society of North America. "Ahora rezamos para que curen las heridas de la devastación que provocó el terrorista. Las operaciones del gobierno, sin embargo, demuestran la firmeza con que se han tomado las medidas necesarias para respetar los ideales que Bin Laden quería destruir".
Aun así, estos grupos musulmanes advierten de las posibles acciones futuras de aquellos radicales a los que Bin Laden haya podido inspirar. "Bin Laden era el portaestandarte de una clase específica de terrorismo, que puede incrementar en los próximos meses sus ataques", aseguró Haris Tarin. "Aun así, es un hecho que su apoyo en el mundo islámico estaba en franco declive". Según recientes encuestas del centro de estudios Pew, el apoyo de Bin Laden en Pakistán se redujo de un 52% en 2005 a un 18% en 2010. Era en los territorios palestinos donde gozaba de una mayor popularidad, con un 34% de los apoyos.
La Casa Blanca no ha dado información detallada de cómo se ha librado del cuerpo de Bin Laden, más allá de que ha sido lazado al océano. La tradición islámica pone un especial énfasis en los enterramientos en tierra. Los representantes de los grupos islámicos aquí en EE UU han querido restarle importancia al asunto. "Al Qaeda nos ha tenido preocupados durante muchos años. Hemos recibido informaciones de nuevos ataques terroristas y asesinatos a diario. No es nuestra intención centrarnos en debates teológicos de esa naturaleza", aseguró Sayyid Syeed, de la organización Islamic Society of North America.
"Estamos hablando de alguien que ha considerado objetivos terroristas a todos los americanos, que ha pedido que se vierta la sangre de los norteamericanos de cualquier credo, incluidos los musulmanes. Es alguien cuya doctrina llevó a la muerte ayer a un niño de 12 años y que dijo que los musulmanes que no pensaran como él eran herejes. Nos preocupa más el hecho de que se haya acabado con él que entrar en esa discusión sobre su enterramiento", añadió Sayyid. Estos líderes musulmanes destacaron que Bin Laden no murió en una cueva en Tora Bora, donde se suponía que pasada sus días tras el 11-S. No sufría por su fe en escondites remotos. Vivía en un complejo fortificado en un barrio de lujo mientras mandaba a niños y jóvenes a morir por sus ideas.
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