La oposición asegura que los nuevos disturbios han causado al menos un muerto.- Las víctimas entre los chiíes ascienden así a tres desde el inicio de las protestas
La policía ha cargado esta madrugada con gases lacrimógenos contra los centenares de manifestantes chiíes que se concentran para pedir una apertura democrática en la plaza de la Perla de la capital de Bahréin. La oposición asegura que los nuevos disturbios han provocado al menos un muerto, que se suma a las dos víctimas del martes. El objetivo de las fuerzas armadas habría sido dispersar a la multitud que desde hace un par de días acampa por la noche en la ciudad de Manama tras una jornada de protestas. "La policía está viniendo, nos están disparando con gases lacrimógenos", ha relatado por teléfono un testigo a la agencia Reuters.
"Han entrado en la plaza donde centenares de personas pasan la noche en sus tiendas de campaña", ha dicho otro testigo a France Press, que recoge la versión de otro de los manifestantes que asegura que hay heridos. La carga y las sirenas de ambulancias se ha escuchado desde decenas de metros de la plaza, cuyo acceso ha sido bloqueado.
Miles de bahreiníes se manifestaron durante el día de ayer por tercer día consecutivo para reclamar reformas políticas. Animados por las recientes revueltas en Egipto y Túnez, los chiíes, que constituyen la mayoría de la población autóctona de Bahréin, reclaman una monarquía constitucional que garantice sus derechos en igualdad con los de la minoría suní gobernante. La oposición ha convocado nuevas protestas para el viernes y el sábado.
La muerte de dos jóvenes chiíes en enfrentamientos con la policía en menos de dos días ha enardecido a los manifestantes, que exigen el cese del primer ministro, el jeque Khalifa bin Salman al Khalifa. El jeque Khalifa, tío del rey, lleva al frente del Gobierno desde la salida de los británicos en 1971. Por ahora, no parecen apuntar más arriba. No obstante, durante el entierro de Ali Fadhel al Matruk, el segundo de los jóvenes fallecidos, se oyeron gritos de "el pueblo quiere la caída del régimen", según la agencia France Presse.
Ese lema se popularizó durante las revueltas de Egipto y Túnez. Y para que no quepa duda de sus intenciones, los manifestantes instalados en la plaza de la Perla, en el centro de Manama, la han rebautizado de la Liberación, como la plaza de El Cairo que se convirtió en el símbolo del levantamiento popular contra Hosni Mubarak. Los chiíes llevan años quejándose de discriminación y falta de libertades políticas. Entre 1994 y 1999, sus protestas se saldaron con 40 muertos.
Ahora los manifestantes se esfuerzan por dejar claro que no tienen ningún motivo sectario y que el vecino Irán no está involucrado. El líder de la oposición chií, el jeque Ali Salmán, aseguró durante una conferencia de prensa que no quieren ni la caída del régimen ni la instauración de un Estado religioso como el iraní. Su aspiración, dijo, es "un Estado democrático, una monarquía constitucional, en la que el Gobierno sea elegido por el pueblo". La Casa Blanca pidió a las autoridades que respeten el derecho de manifestación, informa France Presse.
Flanqueado por Arabia Saudí y Catar, Bahréin es mucho menos rico en petróleo que sus vecinos. El reino, que alberga la V Flota estadounidense, es un centro financiero. La televisión estatal, que apenas mencionó la protesta, mostró imágenes de una manifestación de apoyo al rey Hamad en la localidad suní de Riffa, donde residen muchos de los miembros de la familia real.
En Irán, partidarios del Gobierno y simpatizantes de la oposición se enfrentaron durante el funeral de Sanee Zhaleh, el estudiante muerto por herida de bala durante la manifestación reformista del lunes. La agencia Fars, próxima a la Guardia Revolucionaria, aseguró que Zhaleh era miembro del Basij, la milicia auxiliar de ese ejército ideológico que fue instrumental en la supresión de las protestas poselectorales en 2009. Las webs opositoras no niegan que Zhaleh fuera un basiyí, pero insisten en que participaba en la protesta como opositor.
La del lunes fue la mayor manifestación reformista en 14 meses. El líder opositor Mir Hosein Musaví la calificó de "gloriosa". Aunque la dispersión de los participantes hace difícil estimar la participación, las webs reformistas hablan de 1.500 detenidos. El vicejefe de la policía de Teherán, Ahmad Reza Radán, aseguró que solo habían participado 150 personas, según Fars. Su cifra solo agrandaría la brutalidad de la represión, ya que él mismo anunció que un segundo herido de bala había muerto el martes y había otras ocho personas hospitalizadas por la misma causa.
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